Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Salario mínimo y empleo juvenil. Otra farsa del FMI

Publicado en Público.es el 17 de julio de 2014

El Fondo Monetario Internacional se acaba de sumar a las propuestas de la patronal de reducir el salario mínimo con la excusa de que así disminuiría el paro juvenil. Y para ello, como le ocurre casi siempre, oculta evidencias y recurre a prejuicios bastante alejados de la realidad.

La discusión sobre la influencia de los salarios mínimos en el empleo es antigua y hoy día tenemos evidencias indiscutibles, aunque no por ello exentas de polémica. Quienes asumen como punto de partida las hipótesis del modelo de mercados perfectos concluyen que un salario mínimo superior al de equilibrio hace que las empresas sustituyan trabajo por capital, disminuyendo, por tanto, el empleo. Quienes abordan el problema desde otras posiciones teóricas llegan a conclusiones diferentes: los salarios mínimos pueden tener efectos positivos si llevan consigo un aumento de la productividad o de la demanda global, o pueden tenerlos neutros o inciertos, según el caso. Las evidencias empíricas disponibles más bien tienen a demostrar esto último, es decir, que su efecto general puede ser inconcluso pero no negativo: positivo, nulo o sin apenas relevancia sobre el empleo (sobre este debate, se puede ver mi artículo Más engaños del Banco de España).

Sin embargo, no ocurre lo mismo con el efecto de los salarios mínimos sobre el empleo juvenil. La evidencias empíricas son más complejas.

Así, los economistas más cercanos a las hipótesis ortodoxas suelen aceptar que, en términos generales, un incremento del 10% en el salario mínimo puede llevar consigo un aumento de entre el 1% y el 3% en el paro juvenil, dependiendo de las diferentes franjas de edad. Pero esto se pone en cuestión en estudios que toman en consideración periodos de expansión económica, como ha ocurrido en España entre 2000 y 2008, cuando se ha podido apreciar que la subida en el salario mínimo no influyó en el desempleo juvenil (Maite Blázquez, Raquel Llorente and Julián Moral. Minimum Wage and Youth Employment Rates in Spain: New Evidence for the Period 2000-2008).

Aunque el efecto del salario mínimo sobre el empleo y el paro juvenil es, por tanto, más complejo que el que tiene sobre el empleo en general, tampoco se pueden establecer conclusiones definitivas, sobre todo, en escenarios abiertos y dispares o de largo plazo.

Para justificar la reducción del salario mínimo como forma de disminuir el paro juvenil en Europa se recurre a una evidencia: los países que no tienen salario mínimo legal tienen una tasa de paro juvenil mucho más baja que los que sí lo tienen. Efectivamente, los cinco países que no tienen salario mínimo legal y que registran menos paro juvenil -Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia y Suecia- tienen una tasa de media paro juvenil del 14,1%. Por el contrario, los cinco con salario mínimo legal y mayor tasa de paro -Grecia, España, Croacia, Portugal y Eslovaquia- tienen una tasa media del 45,5%.

Pero incluso ese hecho cierto es discutible como argumento para asegurar que la disminución del salario mínimo genera más empleo juvenil. Primero, porque, en realidad, casi todos los países que no tienen salario mínimo legal tienen mínimos salariales por la vía de la negociación lo que en la práctica viene a ser lo mismo. Y, además, porque hay países de este grupo, como Italia o Chipre, que también tienen un nivel muy elevado de paro juvenil (43% y 37,3% respectivamente). Y otros, como Holanda, que tienen poco paro juvenil (10,8%) y salario mínimo muy elevado (1.469,40 euros). E incluso podría añadirse que el país con menos paro juvenil, Alemania, ha aprobado ya el salario mínimo.

¿Por qué pretender entonces que España se asemeje a la peor de las combinaciones?

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los países con más desempleo entre sus jóvenes no son precisamente los que tienen niveles de salario mínimo más altos (los arriba mencionados entre los que se encuentra España tienen salarios mínimos que se encuentran más o menos en la mitad del espectro). Por el contrario, los países que tienen salarios mínimos más elevados, por encima de 1.200 euros mensuales, son los que tienen una tasa de paro juvenil por debajo de la media europea. Lo cual también dificulta admitir que el recorte en el salario mínimo sea el instrumento que garantice que aumente el empleo juvenil.

