Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

República… y algo más

Ahora que veo a mucha gente en las calles reclamando la república se me ocurre pensar si lo importante es la forma de gobierno y no el espíritu y la emoción con que se gobierna.

De hecho, a nuestro alrededor hay repúblicas odiosas en las que no se respetan los derechos humanos y en donde las personas viven esclavizadas mientras que hay monarquías en donde se está más cerca de la libertad, de la igualdad y la fraternidad.

¿Qué república, por ejemplo, podríamos tener de la mano de esos republicanos que ayer sacaban a la calle guillotinas cuando la reivindicaban?

Quienes ahora reclamamos la república no deberíamos olvidar que no toda república es capaz de traer consigo el «orden político de la dignidad», en expresión también de esos dos filósofos, que es el que hace que «los individuos sean iguales, libres y fraternos. Es decir, ciudadanos independientes civilmente, que no tengan que pedir permiso a nadie para existir con dignidad».

Para ello no son precisamente guillotinas lo que se hace más necesario sino empatía y comprensión y un gran esfuerzo para que la ciudadanía en su conjunto y no solo una minoría asuma como una cuestión vital que la justicia, la paz y el respeto a la vida, a las personas y a la naturaleza, son la base de la convivencia entre los seres humanos.

Yo abogo también porque haya un referendum y el pueblo pueda elegir entre monarquía y república. Pero no soy tan ingenuo como para pensar que con la república basta si no cambiamos nosotros y si no cambia el modo en que contemplamos a cualquier «otro» y nos relacionamos con él, es decir si no nos hacemos antes republicanos incluso estando en una monarquía. O si no desaparece el «pecado estructural», del que también hablan Carlo Fernández y Luis Alegre, en el que estamos inmersos.

17 comentarios

Rebeca 3 de junio de 2014 at 10:15

No lo podías haber explicado mejor. Pues si, prefiero una mornarquía controlada desde las fuerzas del poder, a la que se le exija transparencia y buen hacer, a una república llena de gente con mucho sentír y poco pensar. «El tonto mira el dedo» dice el refrán, y me da a mí que hay muchos a los que le está pasando. Yo no me considero monárquica, más bien apoyo la legitimidad y tampoco quiero cambios repentinos sin reflexiones. La gente a la que le gusta la política, que tampoco son muchas, debería pensar cómo quiere a España, y no me refiero en su forma, sino en su contenido. El verdadero cambio de España sería que la gente fuese más consciente de la política y de las gestiones que hacen en ella los políticos de éste pais, ese es el verdadero cambio, no que entre Felipe ó no. Si Felipe, persona preparada, con contactos exteriores, bien relacionado es un activo para éste pais, no lo perdamos.

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Pepe López 3 de junio de 2014 at 10:27

Efectivamente, la república, por si sola, no garantiza una España mejor. Una monarquia parlamentaria como la que tenemos es perfectamente compatible con una España más democrática. Creo que expresiones que estamos escuchando ultimamente como «o monarquia o democracia» no aportan nada. Cualquiera de las formas tiene ventajas e inconvenientes, se trata de elegir lo que más nos convenga.

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Gabriela 3 de junio de 2014 at 11:49

Yo no soy monárquica y no quiero monarquía. Eliminaría la monarquía de la Constitución.
No quiero una República. No quiero un Presidente de la República.
No añadiría más representantes.
Una Democracia y el Presidente del Gobierno sería el representante de España. Y las Cortes Generales como están, que hay suficientes Diputados y Senadores.

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Jesús Cano 3 de junio de 2014 at 13:01

Muy bien expresado. Las repúblicas bananeras también existen. Lo importante es luchar por elevar la calidad de la democracia (ahora por los suelos). Además. ¿están todos los españoles de acuerdo? Para eso, el referéndum es la solución, pero, mientras tanto, tranquilidad. Puede haber ruido de sables, no lo olvidemos.

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Nostromo 3 de junio de 2014 at 16:41

Juan, no es la republica lo mas importante. Lo importnate somos todos. Es la necesidad de nuestro pueblo para poder decidir. Finalmente. Tras ocho decadas.
Una propuesta de republica sera el terremoto que nos permitira construir una verdadera democracia sobre los escombros de la transicion del 78…
La transicion de la mediocridad.
Es el momento de darle la voz al Pueblo. A ese Pueblo al que se le nego la capacidad de decision en el postfranquismo, en la transicion sin ruptura, permitiendo que los responsables nunca asumieran sus responsabilidades, atada al concepto dominante de que ‘mas vale esta mediocridad que una dictadura militar’…
El miedo.
El gran protagonista de la transicion. Alguien puede negarlo? Que de un paso al frente.
Demos la voz al Pueblo. Como Democratas verdaderos. Ahora. Luego, ya veremos.
Dependera de nosotros…. Lo que sea de nuestro pais.
Que es nuestro. Y no de las elites.
Fdo: Pedro Prats

