Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Apuntes para una estrategia de cambio. Artículo de Vicenç Navarro

Por su importancia reproduzco aquí un artículo de Vicenç Navarro

Apuntes para una estrategia de cambio

Este artículo subraya la necesidad y urgencia de que se establezca un movimiento popular de carácter político que, sin transformarse en un nuevo partido político, presione para un cambio profundo de las instituciones representativas españolas (incluyendo las autonómicas), para que pueda desarrollarse una democracia más completa, que permita el necesario mejoramiento del bienestar de la ciudadanía y evite la regresión democrática y el retraso social que está ocurriendo en España.

Como he indicado en varias ocasiones, estamos viendo el final de la Primera Transición de la dictadura a la democracia, Transición que se realizó con un enorme dominio de las fuerzas conservadoras (en realidad, ultraconservadoras) que controlaban los aparatos del Estado y la mayoría de los mayores medios de difusión y persuasión. Este dominio quedó reflejado en el sistema político que se estableció durante aquel proceso de Transición, el cual, aún cuando se define como democrático, se caracteriza por su escasísima sensibilidad y calidad democrática. Varios indicadores, entre otros muchos, reflejan tales limitaciones. Uno de ellos es el diseño y composición del Estado y sus políticas públicas, en las cuales las fuerzas conservadoras (de varios signos políticos) tienen gran protagonismo. Otro indicador de la baja calidad democrática es la ley electoral, la cual está profundamente sesgada en contra de amplios sectores de las izquierdas.
Esta situación ha generado un sistema representativo que es distante de la opinión popular, siendo esta última, por lo general, más progresista que las políticas públicas llevadas a cabo por la clase política gobernante. La distancia entre gobernantes y gobernados es enorme en España. La democracia en este sistema llamado representativo se limita a votar cada cuatro años dentro de un contexto sesgado en el que el voto útil y las leyes electorales reproducen un bipartidismo que se considera por la población gobernada como insuficiente y conservador, pues limita las posibilidades de participación en el proceso de decisión. Este conservadurismo explica el enorme retraso social de España (con uno de los gastos públicos sociales por habitante más bajos de la UE-15) y su inhabilidad de admitir que el Estado español es un Estado plurinacional. Estos grandes déficits democráticos se han acentuado con las crisis financieras y económicas actuales, donde las enormes limitaciones de la democracia española aparecen con toda intensidad. La crisis de legitimidad del sistema político hoy existente en España es enorme.

¿Qué puede hacerse?

La mayor causa de esta crisis de legitimidad es la amplia percepción de que el Estado español (sea central o autonómico) no está realizando las políticas que la mayoría de la ciudadanía desea. De ahí el amplio apoyo al eslogan del 15-M de que “no nos representan”. ¿Qué puede hacerse ante esta realidad?

Una medida muy urgente es romper con el fatalismo que parece haberse adueñado de amplios sectores de la población de que no hay nada que pueda hacerse para cambiar tales políticas. El abusivo control de los medios de mayor difusión del país (controlados por la estructura del poder, y muy en especial del financiero) hace que el mensaje procedente del establishment de que “no hay alternativas”, esté calando en la percepción popular. A esta percepción está contribuyendo el mensaje extendido en algunos sectores de las izquierdas radicales de que, a no ser que todo el capitalismo desaparezca y se establezca el socialismo, no hay nada que hacer. Todo lo demás es, como decía una de estas voces, “humanizar el capitalismo”. Y puesto que no se ve que el capitalismo vaya a desaparecer pronto, el mensaje que se transmite es que no hay nada que, mientras tanto, se pueda hacer.

Lo peor de tal postura, sin embargo, es que no entiende como el cambio ocurre. Si el proyecto transformador es ir hacia un proyecto en el que cada persona reciba los recursos según su necesidad, y que éstos se financien según las habilidades y posibilidades de cada persona (lo que solía llamarse socialismo), entonces hay que darse cuenta de que el socialismo se construye y/o destruye cada día en el seno de las sociedades capitalistas. Cuando se crea o refuerza un servicio público de salud universal financiado progresivamente, por ejemplo, se está construyendo el socialismo. Cuando se privatiza su financiación, se está destruyendo. Pues bien, bajo este criterio, e independientemente de cómo se defina el proyecto, hay un enorme potencial de movilización. En realidad, varias encuestas han mostrado que la mayoría de la población en España está de acuerdo con tal principio.

