Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

15-M : ¡No podemos fallar, no vamos a fallar!

Escribo estas líneas después de recibir dos mensajes, que transcribo al final, en sendos correos electrónicos sobre las acampadas y el movimiento de rebeldía que ocupa tantas plazas y calles españolas.

 

Cuando ya se pasan demasiados días trabajando y malviviendo, soportando todo tipo malas condiciones de vida y ataques y dificultades mil, y por qué no decirlo, sufriendo también por los errores propios inevitables, es lógico que las acampadas que siguieron al 15-M sufran desgaste. Pero no podemos desanimarnos ni fallar. Hay que afrontar la situación con inteligencia y ánimo.

 

Hay que ser conscientes de que, al fin y al cabo, esas acampadas son el momento de la rebeldía pero que no se pueden convertir en el espacio habitual que ahora es necesario para la reflexión, la creación, la movilización y el empoderamiento. Hay que conquistar nuevos ámbitos y nuevas formas de extensión y difusión para que la indignación no sea simplemente una sustancia empaquetada, por muy grandes y numerosos que sea, en unas docenas de plazas españolas.

 

Es preciso concretar propuestas de la manera más rigurosa y radical posible y no limitarse a ofrecer generalidades, ideas vagas que más bien parezcan cartas a los reyes magos de jóvenes ingenuos que las propuestas del pensamiento más moderno y contrastado, para poder «enganchar» en ellas a la mayor cantidad posible de personas, con independencia de su sensibilidad política, de su afiliación, de a quién voten o dejen de hacerlo. Las reivindicaciones que está forjando Democracia Real Ya y el movimiento 15-M que surgió de ella son un buen principio pero hay que depurarlas de las banalidades y errores conceptuales impropios de un movimiento que dice que quiere cambiar el mundo. Son un buen punto de partida que, como se ha empezado a comprobar, suscribe cualquier persona sencillamente amante de la justicia y de la igualdad. Pero que hay que modular y mejorar colectivamente y con la ayuda de tantos expertos dispuestos a ayudar como hay.

 

Es imprescindible explicar todo lo que ha pasado en estos años, populariza los datos indiscutibles de terrorismo financiero que se practica, mostrar de la manera más elocuente posible la estafa y el engaño de los bancos, su comportamiento criminal y miserable para que a la gente no le pueda quedar la más mínima duda de que hay que pararle los pies para siempre a los banqueros y a los grandes multimillonarios porque un mundo libre no puede existir girando solo para que unos pocos ganen cada vez más dinero a costa de la miseria, el sufrimiento e incluso de la muerte de los demás.

 

Es preciso encontrar y asociar a las miles de personas que han perdido sus viviendas, que han sido estafadas y han visto desvanecerse sus ahorros de toda la vida por engaños de los bancos. Hay que animar a los parados y explicarles bien por qué se encuentran sin trabajo. Hay que mostrar a todos ellos que lo que están viviendo no es una desgracia particular sino la parte de un plan general de expolio preparado estratégicamente y consentido por las autoridades.

 

Hay que movilizar a los intelectuales, hay que pedirles que pongan todos sus conocimientos al servicio de este movimiento. Y hay que pedirle a los artistas, a los pintores, a los músicos, a los actores, que creen música, que hagan carteles, que canten y difundan de manera sencilla, afable y atrayente lo que ocurre, que nos llenen de alegría y optimismo para afrontar las dificultades que comporta enfrentarse a quienes lo tienen todo y han demostrado tantas veces que les importa solo el dinero y nada la vida, ni la hacienda, ni el sufrimiento de los demás.

 

Hay que atraerse a toda la gente. No se trata de convertir las plazas en reductos o en enclaves de los convencidos sino en semilleros de energía y fraternidad para salir hacia afuera con fuerza y llenar la sociedad de rebeldía, de inteligencia colectiva, de alegría y de demandas que no pueda negarse a hacer suyas ninguna persona honesta.

 

Termino con los mensajes que recibí de dos personas, cuyos datos personales omito, y que me han llevado a escribir estas líneas para dar ánimo y reforzar la rebeldía y la indignación que no podemos perder.

 

El primero dice lo siguiente:

 

Esta mañana me llaman del banco MBNA para reclamarme el importe de una cuota que tengo pendiente del préstamo (al 28 %) que mantengo con ellos. Les planteo refinanciar dicha deuda, ya que sigo haciendo pagos y la deuda sigue en aumento por la estafa de la banca que nos “gobierna” con unos tipos de interés usureros.