El caso español es significativo. Tenemos un salario mínimo bastante bajo (752,85 euros mensuales). En valores absolutos es más o menos de la mitad de los más altos (el 40% de el de Luxemburgo y el 50% del belga). Y también es bajo en relación con el salario medio de todos los trabajadores (el 35%  en España, 13 puntos menos que en Francia, donde el salario mínimo se acerca más al salario medio). Y, además, nuestro salario mínimo solo es vinculante para muy pocos trabajadores (el 2%) porque la gran mayoría se encuentra cubierta por convenios colectivos.

Por todo ello, no es fácil demostrar que el salario mínimo existente en España suponga una barrera de entrada considerable al mercado de trabajo en general o en todas las circunstancias y ni siquiera para los jóvenes.

Por el contrario, sí que hay evidencias de la vinculación de nuestro paro juvenil, como del europeo e internacional, con otro factor que el FMI y otros defensores de los recortes salariales no contemplan: la relación del paro juvenil con el nivel de actividad.

Diversos estudios demuestran, como he avanzado más arriba, que existe una relación muy estrecha entre el desempleo juvenil y las fases de ciclo económico, aumentando claramente en los procesos de crisis y en los de recesión. De hecho, en el caso europeo reciente es fácil comprobar que los países con nivel del desempleo juvenil más elevado (Grecia, España, Croacia, Italia, Chipre, Portugal) han sufrido una caída muy grande en el PIB en la última etapa de crisis y recesión en que el salario mínimo ha permanecido prácticamente estancado, mientras que mantuvieron niveles más aceptables de empleo en la anterior fase de expansión, cuando hubo salarios mínimos al alza. Y al revés: los países con menor tasa de paro juvenil han sido los que han sufrido menos caída en la actividad económica durante la crisis.

Por tanto, frente a la tesis en la que, no por casualidad ni por primera vez, coinciden la patronal, el Banco de España y ahora el FMI, se pueden establecer, por el contrario, otras tres primeras conclusiones:

– No está demostrado ni se puede afirmar categóricamente que el nivel español de salario mínimo sea la barrera de entrada principal al empleo para los jóvenes y mucho menos para los desempleados en general.

– Lo que sí parece estar claramente vinculado al enorme incremento del paro juvenil es la disminución tan grande que se ha producido en el nivel de actividad económica, sobre todo, si se compara nuestra situación con la de otros países europeos.

– Por tanto, el mejor remedio para incentivar la creación de empleo juvenil no es reducir el ingreso de la población que gasta una mayor proporción de su renta en consumo sino poner en marcha medidas de estímulo que, aumentando el gasto y la financiación, permitan que aumente la oferta productiva de las empresas.

Sin embargo, estas tres conclusiones no pueden obviar un fenómeno real: es cierto que muchos de los jóvenes que se acercan por primera vez al mercado de trabajo tienen menos experiencia y posiblemente una productividad más baja, lo que plantea la posibilidad de que sea más conveniente que su incorporación se realice a través de salarios diferenciados.

Es una cuestión bastante realista pero tampoco de solución inmediata y solo vinculada al recorte del salario mínimo. Las evidencias empíricas no permiten confirmar que la solución sea precisamente reducirlo, sobre todo, cuando es ya tan bajo como el español. Así lo demuestra el hecho de que en los países de la OCDE donde hay salarios mínimos diferenciados para jóvenes haya resultados muy diferentes en cuanto a tasas de paro juvenil.

Lo que plantea esta cuestión, por consiguiente, no es tanto la necesidad de abaratar el trabajo de los jóvenes como la de favorecer su entrada al mercado de trabajo en las mejores condiciones posibles en cuanto a experiencia y productividad. Y eso es algo que se resuelve mejor mediante la política educativa que a través de una política salarial de empobrecimiento salarial que genera otros efectos perversos colaterales (desincentivos, fomento de las actividades de baja productividad, desigualdad…). Es decir, generando incentivos no solo dirigidos a su inserción en el mercado de trabajo sino también a su permanencia en el sistema educativo y, sobre todo, diseñando bien el tipo de formación que deben tener y su vinculación con la actividad productiva en el periodo de formación.