De esta observación deriva la gran importancia de que las fuerzas progresistas utilicen un lenguaje y unos ejemplos de intervenciones públicas con las cuales las clases populares puedan identificarse. Y también es importante referirse a casos concretos dentro y fuera de España de experiencias exitosas (como múltiples ejemplos de cooperativismo, por ejemplo). Hay que mostrar que, en contra de lo que se nos dice, sí que hay alternativas en cada caso y en cada momento. Adoptar posturas totalizantes indicando que los cambios no son posibles a no ser que haya un cambio total del sistema (el fin del capitalismo) es paralizante. No es por casualidad que tales propuestas aparezcan entre intelectuales académicos que tienen sus necesidades inmediatas cubiertas. Las personas con necesidades exigen, con razón, que se les resuelva su problema, no en un futuro lejano, sino ahora. Y las izquierdas tienen que darles una solución ahora, y no sólo en el futuro.

La necesidad de un movimiento político

Hoy la sociedad civil está enormemente agitada. Pero las derechas continúan fuertes, y las izquierdas débiles. ¿Por qué? Una de las razones es la excesiva centralidad de la vida política en la lucha parlamentaria dentro de las instituciones del Estado donde dominan las fuerzas conservadoras. Se necesita que la riqueza de acciones reivindicativas se traduzca en un movimiento político, que no tiene porqué significar un nuevo partido político. En realidad, ya hay demasiados partidos políticos de izquierda. Las izquierdas están atomizadas en España. Lo que se necesita es una movilización de protesta y de promoción de propuestas factibles y reales para cada uno de los problemas que la ciudadanía presenta. La PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) es un ejemplo de ello. Hay que cambiar el centro de la actividad política, sin sustituirla. Es necesario crear la presión para que los partidos realicen lo que la ciudadanía desea, presión que debe ser continua y no limitarse a la esfera legislativa. El movimiento 15-M es un buen ejemplo de ello. Ha tenido un enorme impacto en cambiar la temática y narrativa política del país .

Este movimiento político debería ser la coalición de fuerzas y movimientos sociales, incluyendo también sindicatos e incluso miembros y simpatizantes de los partidos políticos (aún cuando éstos, los partidos políticos, no deberían ni instrumentalizar ni liderar tal movimiento político). Y la movilización debería crear un programa real, factible (que, por definición, la estructura de poder definirá como “utópico”, es decir, irrealizable), siendo responsabilidad de tal movimiento documentar y mostrar que sí, que es realizable. Por ejemplo, tiene que mostrarse que es factible, incluso hoy, en la situación actual, crear agencias públicas de crédito que lo ofrezcan a bajos intereses a las pequeñas y medianas empresas y a las familias, o que es factible garantizar la vivienda en un país con cuatro millones de viviendas vacías, y así un largo etcétera.

Este movimiento debería ser político, es decir, debería presionar para cambiar el sistema político (desde los aparatos del Estado hasta los propios partidos políticos) para hacerlo auténticamente democrático, con unas leyes electorales proporcionales, con una representatividad mayor y no única, complementada y en ocasiones sustituida por otras formas de democracia que incluyan desde referéndums vinculantes a fórums asamblearios de decisión. Y con cambios de los sistemas de información públicos y privados, condicionando la utilización de un recurso público (las ondas radiotelevisivas en el aire) a su diversidad ideológica, puesto que la escasez de tal diversidad es uno de los mayores problemas que tiene la democracia española.