 

Respuesta del banco MBNA:

 

Señor, el banco no puede hacerse cargo de sus dificultades económicas. Los ciudadanos de este país SON LOS ÚNICOS CULPABLES de la crisis que estamos padeciendo, y que un grupo de hippies distorsionan la realidad en las plazas de este país.

 

Y yo le digo a los ciudadanos de este país y del mundo entero: no vamos a dejar de luchar por un mundo mejor, contra los ladrones y estafadores que nos oprimen con la connivencia de los políticos.

 

¡ SIGAMOS REACCIONANDO ¡

 

Abrazos a tod@s.

 

El segundo dice así:

 

Este mensaje va dirigido a todos aquellxs que tenéis memoria, que habéis adquirido con el tiempo la experiencia, que no habéis perdido con el horror y la mentira uno de los mejores valores del ser humano: la esperanza.

 

Nuestrxs jóvenes, esos que parecían estar dormidos y a los que habéis ayudado por fin a hablar ahora os/nos necesitan.

 

Vosotrxs habéis escrito, animadxs por vuestrxs abuelxs, un hermoso, apasionado e inspirador libro: “Reacciona”, donde Hessel nos da tanta esperanza en el futuro que ha sido imposible desoírle.

 

El cansancio empieza a hacer mella en nuestros chicxs, ellos, que están trabajando por nada, que están poniendo su esfuerzo por nuestros hijxs, sus hermanxs menores. Ellos que están ahora agotados nos llaman silenciosamente.

 

A través de mensajes que invaden la red, de falsos comunicados, de malas palabras están siendo desanimadxs…

 

Todos sabemos que el símbolo físico de este movimiento tendrá que evaporarse como la niebla en un día de primavera. Pero con nuestro apoyo, con nuestro respaldo, lograra dejar paso a un radiante sol.

 

Tenemos el deber de acudir en su ayuda, de decir ante el mundo que estamos con ellxs, que ellxs tienen razón. De explicar con palabras cultas, con palabras sabias, con palabras técnicas, con palabras ordenadas, con palabras comunes, que lo que han hecho, lo que están haciendo es bueno. Y que estamos con ellxs. Y que han rescatado la esperanza. Que lo que están haciendo tiene mucho valor: están permitiendo a todas las personas desilusionadas, desesperadas, solitarias, expresar sus miedos y sus ideas, aportar su grano de arena para construir un mundo mejor.

 

Os toca dar un paso al frente y posicionaros. Aunque eso os pueda significar comprometeros.

 

El mundo necesita tener un espejo, un ejemplo de compromiso en aquellas personas íntegras, con sólidos valores éticos, que den un paso al frente que despeje las dudas, que calme los miedos, que les haga saber que no están solos.

 

Tenemos la responsabilidad que tiene la madre ante su recién nacido: sabe que si le abandona morirá. Tenemos que atender sus primeras necesidades, tenemos que hacerlo por todas las generaciones que están llegando. Y por las que están por llegar.”

 

Muchas gracias.

 

No creo que ya hagan falta muchas más palabras mías. Lleva razón el oficinista del banco que contesta al primer comunicante. Distorsionamos la “realidad” que durante tanto tiempo nos han querido imponer sus amos: dinero, dinero, dinero, pisos, pisos y nada que temer porque a Botín y compañía le van muy bien las cosas. No sé si somos hippies o no. Yo no lo soy aunque me siento parte de las acampadas y de esos a los que el oficinista desprecia. No me extraña que un tipo que trata de esa forma a una persona en apuros piense que somos gente sucia y despreciable que se junta con los que no tienen nada más que la miseria que ellos le han creado. Aunque, por qué no decirlo, también deberíamos pensar sobre la imagen que a veces proyecta una parte, no precisamente la más enriquecedora de estos movimientos, sobre el conjunto de quienes nos movilizamos con ellos.

 

Sobre el segundo texto solo me cabe reafirmar mi mayor compromiso y hacer una modesta llamada desde aquí: No podemos fallar, millones de personas necesitan de nuestra generosidad, de nuestra inteligencia y de nuestra disposición a REACCIONAR de su mano frente a los nuevos criminales del siglo XXI.

 

No podemos fallar. El sabotaje pacífico y democrático de este mundo de injusticia es cada vez más urgente. No debemos fallar. Juntemos todas las manos y saquemos fuerzas cada uno del otro y de la otra que está a nuestro lado y reaccionemos. ¡No vamos a fallar!

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