Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Trabajadores y trabajadoras

Publicado en La Opinión de Málaga. 07-03-2004 

Salieron esta semana las últimas cifras sobre empleo que no son precisamente positivos.

 

Los datos de Málaga se mantienen en los altos niveles habituales aunque hoy, justo en vísperas del Día Internacional de la Mujer, me parece que lo más destacable es la evolución del paro femenino que registra un ligero incremento en 2003. La tasa de paro de las mujeres de nuestra provincia llega al 23,08 %, prácticamente diez puntos por encima del masculino y casi ocho más que la tasa española, aunque unos cuatro puntos por debajo de la andaluza.

 

El ligero aumento de la población activa femenina es poco significativo, pero más vale tomarlo como positivo, es decir, como un paso insuficiente pero al fin y al cabo en la línea de la imprescindible incorporación de las mujeres al mercado laboral.  Nuestra tasa del 39,9% está a una distancia abismal de la tasa de actividad femenina europea, que es del 60%, y es también más baja que la española del 43%.

 

Como en el resto de España, es especialmente preocupante la temporalidad y precariedad que caracterizan al 94% de los nuevos contratos, y que afectan de manera particular a los que firman las mujeres. Es destacable  también que Málaga esté a la cabeza de mujeres paradas de larga duración en Andalucía, puesto que casi la cuarta parte de las mujeres sin empleo en nuestra provincia llevan en esa situación más de dos años. También es singular que las paradas de nuestra provincia tengan una edad media más elevada que las demás mujeres andaluzas sin trabajo. Estas últimas están entre los 25 y 29 años, mientras que las paradas malagueñas tienen de 30 a 34. Al ser más elevada cabe deducir que implica mayor coste personal y social.

 

Esta peor situación del empleo femenino va acompañada, además, de salarios que llegan a ser un 25% más reducidos en los mismos puestos de trabajo. Se trata de una situación que no es sólo moralmente inaceptable sino económicamente ineficiente. Por eso urge luchar contra la discriminación de género en el trabajo y no conviene equivocarse en las soluciones. Los últimos estudios indican que lo más efectivo es actuar sobre el desigual reparto del trabajo reproductivo, ya que ahí está la principal causa de la  desigualdad. El principal problema para ello es, sin embargo, que la inmensa mayoría de los hombres ni siquiera saben a qué nos referimos cuando hablamos de ello.

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