Nada de eso se consigue recortando aún más salarios que ya son de por sí muy bajos. De hecho, una buena parte de los jóvenes empleados tiene ya ingresos por debajo del salario mínimo. Concretamente, ocurre eso con el 34% de los contratos de trabajo suscritos por jóvenes como consecuencia del gran número de empleos a tiempo parcial a los que se añaden normalmente un buen número de horas extraordinarias no remuneradas.

Por todo eso se puede afirmar que la propuesta de la patronal, del Banco de España y del Fondo Monetario Internacional no proporciona soluciones a la escasez de empleos sino que se orienta a otro objetivo: seguir modificando el sistema productivo para basarlo en el máximo abaratamiento del trabajo con el único fin de aumentar la ganancia del capital aunque sea a costa de hacerlo cada día más rentista y periférico, menos productivo y más empobrecido y empobrecedor. Y en donde si acaso hay más empleos lo son de cuasi esclavitud.

17 comentarios

Jesus 19 de julio de 2014 at 00:48

¿ todo lo que esta pasando es premeditado? Si tenemos en cuenta que la reforma laboral ha destruido empleo y precarizado el que queda, que esto ha empobrecido la población perdiendo esta poder adquisitivo disminuyendo el consumo y por lo tanto bajando el PIB, entonces el estado no puede pagar una deuda que era privada y ahora es pública, por lo que se financia a través de la banca que ha rescatado y esta puede así pagar la deuda que tiene con la banca alemana ( el BCE NO RESCATA ESTADOS pero presta a la banca ) y ahora si bajan más los sueldos el estado ingresa menos PIB y nos dicen que Estado del bien estar no es sostenible y los bancos nos venden planes de pensión y se privatiza sanidad enseñanza etc. ( compran propietarios y gestores del capital ). Todo lo que hacen favorece los negocios de los mercados, no puede ser que el PP se crea que con lo que hace saldremos de la crisis, no pueden ser tan tontos, pero si creen que lo somos los demás, repito la pregunta ¿ está todo predispuesto y premeditado ?

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Gonzalo García Abad 19 de julio de 2014 at 09:34

Muy interesante su artículo. Estoy completamente de acuerdo en que el salario mínimo interprofesional, dada su cuantía y aplicabilidad tiene poco impacto. En este sentido, creo que tiene más importancia hablar de los salarios de los convenios.
Que una parte importante del desempleo, y en particular del juvenil, depende de las fluctuaciones económicas es un hecho. Pero creo que, con todo, el componente estructural del desempleo juvenil es muy elevado, sería muy conveniente que se rebajase.
En algunos países con mercados laborales con situaciones más asentadas, por ejemplo con mayores salarios y menor tasa de desempleo, el salario mínimo o una elevación de los salarios de los convenios por encima del salario de equilibrio pueden tener algunos efectos positivos sustanciales. Puede actuar como una suerte de salario de eficiencia que aporte mejores condiciones salariales a los trabajadores que tienen trabajo y beneficios a las empresas en forma de una mayor disciplina de los trabajadores. Ese caso es de difícil traslación a España dado el elevado desempleo y la elevada temporalidad.
Creo que en España puede haber algunos convenios en los que se fijan salarios excesivamente altos. A algunos trabajadores con mucha antigüedad les puede aportar mucha estabilidad con buenas condiciones salariales. Además unos trabajadores más satisfechos y con un entorno más estable pueden ser más productivos. La contrapartida es que otro grupo de trabajadores se quede fuera, en el paro sin disfrutar de las mejores condiciones. Hay importantes consecuencias distributivas, que exigen un análisis profundo.
Efectivamente, se trata de un tema complejo e interesante el del salario mínimo y creo que artículos como éste pueden aportar mucho a este debate.
Reciba un cordial saludo.