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Beimler 3 de junio de 2014 at 17:48

En españa la república significa una cosa muy concreta,basada en la experiencia de la 1ª y 2ª.Significa que el pueblo se pone en marcha y entra en política para hacer su propia historia,significa participación popular y democracia.O sea gobierno del pueblo,no de los oligarcas,como ahora.Significa un desplazamiento del poder desde el capital hacia las clases populares(trabajadoras y medias).Significa,en definitiva,un cambio en la clase dominante.Esto fue la 2ª República,por esto nos la quitaron y no nos la han devuelto nunca,en esto piensa la gente que se manifiesta a su favor.

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Jose Lafuente 3 de junio de 2014 at 19:38

Dado que la Segunda República acabó como acabó, y que la actual monarquía empezó como empezó y vino de donde vino, me parece bien un referéndum.
Y si ellos fuesen listos (él incluido), lo harían… porque tal vez incluso lo ganarían. Siguen teniendo los medios de comunicación en su poder. ¿A quién votarían esos miles de personas, millones, que no se pierden sus programas «rosa» ni las revistas de papel «couché» donde tan bien quedan todas estas cosas de la realeza y sus aledaños? ¿A quién votarían todas esas personas que hacen colas en determinadas casetas de las Ferias del Libro para estar cerca de sus ídolos e incluso llevan a sus hijas adolescentes? Son miles ¿millones?

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ratio et civitas 3 de junio de 2014 at 21:09

¡Cerebro la cordura de los que escriben!
Nunca me ha interesado la cuestión de la República o de la Monarquía, por una sencilla razón: siempre he partido de la importancia de la «autogestión», de hacer las cosas autogestionariamente, y por lo tanto, plantear esa cuestión considero que es empezar la casa por el tejado.
Mi experiencia me dice que va con la idiosincrasia de cada país: Francia y España no tienen la misma historia, ni la misma sociedad, ni la misma geografía,… y por lo tanto no podemos «clonar» lo suyo, so pena de que resulte artificial.
Desde luego si que me preocupan dos cuestiones: la primera es la «patrimonialización» de lo que llamamos república (en los partidos de izquierdas) la harían inservible, fracasaría como fracasó la IIª; y el hecho de que los más interesados sean los nacionalistas, con lo que que la IIIª República no sería más que una transición hacia la independencia de algunas comunidades.
Concluyendo, ni Podemos es lo más relevante, ni la República es el siguiente paso. Sigo pensando que el único momento donde encuentro algo de luz ha sido en la experiencia de Gamonal: ahí es donde hay que fijarse, en reivindicaciones concretas, básicas, donde podamos ir unidos personas de distintas procedencias ideológicas y de distintas mentalidades. Pienso que eso está por hacer: deuda pública, reforma laboral, desahucios,…
Un soludo a todos y a Juan Torres.

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Pauet 3 de junio de 2014 at 23:48

Hace tiempo recuerdo haber visto esta conversación sobre la república, lo he podido volver ha encontrar y lo comparto con vosotros.
https://www.youtube.com/watch?v=CjNvM0TWrDg

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Enrique de Amo 4 de junio de 2014 at 10:49

Me encanta oírte hablar de «pecado estructural», Juan.
Reconozco ahí la forma aconfesional del llamado «pecado original».
Sobre todo, me gusta por lo que significa de necesidad de hablar, todas las personas sin excepción, sobre nuestras propuestas, lo que significa escuchar y sintetizar (llegar a acuerdos) con los demás. Eso es lo que no hará más humanos y, posiblemente, radicalmente republicanos.

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José 4 de junio de 2014 at 12:27

Ayer o anteayer, a un post de Juan sobre la República entraron a saco solo comentarios pro república como si fuese la panacea de forma de gobierno. Hoy, ante las matizaciones de Juan, parece que abundan las posturas más sensatas. ¿ Tan fácil es dirigir las mentes?

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Antonio Gonzalez 4 de junio de 2014 at 14:35

Pero la monarquia crea un nivel al poder que decide
en casos evidentemente antipopulares.
Se debe recordar como se acomodo el golpe de estado
de 1981, que no fue otra cosa, y la forma en que lo
hicieron fue posible por la existencia de la monarquía.
La monarquia esta por encima del gobierno es claro y
eso tira a la basura el cuento de la democracia y la
voluntad popular.