Ni que decir tiene que existirá una enorme resistencia a estos cambios. Pero estos cambios son posibles. Y la propia experiencia española así lo muestra. El problema de la Primera Transición es que los partidos de izquierda abandonaron la movilización popular (en realidad, la desmovilizaron), adaptándose rápidamente a las instituciones del Estado dominadas por las fuerzas conservadoras. Pero hay que ser conscientes de que lo que forzó el fin de la dictadura fueron las movilizaciones populares, lideradas por el movimiento obrero. Y la estructura de poder favoreció su desmovilización dando excesivo protagonismo a los partidos, y dentro de ellos a las élites gobernantes de tales partidos. Esta Segunda Transición no debería caer en el mismo problema. Los partidos políticos son importantes y fundamentales en una democracia. Pero su función (muy acentuada en los partidos auténticamente democráticos y progresistas) es la de transmitir en el lenguaje legislativo lo que exija el movimiento político avalado por la participación popular, en lugar de ser instrumentos de poderes fácticos (tanto religiosos como financieros y económicos) que violan y corrompen el proceso democrático.

Por ello seria aconsejable que se establecieran asambleas en las que se denunciaran las enormes limitaciones de la democracia existente en España y en sus CCAA, con presentación de alternativas factibles y reales que, sin lugar a dudas, crearan una enorme resistencia, hostilidad y represión, como está ocurriendo ya. Pero los jóvenes de todas las edades tienen que ser conscientes de que son los herederos de las movilizaciones de las generaciones anteriores que consiguieron establecer y expandir los derechos políticos, sociales y laborales que ahora nos están sustrayendo.

Este movimiento debería ser muy amplio, abarcando un gran abanico de sensibilidades políticas y sociales, que tuviera como objetivo realizar una segunda Transición que nos llevara de una democracia tan incompleta y de un bienestar tan insuficiente como existe hoy en España a una democracia más desarrollada, que tuviera componentes de representatividad (basada en la proporcionalidad), así como componentes de democracia directa, como referéndums vinculantes (incluyendo derechos a decidir a nivel estatal central, autonómico y local), y formas asamblearias de decisión, expuestas a un amplio abanico de medios de información abierto a todas las sensibilidades. Tal democracia facilitaría la resolución de los enormes problemas sociales y económicos que la mayoría de la población experimenta, pues tales problemas –por difícil que parezca- son de fácil solución científica, aunque de imposible resolución dentro de las estructuras políticas hoy existentes. Así de claro.

11 comentarios

ManuelTirado 15 de mayo de 2013 at 19:54 Responder
leticiapaz 15 de mayo de 2013 at 20:05

Soñamos, nos informamos, nos comunicamos, pero cada día la gente sigue empobreciéndose y las pocas personas con poder de cambiar algo siguen dejando pasar la tormenta y/o enriqueciéndose.

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Ivan 15 de mayo de 2013 at 22:46