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Perez Oya 19 de julio de 2014 at 11:36

La guerra de clases continua se debe aplastar al rival aunque el sistema funcione mal. Buffet lo dijo. ¿Aguantaremos?

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Lluvia de meteoros 19 de julio de 2014 at 16:43

Están concentrándose los monopolios a costa ahora de la propiedad pública. Sólo les queda la guerra. No hay otra forma de romperlos que los impagos. Con éstos, la banca y la bolsa se vendrá abajo y quedarán sepultadas las grandes fortunas. ¡Aleluya!. El poder imperial sufrirá un duro golpe del que no podrá reponerse. ¡¡Doble Aleluya!!. Un nuevo mundo se cimentará sobre los escombros. Los grandes capitalistas amenazan con darnos una fiesta épica. Estaremos a la altura de la caída de tan formidables pirámides.

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Galaxias enanas 19 de julio de 2014 at 17:01

A mi modo de ver en el plano interior no afecta el bajarse el salario porque la bajada será nominal, debido a que los proveedores de la clase trabajadora tendrán que bajar a su vez las mercancías para que se puedan consumir. Todos bajarán nominalmente. Al vender al exterior puede que sea una ventaja el vender por debajo de otros trabajadores que nominalmente reciben una renta superior. Por ejemplo,el salario de España puede ser de 800 Euros y el de Alemania de 2.500. La pregunta es qué recibe el trabajador español por 800 € y qué recibe el alemán por sus 2.500? Si reciben más o menos igual, en resumidas cuentas, cobran lo mismo.

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A. Montes 19 de julio de 2014 at 17:14

En el párrafo:
«Sin embargo, estas tres conclusiones no pueden obviar un fenómeno real: es cierto que muchos de los jóvenes que se acercan por primera vez al mercado de trabajo tienen menos experiencia y posiblemente una productividad más baja, lo que plantea la posibilidad de que sea más conveniente que su incorporación se realice a través de salarios diferenciados».
se está apuntando a lo que, a mi juicio, es un principio discriminatorio, contrario al artículo 14 de la tan cacareada constitución española, ya que el grado de experiencia debe ser considerado condición o circunstancia personal o social. Me viene a la memoria la valaroción diferencial de que fueron objeto los conductores «noveles» en la ley del carnet por puntos.
Yo prefiero pensar que de las carencias formativas son responsables, sobre todo, las instituciones y las empresas.
Establecer un hecho diferenciador «ab initio» es la mejor manera de perpeturar un sistema desigualitario.

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Antonio Gonzalez 19 de julio de 2014 at 18:00

No hay de otra que todo obedece a un programa que existe
desde ante de la creacion del euro que actuaría como camisa
de fuerza de los paises de economia débil.
Al final la baja de los salarios va dirigida a una redistribución
de los ingresos de abajo sin afectar las ganancias de los que
desde arriba controlan el proceso.
De alguna manera se debe enfrentar el mantener a una cada
vez mayor poblacion condenada al desempleo……la solución
de la guerra en los paises centrales es peligrosa, la solucion
al estilo hitleriano aunque utilizable aun el mundo no esta lo
suficientemente preparado para ella, creo piensan así, lo que
queda es que los de abajo se las arreglen como puedan con lo
que le toca y en ultimo caso se maten entre ellos.
Parece duro pero es la realidad.
A estas alturas del juego se sabe todo ha sido programado y
por eso los culpables de lo ocurrido siguen con el control del
proceso y no van a entregar por boleta electoral mas o menos.

