Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Alemania se engaña y engaña a Europa

Publicado em Público.es el 22 de septiembre de 2013

En los últimos meses se ha dado gran importancia a las elecciones alemanas de hoy domingo, considerándolas precursoras de un cambio de políticas en Europa pero creo que no la van a tener, pues me parece que la situación política y económica no variará mucho allí ni en Europa, sea cual sea su resultado.

Una nueva victoria de los conservadores no sólo no modificará la política de Merkel, sino que incluso es posible que lleve a debilitar el impulso que su gobierno había dado a la economía en los últimos meses para mejorar su imagen ante el electorado y a reforzar su fundamentalismo. Y no cabe esperar ni siquiera alguna tímida reformulación del discurso europeo si no se endurece con firmeza la posición de otros socios de la eurozona.

Tampoco cambiarían mucho las cosas con una victoria socialdemócrata, a estas alturas poco previsible, o incluso de Los Verdes. Aunque en sus programas tratan siempre de diferenciarse de los democristianos y ahora proponen la puesta en marcha de una especie de nuevos planes Marshall para reactivar las economías, si llegaran de nuevo a gobernar no se alejarían de lo que ha hecho y volverá a hacer Angela Merkel.

Así será porque los partidos políticos gobernantes en Alemania son materialmente esclavos desde hace mucho tiempo de la clase empresarial y financiera que es quien de verdad marca el paso de la política en aquel país.  No se olvide que fueron los socialdemócratas quienes pusieron en marcha las reformas reaccionarias que han originado el gran incremento de la desigualdad y del deterioro actual de las clases trabajadoras alemanas, y es bien sabido que sus posiciones sobre Europa, el euro o la estrategia del Banco Central Europeo no difieren prácticamente en nada de las que mantiene la derecha más recalcitrante.

Y no habrá cambios porque lo que los grandes poderes económicos han puesto sobre la mesa aprovechando la crisis económica y lo que ahora se dilucida en Alemania y en toda la Unión Europea no es otra cosa que el cambio radical del modelo social, es decir, una alteración profunda del equilibrio de fuerzas sociales y, por tanto, una redefinición de los derechos económicos e incluso políticos de los ciudadanos.

Es un objetivo muy distinto a las preferencias ciudadanas mayoritarias, tal y como demuestran todo tipo de encuestas, y eso hace que las instituciones representativas en donde puedan reflejarse resulten cada día más incómodas para los grandes poderes económicos. Es por eso que éstos últimos vienen impulsando por todos los medios a su alcance el desmantelamiento de la democracia en toda Europa, como ha denunciado entre otros el gran filósofo alemán Jürgen Habermas, pues sólo así se pueden imponer las políticas que llevan a ese cambio de modelo y que son tan contrarias a las que desea que se apliquen la inmensa mayoría de la población.

No caben, pues, grandes cambios tras la contienda electoral en Alemania.

Los grandes grupos de presión se han cuidado mucho de impedirlo sobre todo generalizando un discurso político cargado de mentiras que poco a poco cala en toda Europa y particularmente en Alemania para ir conformando una ciudadanía sumisa y convencida de que lo que proponen para su beneficio los grandes grupos financieros es justo lo que más interesa a los de abajo.

Las elecciones generales que hoy se celebran en Alemania tienen mucho que ver con todo ello porque son precisamente las grandes corporaciones y grupos financieros de ese país los que más combativamente impulsan ese cambio de modelo social y porque la población alemana ha sido especialmente bombardeada y convencida por las mentiras y engaños en las que se envuelve su puesta en marcha.

Si hay europeos que están siendo especialmente engañados son los alemanes y si alguien engaña más que otros a los demás europeos son los dirigentes políticos y económicos alemanes.

Se engaña a los alemanes al hacerles creer que Alemania es la que financia al resto de Europa, cuando resulta que sus grandes empresas y bancos han sido desde hace años los grandes beneficiarios de una construcción europea y del euro mal diseñados por haberse hecho a su medida. Alemania no es generosa sino que aprovecha su inmenso poder para tratar de someter a los demás, otra vez, en un espacio económico que sus grandes grupos económicos consideran suyo en toda Europa.

Se les engaña cuando se les hace creer que el despilfarro y la irresponsabilidad de los ciudadanos de otros países han sido los que han producido la crisis y los males que se sufren, cuando la verdad es que han sido los bancos alemanes quienes han financiado sin miramiento ni medida las burbujas y los excesos que han destrozado las economías para engordar durante años, eso sí, sus cuentas de resultados.