Hay que decir que, el modelo que nos propone el profesor Vicenç Navarro ya existe de forma exitosa en naciones hermanas de América Latina que pasaron por la misma situación de crisis que estamos viviendo en España, como Venezuela, Ecuador y Bolivia. Puede que algunos les parezca que estas naciones militan en segunda división o que los procesos de emancipación que allí se están viviendo amenazan nuestros privilegios de ciudadanos de primer mundo, pero la carpintería del cambio no ofrece dudas y la estrategia de la unidad de la clase trabajadora a nivel planetario es la única que puede garantizarnos un futuro mejor para todos.
La existencia de poderosos movimientos sociales con capacidad para negociar programas electorales e impedir que incluso sus propios partidos compromisarios se desvíen de cada pacto electoral (como se ha puesto de manifiesto en Bolivia y Ecuador) es un rasgo esencial de la nueva carpintería política, esencial como contrapoder frente a los lobbies de la burguesía que controlan las instituciones políticas en la mayoría de países, haciendo de las democracias auténticas plutocracias.
Otro aspecto importante es el surgimiento de nuevos partidos compromisarios de los movimientos sociales frente al sistema pluripartidista corrupto al servicio de la burguesía. El MAS, Alianza País y el PSUV son tres claros ejemplos que demuestran la importancia de que la corrupción, los intereses creados y las malas inercias de los modelos pluripartidistas tradicionales dejen paso a partidos que hagan de correa de transmisión de los grandes movimientos sociales. En este aspecto, discrepo de la opinión del profesor Navarro, quien no parece cuestionar en absoluto a los partidos de la izquierda que tendrían que ganar los procesos electorales y convertirse en poder constituyente. Si la transición española fue inmodélica, alguna responsabilidad habrá que atribuir a los partidos de la izquierda (excluyendo al PSOE entre ellos) y a los sindicatos de clase, al menos de complicidad y de incapacidad para reivindicar ante la sociedad y en las instituciones las políticas alternativas.
Si la burguesía no inventó la democracia representativa para suicidarse en su condición de clase minoritaria, habrá que analizar qué aspectos de la carpintería institucional y fáctica le permiten jugar con ventaja. El primero y fundamental es que controlan la creación de opinión pública. La razón de que la burguesía duerma a pierna suelta la noche anterior a cualquier proceso electoral es que controlan los grandes medios de persuasión, en España de forma absoluta, pues también controlan los públicos a través de sus hegemónicos partidos compromisarios. Podría decirse incluso que los medios de persuasión burgueses son los verdaderos contrincantes de los partidos y movimientos sociales de la izquierda real, ya que la clase política gobernante (compromisaria de la burguesía) no es más que un producto mediático más para la ciudadanía. Por estar más allá de la esfera privada del individuo, la política (incluso la local) y la opinión política son productos elaborados y manipulados por los mass media. No debería extrañarle a nadie que los partidos gobernantes en las mencionadas naciones de América Latina estén desplegando una política de confrontación con los grandes medios de persuasión burgueses, generando conciencia de clase y contruyendo medios alternativos.
Sin embargo, no acaba aquí la carpintería de una verdadera democracia. las nuevas tecnologías permiten profundizar en la democracia directa, indiscutiblemente superior a la representativa, y el carácter vinculante de los programas electorales junto a la responsabilidad penal de los representantes políticos dotarían al derecho político de la credibilidad que goza el derecho de obligaciones y contratos. ¿Por qué los ciudadanos nos obligamos e incurrimos en responsabilidad civil y penal mientras la clase política, con poderes especiales que no tenemos el resto de mortales, como el legislativo, el ejecutivo y el presupuestario, pueden actuar como auténticos tiranos sin la menor responsabilidad? Dejémonos de engaños y convencionalismos: la viabilidad de cualquier propuesta electoral requiere solamente capacidad económica y capacidad jurídica. En ambas, la clase política tiene un margen de actuación suficiente como para que sus programas electorales tengan fuerza de ley y que de ello se deriven las correspondientes consecuencias jurídicas para que sea la voluntad de los ciudadanos la que prevalezca, como debe ser en una verdadera democracia.

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Fermes 15 de mayo de 2013 at 22:52

¿Que está pasando? Creo que es hora de enfrentarse a la realidad ¿La verdad?
http://es.sott.net/article/20931-Encadenados-a-nosotros-mismos-II

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josé Guillermo chacón montes 16 de mayo de 2013 at 02:20

Pues yo estoy anclado en ese conservadurismo ajeno al poder que ve como solo hay dos clases de personas en política, las que tienen verguenza y las que no, y el discurso de la izquierda y la acción de la derecha me indican que predominantemente nuestros políticos no tienen verguenza.
Creo que más efectivo que intentar presionarlos será expulsarlos democráticamente de las instituciones, es decir habrá que luchar por ganar cada puesto para evitar que lo ocupen estos sinverguenzas.
Si quieren un analisis más sesudo e hilar fino, vayamos a las actas del congreso, y veamos como siguiendo la disciplina de voto los parlamentarios han mirado para otro lado mientras el país se iba a pique en medio de la corrupción de todos los bandos.
Conveniente una sustitución de las personas, no se si es, pero a mi me lo pide el cuerpo.lo demás son medidas de me enfado, no me enfado, pero sin encarar la margaríta democrática , que desde que algún filósofo lo propuso sirve sobre todo, para desalojar al poder pacíficamente. lo demás son florerias. ( palabro que aparece mucho en el traductor de google y que aún no se para que sirve.)