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JM 20 de julio de 2014 at 01:28

Realmente buscan un modelo de mercado perfecto… se les olvida recalcar que en “sus ecuaciones” el producto ha pasado a ser la mano de obra… con lo que todo se entiende/EXPLICA… ;-)
Saludos

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Ivan 20 de julio de 2014 at 15:10

La reducción del salario mínimo debe ser valorada en cualquier caso como una mala medida para las rentas de trabajo en su pugna con las rentas de capital, incluso en el supuesto de que contribuyera al incremento del empleo juvenil. Por debajo de 752 euros a cambio de una jornada laboral completa, ni siquiera los jóvenes podrían cubrir sus necesidades fuera del hogar familiar, mucho menos formar una familia y tener descendencia, a lo que habría que añadir la disminución del consumo y caída de la actividad económica general que representaría. Por otra parte, ningún estímulo a la contratación de la población juvenil debería incitar al despido de una población adulta con mayores retribuciones (gracias a años de experiencia y lucha en el mundo empresarial) y riesgo de exclusión (con frecuencia, definitiva) del mercado de trabajo.
Como señala Juan, habría que mejorar la capacitación profesional a través del sistema educativo, a lo que yo añadiría el adelanto de la edad de jubilación. Si en gran medida el problema reside en el crecimiento de la productividad del factor trabajo gracias al desarrollo tecnológico (que ha expulsado a muchos trabajadores), lo justo sería que parte del crecimiento de las plusvalías se tradujeran en un ahorro o reducción de la jornada laboral y del periodo laboral, medida que favorecería la entrada de mucha gente en el mercado laboral y que orientaría más la economía hacia la producción de bienes de primera necesidad.
La actual estrategia empresarial de sustituir mano de obra por maquinaria, no pagar impuestos, reducir salarios, deslocalizar las empresas, privatizar empresas públicas etc.. es sin duda una actitud suicida que nos recuerda el modelo hegemónico del siglo XIX y del XX, también aquí en el primer mundo y cuyas consecuencias no podemos olvidar.

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EVA JIMENEZ MINGUEZ 20 de julio de 2014 at 19:03

TODO SON EXCUSAS TANTO DEL FMI COMO DE LAS FUERZAS ECONOMICAS, Y LA CORRUPCION, QUE HAN DEJADO A NUESTRO PAIS HUNDIDO, POR LO TANTO LA EXCUSA DE QUE SE VA A CREAR MAS EMPLEO JUVENIL ES OTRA DE SUS MUCHAS MENTiRAS.
YA ESTA BIEN SEÑORES ¡¡¡¡

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Casiopea 20 de julio de 2014 at 20:00

Sigo en mis trece. Las deudas no dejan crecer porque los banqueros están decididos a mantenerse en sus monopolios y para ello van matando a la economía a fuego lento. Cada nueva medida que se sacan de la manga disminuye la actividad productiva. Poco a poco disminuyen la producción para evitar reconocer que sus créditos no serán cobrados. Reconocerlo significará su ruina. Prefieren la muerte de la población a fuego lento. Así que la población bien sabe cuál es la solución: reconocer lo inevitable y enviar a las grandes fortunas a casa, eso sí, sin un duro ocasionado por el desplome bancario. O ellos o nosotros. Las fortunas sí que tienen claro el evitar los desplomes bancarios al precio que sea. Podrían evitarlo si aceptaran perder, pero poner de acuerdo a los capitalistas en perder es una tarea de titanes de muy poco futuro.

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radiación electromagnética 20 de julio de 2014 at 20:35

Una vez se amorticen con el desplome de la banca las deuda, hay que crear una banca nacional y mediante emisión del banquero central proceder a devolver los ahorros y así iniciar nuevamente la actividad productiva. En este escenario la baja de la jornada de trabajo es necesaria. No es de recibo que algunos tengan que trabajar para mantener a otros que están en casa tan anchos. Unos se desgastan físicamente mientras otros no tienen mayor desgaste que el del paso del tiempo.

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galaxias enanas 21 de julio de 2014 at 09:45

Con relación a mi comentario anterior sobre la baja del precio del salario, he de matizar que los trabajadores que estén pagando hipotecas, tanto como los que pagan a los monopolios los servicios públicos se verán afectados en una disminución de su poder de compra, puesto que difícilmente podrán negociar con los monopolios una baja de los servicios públicos y ya ni que decir con la banca, la baja de la hipoteca. En este sentido sí que saldrán perjudicados. En cuanto a los empresarios que tengan deudas, el tener que bajar numéricamente el importe del precio de sus mercancías hará que deban poner más productos en el mercado para poder amortizarlas. Si no pagan serán otras empresas más que deberán cerrar y destruir empleo.