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Arturo Ferrín 4 de junio de 2014 at 17:58

Reproduzco mi comentario de esta mañana a las 6.59 AM, el cual no he visto que aparezca.
Decía así:
«Por supuesto: una República sin “ciudadanos” no puede conseguir la deseada dignidad del pueblo. Pero es que la Monarquía ha demostrado ser la negación de esa posibilidad creativa.
¿Cómo demonios se pueden formar ciudadanos con la programación de casi todas las cadenas de televisión, que están “informando” al pueblo sobre la cuestión sucesoria? Es decir, la cuestión de la “igualdad”.
O ¿cómo demonios se pueden formar ciudadanos escuchando las insinuaciones de cualquier cadena de radio sobre el problema de la desigualdad? ¿El “cuponazo”. O el “rasca de la roja”?, que comienza el mundial.
Afortunadamente hay cada día mas personas que se sacude el yugo de ese brutal tirano que nos quiere encerrar en la caverna platónica. Pues parece que el “volkgeist” hegeliano se ha puesto en marcha».

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eva 4 de junio de 2014 at 19:46

Hay repúblicas bananeras y monarquías con tintes absolutistas, en el s.XXI a lo largo y ancho del mundo, todas ellas basadas en la desigualdad de los hombres que la conforman, sería oportuno que se nos dejen elegir entre las opciones que tenemos, que nuestra mayoría de edad sea para algo mas que para asumir deberes con el Estado y que podamos opinar sobre el líder que deseamos tener, por encima de todo la democracia, es la hora de renunciar a la herencia de la dictadura.
Al menos a mi me gustaría que la piedra angular del nuevo estado sea la elegida por todos, no la impuesta por unos pocos una y otra vez, porque somos responsables de lo que hacemos y no gozamos del aforo, ni de la impunidad se debe respetar nuestro derecho a decidir.
No permitirlo fracturará de forma definitiva este país.

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Agustín Salvador 4 de junio de 2014 at 20:33

Aspiro a una república federal que sustituya a la monarquía. Que haya repúblicas y democracias de boquilla, y monarquías-florero, no quita para considerar superiores los valores republicanos y democráticos frente a los medievales monárquicos hereditarios. Pero en general estoy de acuerdo con el fondo de lo que dice Juan Torres. Ahora resulta que un montón de snobs, pensando que la oligarquía española está debilitada porque quita y pone rey, salen a reclamar alegremente (o trágicamente con guillotina) la III República cual si fuera a caer como fruto maduro. Eso hay que trabajarlo mucho y hasta ahora nadie lo ha hecho (pasa igual con la propuesta federal, que se saca del cajón cuando aprietan los independentistas, pero nada más), a lo más ritualmente y con la boca pequeña. Hay una mezcla de ingenuidad e inmediatismo placero, muy de moda en sectores guays que todavía no saben lo que vale un peine y juegan a ensoñaciones insurreccionales para hoy. Hay que currárselo sostenidamente a medio y largo plazo por vías democráticas y plurales, sin hechos de armas.

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luis 5 de junio de 2014 at 20:13

No es afortunado ese ejemplo de la revolución francesa, Y Vd. lo sabe mejor que yo. Parece rebuscado y artificioso. Desde la contrarrevolución de Reagan y Tatcher se comenzó una revisión demagógica y reaccionaria de parte de la historia, con muy poco sentido histórico y mucho político. Curiosamente no he oído en todos estos años una sola mención ¡de nadie! a la Vendee, por ejemplo. Y me sorprende aún más comprobar que aquel Victor Hugo de la época analizaba con bastante más imparcialidad aquel tiempo que supuestos izquierdistas de hoy (los Aba Rico). No digo que se acepte o rechace la monarquía o la república, pero no caigamos en esa moda cateta de poner a los jacobinos, pongo por caso, como ejemplo de lo peor, cuando lo fueron de lo mejor. Curiosamente, se habla de jacobinismo, pero no de luisdieciseismo. Culpamos al efecto y omitimos la causa. Por cierto ¿en las calles de España se ha pedido que se saquen las guillotinas? Lo único que he visto sacar en estos tiempos son los bombarderos contra la soberanía de los pueblos.
Más útil hubiera sido hablar de realidades actuales, como ¿qué res pública va a haber en tiempos en los que se rivatiza todo, como en EEUU? También curioso: en todos estos tiempos nunca he oído una crítica a la revolución norteamericana. ¿No murió nadie? Cosas de la hegemonía cultural, seguramente.

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A. Montes 22 de junio de 2014 at 11:49

Las formas de gobierno solo son fórmulas de control. Democrática solo puede ser considerada aquella en la que la administración de las potestades sea ejercida directamente del conjunto de la ciudadanía. Por desgracia, en sociedades tan complejas y masificadas con las que vivimos, la representatividad se ha hecho necesaria: lo menos malo a lo que puede aspirar hoy día el conjunto de la ciudadanía es a establecer mecanismos de tutela y control efectivos sobre sus representantes.

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