Se les engaña cuando se les hace creer que son otros países quienes se aprovechan del esfuerzo y los ingresos de los trabajadores alemanes cuando en realidad son sus propios grupos de poder económico y financiero los que han impuesto a su favor políticas que crean creciente desigualdad y más pobreza y los que han colocado fuera de Alemania el colosal excedente que han obtenido de sus trabajadores en los últimos años.

Se engaña a los alemanes cuando se les dice que su modelo social es insostenible por culpa de Europa y del coste de la solidaridad con otras naciones cuando en realidad si hay problemas de financiación es por la cada vez menor contribución de los propietarios de capitales alemanes a la financiación de los intereses colectivos y por la colocación de los excedentes que obtienen fuera de Alemania.

Se les engaña cuando se les dice que han de trabajar más que los trabajadores de cualquier otro país cuando las estadísticas muestran que si bien pueden ser más productivos en los sectores de vanguardia por el mayor avance de sus economías, trabajan menos, afortunadamente para ellos, aunque por cierto, cada vez en peores condiciones de trabajo e ingreso.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes están engañando a los ciudadanos europeos cuando se les dice que las políticas de austeridad son la mejor forma de salir adelante y que además son necesarias por la deuda de otros países, cuando Alemania la ha tenido siempre más elevada que muchos de ellos y cuando es una evidencia clamorosa que estas políticas empobrecen a toda Europa y, a la postre, a los propios trabajadores alemanes y cuando sólo están sirviendo para justificar la privatización y la desaparición de servicios públicos y derechos sociales.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a toda Europa cuando se les dice que la deuda que hay que reducir deriva de excesivo gasto público dedicado al bienestar social cuando en realidad procede de los intereses gigantescos que se pagan a los bancos privados al imponer un banco central en Europa que no lo es y que sólo sirve para apoyar y salvar a los bancos privados.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a los europeos normales y corrientes cuando se les dice que países como Grecia, Portugal o España requieren ayudas o rescates multimillonarios para sacarlos adelante cuando en realidad esos rescates sólo sirven para salvar a los bancos alemanes o a las grandes empresas que viven de hacer inversiones imperiales en el resto de Europa, en muchos casos promoviendo y financiando todo tipo de prácticas corruptas.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a los europeos cuando se les dicen que hay que rebajar salarios para crear empleo y de esa forma sólo se consigue que aumente el beneficio empresarial y la pobreza; o que hay que flexibilizar los mercados laborales, cuando eso sólo se traduce en mayor poder de negociación de los grandes empresarios pero no en más sino en peor empleo; o que hay que reducir el gasto público cuando cada vez son mayores sus aventuras y gasto militares o los gastos financieros que graciosamente se pagan a los bancos privados.

Se engaña a los alemanes y los dirigentes alemanes engañan a todos los ciudadanos cuan se presentan como justos y eficientes reclamando estrictas condiciones de pago a los ahora sus deudores. Ocultando que países como Grecia fueron generosos con Alemania cuando era ésta quien tenía que pagar su deuda.

No cabe esperar grandes cambios de estas elecciones alemanas porque se están celebrando en medio de un cinismo institucional gigantesco, en el marco de una colosal estafa intelectual y política que no se puede combatir en el seno de instituciones que han dejado de ser democráticas o por gobiernos que son marionetas de los grupos financieros y grandes empresarios.

La estrategia de la mentira triunfa, y desgraciadamente de forma muy particular en Alemania, gracias al poder inmenso que han acumulado las clases más ricas. La riqueza del 10% más rico de Alemania, por ejemplo, pasó del 45% del total en 1998 al 53% en 2008, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.

Eso es lo que explica que a pesar de que el 70% de los alemanes afirma ser consciente y repruebe la injusticia que conllevan las actuales políticas económicas y laborales vuelva con toda probabilidad a votar en su gran mayoría a los partidos que las llevan a cabo.

En Alemania, como en los demás países europeos, han conseguido convertir a los ciudadanos y ciudadanas titulares de derechos en los “súbditos dóciles” de los que decía el gran Thomas Mann en La Montaña Mágica “que demuestran en toda oficina y en todo local de servicio el respeto debido a la autoridad”.

Cuando los votantes hayan dejado de ser dóciles e ingenuos como vienen siendo la mayoría de los alemanes y europeos en general, y cuando se enfrenten antes con decisión a las autoridades corruptas y totalitarias que nos gobiernan, las elecciones empezarán a tener otro significado y entonces sí que abrirán paso a verdaderos cambios políticos.