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eva 16 de mayo de 2013 at 10:50

Qué la clase intelectual de este país supere su ego y trascienda a la sociedad,en calidad de servidores, sin darse codazos con el vecino de Orla ?
Qué los trabajadores de este país asuman su condición de clase y retomen los principios de colectivo, que son su fuerza?
Qué los españoles vean que su futuro vital único y posible es el I+D+I ?
Este planteamiento es genial, vocearlo es fácil, llevarlo a cabo, titánico, si os arremangáis Navarro y tú, podéis contar conmigo.
Es hora de dejar de hablar y empezar a hacer.

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Euplinio 16 de mayo de 2013 at 16:19

Hay una abundante proliferación de textos en el mismo o parecido sentido de este del admirado y muy respetable profesor Navarro, con el que estoy de acuerdo. Tiene un matiz diferenciador en cuanto no menciona una «coalición» o algo parecido de partidos.
La verdad es que, aunque no reine la paz absoluta, en la acera de enfrente quizás estén tranquilos con el «revoltillo» socio-político actual. Ya se sabe que a río revuelto, ganancia de pescadores.
Por desgracia, tengo la sensación que mientras la «masa silenciosa», la «clase obrera», la «gente del barrio» o como queramos llamarla, no sea consciente de verdad de la situación y no haya «algo» o «alguien» importante que la «movilice», decir que NADA hay que hacer sería ser demasiado pesimista, pero POCO sí…

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Euplinio 16 de mayo de 2013 at 16:21

Añado este enlace como complemento al anterior comentario:
http://wiki.15m.cc/wiki/Lista_de_proyectos_pol%C3%ADticos_en_torno_al_15M

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Jano 17 de mayo de 2013 at 19:08

Buenas.
Me temo que no quede otra que entrar el política «en defensa propia».
¿Por qué votar a individuos ajenos a nosotros con la esperanza de que hagan las leyes que queremos?
Creo que es mucho más seguro entrar uno mismo en el parlamento y hacer la ley que uno quiere. Es la única garantía de que se hará.
Hoy, ha salido una señora en la TV que se ha licenciado en derecho para defenderse a sí misma. Sí, ya sé yo que todos no podemos ser diputados ni legisladores; pero tenemos la obligación de proyectar nuestro voto sobre un partido que -al menos- trate de cambiar esta realidad, si no se crea uno nuevo. Sin duda, la atomización de la izquierda/verdes es un enorme problema, aumentado por la atomización de la ¿izquierda? nacionalista. ¡¡Un partidito de izquierdas por cada comunidad!! ¡¡viva la alegría!! Sin duda la derecha se parte de risa. ¿cómo explicarle a los dirigentes de todos esos partiditos que tienen que aparcar su «ego» personal y formar una candidatura única?.
El voto útil existe, pero votar ya al PSOE no es útil dado que es un partido perfectamente domesticado y moldeado al interés de la derecha, ocupando un espacio que ya no le pertenece. De hecho, el PSOE de Zapatero cometió dos errores enormes de los que derivan el resto. UNO: No fué capaz de advertir que (por el voto util) NO LE VOTABAMOS A ÉL, si no que votábamos echar al PP. DOS: Ser tan estúpido como para pensar que heredaba (en lo económico) «la casa del tercer cerdito» cuando -en realidad heredaba la del primero.
Si votamos a IU masivamente y hacemos desaparecer al PSOE (voto útil) ¿qué garantía tenemos de que todos los «partiditos» que la forman no revientan por sus correspondientes «egos» y acabamos en un desastre lamentable?. Por otra parte, no crear partido alguno a nuestra medida y solamente hacer presión en la calle a traves de plataformas «ad hoc» no acabo de verlo claro. No se…..