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JM 21 de julio de 2014 at 23:31

Casiopea en 20 julio, 2014 en 20:00 dijo
“— Las deudas no dejan crecer porque los banqueros están decididos a mantenerse en sus monopolios y para ello van matando a la economía a fuego lento —-“, evidentemente… y sobre todo posible por el control monetario de los países por banca transnacional privada… en otro caso daría igual… que quiebren empresas privadas… (curiosamente puymes y empresas productivas se la pelan a los “gobiernos” jajaja)… nunca dejarán de crecer porque (algunos ejemplos) en el casino que se montó Clinton se pulió en 2000 el banking act. del 33, el negocio de la banca (patria por ejemplo y ,,, algo falso… ver su accionariado) se financiaba con préstamos [dinero bancario o de monopoly] a largo y compromisos a corto, Art.135… etc…
Saludos nublados.
P.d. Ejemplo: El balance global de la banca patria es de aprox -65.000 MM Euros. Quiebra total, se mire como se mire, se venda como se venda… curioso que todos tengan beneficios jajajaja
Un sincero abrazo!

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margarita 22 de julio de 2014 at 08:03

Pues yo creo que estos que proponen bajar salarios deberían predicar con el ejemplo
y empezar por bajarse los suyos.

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Jano 28 de julio de 2014 at 18:09

Buenas a todos.
¡Eso! bajemos aún más los salarios y acabemos cuadrando el círculo. Al final, como ¡sobre todo! las pequeñas empresas caigan en esta nueva trampa la cosa no va a mejorar. Veamos:
Prequeña empresa -o peor aún- microempresa, cree que le han hecho un favor «permitiéndole» contratar jóvenes ¡jóvenes hasta de 40 años aunque sea! a precio de saldo. ¡albricias! ¡¡¡la salvación!!!.
Trampa: Tengo un trabajador mayor y con trienios. Le despido y contrato a un joven que sale barato. Esto no es nuevo: entre el final del XIX y el principio del XX se hacía. Se mandaba al padre de familia a casa, y se contrataba a sus hijos menores de edad….más manejables, más frágiles. MÁS BENEFICIO A LA VISTA.
Consecuencia 1) Destruimos un trabajo que cotiza razonablemente, por uno que ni cobra ni cotiza. Adiós SS adiós consumo.
Consecuencia 2) Como la empresa es «lista» no solo contrata un joven, y le paga menos con la excusa de ser inexperto, si no que se lo busca «titulado» y más que preparado. Si el joven es inteligente (y los hay que lo son) ante la perspectiva de una mierda de salario, agunatará en la empresa hasta que conozca las «tripas» del negocio. En cuanto sepa lo suficiente, se largará para montarse por su cuenta, NO PORQUE SEA EMPRENDEDOR ¡OJO! si no porque para ganar una mierda, trabajando por tu cuenta, a poco bien que te vaya sacas más que «trabajando para el chulo».
Consecuencia 2a) El empresario «listo» tendrá que empezar de nuevo con el ciclo, con el consiguiente peligro de que – en poco tiempo le salga un nuevo competidor.
Consecuencia 2b) Es muy posible que el joven evadido de la empresa que se pone por su cuenta, decida que lo hace «en negro». Nada de impuestos, nada de Seguridad Social, nada de IVA….
¿De verdad álguien cree que así vamos a alguna parte razonable?
Un aviso a navegantes: una Fnac cierra en Madrid «por falta de negocio»
Hace 100 años, un día como hoy unos patéticos políticos metieron a una población inepta y cazurra en una guerra que -en realidad- terminó en 1945. Para ellos no pasaba al principio de ser poco más que «un juego floral»

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Carlos 29 de julio de 2014 at 16:39

Sólo comentar que esta entrada/post tiene un fallo, no tiene título. Creo que debería ser «Salario mínimo y empleo juvenil: otra farsa del FMI» (es el que tiene el artículo en Público).
Este comentario puede ser borrado una vez corregido el problema.
Un saludo y gracias por el blog.

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