6 comentarios

Eduardo 23 de septiembre de 2013 at 14:39

Excelente artículo Juan. Vivo en Alemania desde hace tres anhos y no te imaginas hasta que punto muchos alemanes no se están dando cuenta de lo que está pasando en Europa, y no sólo en el sur, si no también en su propio país. El mensaje de una Alemania grande, que «lo hace bien», frente a un conjunto de países fracasados que «lo hacen mal» ha calado profundamente. Pronto, cuando también les llegue la mierda al cuello, se acabarán dando cuenta de que la crisis no es una cuestión de países, si no una guerra brutal de los de arriba con los de abajo.

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paint 23 de septiembre de 2013 at 21:08

Las marcas que tiene merkel que le salen de la boca y le llegan a la altura de la barbilla, no son arrugas… son las mismas que tiene monchito, la marioneta de Jose Luis Moreno. Lo que pasa es que merkel es una marioneta del poder financiero.

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Ivan 23 de septiembre de 2013 at 22:06

Sin duda, habría que atribuir a la manipulación que ejercen sobre la opinión público los grandes medios de persuasión burgueses una parte sustancial del problema de falta de conciencia de clase y espiritu crítico en las mayorías humildes, pero, como señala Juan, cada día es más inversamente proporcional la correlación entre regresivo respaldo de la opinión pública a las políticas de los grandes partidos burgueses (incluídos los socialdemócratas y muchos partidos verdes, segunda marca de aquellos y compromisarios igualmente de la burguesía) y el apoyo electoral a los mismos. Por tanto, deben existir otros factores en juego a la hora de explicar el voto cautivo de los partidos que han roto el consenso social en descarado beneficio del 1% privilegiado.
El concepto «subditos dóciles», al que se refiere Juan, me parece muy acertado. Es lo que ocurre cuando las mayorías humildes confían su seguridad y bienestar a la clemencia y poder de sus verdugos. En la España franquista anterior al desarrollo del sindicalismo y del cooperativismo, la vida de los humildes estaba en manos de las fuerzas vivas tradicionales, a las que había que mostrar agradecimiento en todo momento e inferioridad, por más que les estafaran, explotaran o humillaran. Parece que todavía no hemos asimilado los avances que se produjeron en dignidad y libertad gracias al sindicalismo, el cooperativismo y los procesos electorales pluripartidistas, así como el grave deterioro en autoestima, autoeficacia y seguridad que está provocando el retroceso en sindicalismo de clase, cooperativismo y calidad democrática como consecuencia de la traición de quienes un día mostraron un cierto grado de compromiso con las mayorías humildes. En la situación actual, todo apunta a que la clase trabajadora y pequeños empresarios alemanes (como los del resto de Europa y primer mundo capitalista) no encuentran mejor opción que apelar a la clemencia de sus poderosos verdugos, al menos mientras sus condiciones de vida sean mejores que la de las clases humildes inmersas en procesos de cambio revolucionarios, como los que se están produciendo en América Latina. Cualquiera diría que no creen en la lucha de clases o que ignoran el triste final de cualquier modelo inspirado en la competitividad y la acumulación exponencial.

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Jordi Doménech 24 de septiembre de 2013 at 02:33

Eduardo: chapó, completamente de acuerdo contigo. Y suerte, porque para vivir en Alemania poco menos que se requiere ser un héroe

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Jordi Doménech 24 de septiembre de 2013 at 02:41

Por cierto, estoy traduciendo del catalán al castellano un artículo fundamental del historiador Josep Fontana. Sin embargo, hoy en visto una traducción en «Sin Permiso». Doy los enlaces aquí (espero de la benevolencia de Juan que no le moleste este spam):
– Original catalán: «Després de la crisi» http://lamentable.org/?p=12323
– Trad. castellano: «Después de la crisis» http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/fonti.pdf

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JM 24 de septiembre de 2013 at 19:45