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Jokin_Zabal@ 23 de mayo de 2013 at 11:14

A partir de la evidencia climática, energética, ecológica y social, parece claro que el capitalismo es el sistema que ha traído hasta aquí nuestro mundo isla, y que degenera rápidamente sometido a sus contradicciones internas.
Parece plausible que si el objetivo es la justicia, la equidad, la igualdad y la solidaridad socioeconómicas, a medio plazo el proyecto deba trascender más allá de las reformas.
Sin embargo, el cambio directo e inmediato desde aquí a una sociedad centrada en los valores humanistas y ecológicos, es cierto, parece muy poco posible.
Desde estas consideraciones, cualquier acción que altere el equilibrio de poderes y promueva los bienes y servicios públicos avanza un paso hacia el necesario cambio de sistema.
Sin embargo, me parece fuera de lugar la atribución de la evidencia y la argumentación de que el capitalismo como sistema ha fracasado y lo que ocurre en todo el mundo solo es evidencia sintomática de ello a «la izquierda radical» y al hecho de «tener las necesidades inmediatas cubiertas»; creo que incluso incurre en la falacia ad hominem, algo previsible de cualquier liberal de tres al cuarto, pero sorprendente viniendo de Vicenç Navarro.
Por otro lado, a la vista del desarrollo de los acontecimientos, aún está por comprobar si pueden funcionar alternativas que en el fondo no cuestionen la lógica del Business As Usual de nuestra cultura.

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pepeduran 26 de mayo de 2013 at 09:01

Muy de acuerdo con lo que expresa en general V. Navarro.
1.Estamos -YA- en una situación social bastante insostenible y que tiene todos lo visos de acentuarse aún más y no ir a mejor en un futuro cercano.
2. Las élites gobernantes, económicas,culturales,sociales.. están demostrando continuamente y día que no están en condiciones (subjetivas y materiales) de poder ofrecer una alternativa al desbarajuste en que se/nos han sumido a toda la sociedad.
3.Es por ello que esa NECESARIA Segunda Transición o Regeneración Política-Económica-Social-Cultural, solo podrá ser realizada a través de unas nuevas formas/organismos/organizaciones político-sociales.
4.Tal Transición como índica el nombre se tratará de un «tránsito» el cual solo podrá llevarse a cabo (por el necesario y material respeto a las relaciones de fuerzas existente) mediante consensos entre las nuevas fuerzas político-sociales y las viejas.- los actualmente establecidos «poderes fácticos». Es decir habría que hacer una transición fundamentada en la necesidad de nuevas formas político-sociales y económicas pero partiendo y teniendo en cuenta ,también y al mismo tiempo, la realidad de las actuales formas y poderes.La Historia se realiza contando con todas las fuerzas en juego realmente existentes, otra cosa, unilateral, llevaría a sumirse en formas aun peores, más caóticas y destructivas..
5. El elemento fundamental que faltaría para una tal Transición es la creación y el amplio desarrollo de la participación/organización ciudadana a través de órganos propios ( comités de barrios,asambleas ciudadanas…) con los cuales puedan entrar verdaderamente con fuerza (real y materialmente) en el juego de lo Político, en el juego de poder decidir qué políticas, qué economía, qué todo… es preciso hacer para que las cosas marchen en el sentido de una sociedad justa, libre, solidaria.. de tod@s y para tod@s.
6. Esto último que es lo más importante y decisorio para una tal Transición, es lo que falta, y es lo que parece muy difícil que se pueda desarrollar con la rapidez que la situación Histórica requeriría.
7. Todo esto hace que nos encontremos en una situación de Impasse, de como una imposibilidad de moverse la sociedad y las instituciones, de inmovilismo.
8. Es por todo ello que la opción/alternativa más plausible y real para no quedarnos en la actual situación tan supernegativa de «sociedad de estatua de piedra» pasaría por una amplia confluencia de fuerzas ya organizadas ( partidos, sindicatos,movimientos sociales) en torno a unos elementos mínimos pero imprescindibles: medidas reales y efectivas contra el paro, la pobreza/miseria,corrupción, vivienda, sanidad, educación,reforma de ley electoral y de partidos, por una Europa de los pueblos….
9. Solo una alternativa de este tipo podría devolver la esperanza y la ilusión de la gente hacia la Política/lo Político y con ello poder entrar en una dinámica histórica positiva e ilusionante más allá de la actualmente caótica-catastrófica en que nos tiene instalados el poder demencial del capital financiero.
10. ¡Democracia de los Pueblos o Barbarie!
Salud.

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