Hola Juan,
disculpa el tocho que añado, es un “extracto gordo ;-)” de un artículo de R. Centeno ( http://blogs.elconfidencial.com/economia/el-disparate-economico/2013-09-16/el-destino-de-espana-depende-de-rajoy-no-de-merkel-version-en-espanol-y-aleman_28741/ ) que recomiendo leer en su totalidad, entre otras cosas porque se ha redactado junto a una periodista alemana, se ha publicado a la vez en ambos países y deja muy claro como se evalúa e interpreta la marca ejjjjpaaaaaÑA! por el infra-mundo existente fuera del cortijo ;-). Independientemente de las ideas/tendencias de cada uno, suele dar datos apabullantes que es lo que me interesa. Creo que también debemos mirarnos el ombligo… Espero que se entienda como información a validar o analizar, obviando ideologías personales… vamos lo que hacían los antiguos filósofos… debatir sobre datos e inferencias lógicas para defender sus posturas… que hoy día es lo único que nos llega: “Dogma y falacias de autoridad, sin sustento alguno”.
Salud!
P.D. Por supuesto dejo a tu criterio el aceptar o no tamaño tocho… se puede reducir al inicio con el enlace y una indicación de los párrafos que pego!!!. De ser así dímelo (o no, es tu blog y lo que decidas me parece correcto y respetable, lo digo totalmente en serio!!!) y lo reenvío reducido.
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Los flagrantes incumplimientos de Rajoy
Rajoy tendrá que rendir cuentas en breve de sus incumplimientos. A finales de mayo, Bruselas entregó a Rajoy una lista de 30 exigencias a cambio de darle más tiempo para cumplir los objetivos de déficit y seguir disfrutando de la barra libre del BCE, que es lo único que evita la suspensión de pagos. Estos eran los esenciales:
– Mano dura con las CCAA: La Comisión exigía “la aplicación rigurosa y transparente de las medidas preventivas y correctoras establecidas en la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria”, una ley con la que, como con todo lo demás, Rajoy ha fumado en puro. No sólo no ha utilizado las herramientas a su disposición para frenar el despilfarro, incluida la intervención, sino que las ha regado con decenas de miles de millones de euros – 75.000 desde enero de 2012- para que puedan seguir despilfarrando sin límite. Y en cuanto a transparencia, las cuentas de las CCAA no sólo son opacas, sino que los oligarcas locales se niegan a facilitar detalles. Están enfangados en el despilfarro y la corrupción al no haber ningún mecanismo de control y vigilancia.
– Mejorar la eficiencia del gasto público: La Comisión exige “mejorar la eficiencia y la calidad del gasto público a todos los niveles de la Administración y llevar a cabo un examen sistemático de las mayores partidas de gasto en marzo de 2014 a más tardar, especialmente el gasto sanitario”. Rajoy no sólo no ha hecho absolutamente nada, es que el descontrol del gasto sanitario y del resto en las autonomías es total.
– Combatir el paro: La Comisión le exigió “realizar rápidamente una reforma de las políticas activas de empleo”, y una mejora y modernización de los servicios públicos de empleo y una asistencia individualizada a los parados. Rajoy no ha hecho absolutamente nada, excepto reducir las prestaciones y enviar a cientos de miles de parados a la miseria y el hambre.
– Implantar la unidad de mercado: El mercado español está fragmentado en 17 miniestados, cada uno con sus reglas, lo que es un lastre inasumible para la productividad. Hay más de 250.000 empleados públicos dedicados a destruir España a tiempo completo, es decir, a poner barreras de todo tipo entre CCAA, inventando leyes, reglamentos y obstáculos de todo tipo para la producción y el libre movimiento de las mercancías. La Comisión considera esto inaceptable y exige “aplicar urgentemente el proyecto de Ley de Garantía de la Unidad de Mercado”, pero varias CCAA se han negado, y Rajoy no ha hecho nada.
– Organismos reguladores eficientes: Bruselas exige garantizar la eficacia y la independencia del organismo regulador creado recientemente”. Como en todos los demás organismos reguladores o en Sareb, el nepotismo absoluto ha regido los nombramientos, el nuevo superregulador. Ha pasado a ser controlado por los amigos de Álvaro Nadal, asesor económico de Presidencia. Actúan como si España fuese de su propiedad; en EEUU o Alemania irían directamente a la cárcel.
Solo si los ciudadanos salen en masa a la calle y se niegan a aceptar el nuevo latrocinio, exigen elecciones y democracia real, podrá evitarse la catástrofe que las nuevas medidas supondrán para millones de familias
Pues bien, Rajoy no tiene la menor intención de acabar con el despilfarro autonómico y local, el nepotismo y la corrupción. Su respuesta a las presiones de la Comisión y la Sra. Merkel ante sus flagrantes incumplimientos las próximas semanas, irán por donde siempre: recortes sociales por todas partes, recortes de pensiones, recortes de las prestaciones de desempleo, más subidas de impuestos y reducciones de salarios.
La excusa también es la de siempre: “Yo no quería, pero me han obligado Bruselas y Alemania”. Será la mayor tasa de empobrecimiento de los españoles desde finales de los años 40. Los trabajadores y la clase media han perdido ya toda la riqueza acumulada en varias décadas, y la seguirán perdiendo porque lo peor está por llegar. Sólo si los ciudadanos salen en masa a la calle y se niegan a aceptar el nuevo latrocinio, exigen elecciones y democracia real podrá evitarse la catástrofe que las nuevas medidas supondrán para millones de familias. Rajoy y las oligarquías política, financiera y monopolista, que se están enriqueciendo como jamás en el pasado, son los únicos culpables. Ni Bruselas ni Angela Merkel.
…………”

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