Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

El auténtico problema de la banca

Publicado en Sistema Digital el 29 de noviembre de 2012

Después de varios años de crisis, y a pesar de que se trate siempre de ocultar sus responsabilidades, me parece que la inmensa mayoría de la gente sabe que sus causantes más directos han sido los banqueros. Gracias a su enorme poder político fueron imponiendo en los últimos treinta años condiciones muy favorables para su negocio, pero que al mismo tiempo generaban los peligros que traían consigo su autodestrucción. A lo largo de los años cincuenta, sesenta y setenta se habían acumulado grandes volúmenes de liquidez (por la existencia de dólares «sobrantes» que dejaban de ser tan atractivos como años antes, cuando las demás monedas estaban muy debilitadas; por las enormes ganancias de las multinacionales; o por la gran circulación de petrodólares).

Tanta liquidez en manos de los bancos les llevaba a proporcionar créditos por todo el mundo, aunque para eso tuvieran que corromper a Gobiernos y empresarios para hacerlos deudores, aunque no los necesitaran. Y así se larvó lo que luego, cuando subieron los tipos de interés, sería una gigantesca explosión de la deuda.

Cuando se generalizaron las nuevas tecnologías de la información, la situación cambió: entonces ya se podía mover el dinero de un lugar a otro sin apenas dificultad y obteniendo grandes beneficios. Eso llevó a los banqueros a reclamar y a conseguir que se eliminara cualquier tipo de barrera a los movimientos de capitales y que cambiaran las leyes que hasta entonces vigilaban el destino de los recursos financieros, para evitar el peligro que siempre lleva consigo su volatilidad.

Cuando comenzaron a comprobar que en los nuevos flujos financieros se podía invertir a gran velocidad (hoy día a 250.000 dólares por segundo), la inversión especulativa se incentivó extraordinariamente y los bancos se dedicaron a destinar los recursos de los ahorradores a esos fines, en lugar de aplicarlos a la actividad productiva, mucho menos rentable.

Con una legislación cada vez más laxa, con autoridades que los banqueros conseguían que miraran siempre a otro lado y con un ansia ilimitada de ganar cada vez más dinero, los bancos creaban continuamente nuevos productos financieros cada vez más sofisticados y rentables (aunque también peligrosos), muchos de ellos envueltos en engaños y fraudes de mil tipos (como las hipotecas basura, las preferentes, los ‘swaps’, etc., que terminaron arruinando a millones de personas).

Y para ampliar continuamente el negocio multiplicaban la deuda, lo que permitía que la especulación financiera se alimentase a sí misma, a costa, claro está, de un apalancamiento financiero elevadísimo de las empresas y de las familias de mayores ingresos.

Así se fue creando la burbuja que todos conocemos y que descapitalizó prácticamente por completo a la banca internacional, dejándola de facto en situación de máxima insolvencia o de quiebra.

Aunque casi todo el mundo reconoce que esto es lo que ha sucedido, las interpretaciones del por qué ha podido ocurrir algo así son muy diversas. Los liberales afirman que la culpa es de los bancos centrales y de los Gobiernos que dejaron hacer. Y la verdad es que no les falta algo de razón, aunque olvidan que los Estados y Gobiernos no son entes abstractos, sino que reflejan el poder dominante en la sociedad y que lo que han hecho en realidad ha sido servir de instrumentos a los banqueros. La mayoría de las personas, por el contrario, piensa que han sido los bancos los auténticos culpables de todo ello, pero lo suelen achacar a la avaricia, a su gran irresponsabilidad y a la impunidad con que han podido cometer auténticos crímenes financieros. También es una explicación razonable pero igualmente limitada.

En mi opinión, la causa última de todo lo que ha ocurrido está en otro factor al que apenas se hace referencia: el privilegio que tiene la banca privada para crear dinero gracias al llamado ‘sistema de reservas fraccionarias’ (Vicenç Navarro y yo hemos explicado claramente la naturaleza y las consecuencias de este sistema en nuestro libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Espasa, Madrid 2012).

La gente normal y corriente suele creer que el dinero lo crea el Estado pero eso no es así. Hoy día, los Estados, a través de los bancos centrales, no crean sino más o menos un 5% del total del dinero que circula en la economía. Prácticamente todo el resto lo crean los bancos. Y lo crean de la nada, cada vez que dan un crédito.

Y puesto que dar créditos a partir de la nada les proporciona beneficio y poder, es lógico que su interés principal y constante sea el de aumentar sin cesar su volumen, haciendo así que crezca indefinidamente la deuda global de las economías.

Ese privilegio, llevado al extremo en los últimos treinta años y ejercido en un contexto de casi total ausencia de supervisión, con plena libertad de movimientos de capital y con inmenso poder político, es lo que ha llevado a la situación en la que nos encontramos.

Es verdad que la creación de dinero por los bancos viene de lejos. Pero se producía en mucha menor medida y sin estar vinculada la difusión de productos financieros tan peligrosos como los actuales derivados financieros. Cuando comenzó a darse, allá por el siglo XVII y hasta mucho después, los bancos reservaban más o menos la mitad de los depósitos y prestaban con el resto, lo que les permitía crear dinero en dos veces más cantidad que sus depósitos. Pero en los últimos años los grandes bancos globales como Goldman Sach, JP Morgan, Citigroup o Bank of America han venido manteniendo un ‘coeficiente de reservas’ del 0,5%, lo que permite crear 200 veces más dinero del que se tiene en depósito. E incluso alguno de ellos ha mantenido en los años de plena burbuja un coeficiente del 0,001%, lo que quiere decir que creaban 1.000 millones de dólares por cada millón en depósito.

Este sistema de reservas fraccionarias es lo que genera el combustible con el que periódicamente arde el sistema financiero en crisis cíclicas y el que alimenta las burbujas y la destrucción de actividad productiva, el que ha convertido a la economía mundial en un gran casino, donde los productos derivados que crean los bancos a base de deuda tienen ya un valor casi 70 veces mayor que el del PIB mundial. Una barbaridad que amenaza y que puede destruir el orden económico y social del planeta.

Tanto es así, que incluso el propio Fondo Monetario Internacional está dando alas a la difusión de análisis y propuestas alternativas orientadas a poner fin o a limitar este privilegio. La mayoría de ellas tiene ya un largo recorrido en la literatura económica, pero han sido convenientemente sepultadas por los economistas del ‘establishment’.

Una de las más recientes es la que han hecho Jaromir Benes y Michael Kumhof en su texto The Chicago Plan Revisited (IMF Working Paper. Research Departmen. versión en ‘pdf’ en: http://www.imf.org/external/pubs/ft/wp/2012/wp12202.pdf). En su trabajo retoman las propuestas que se hicieron en los años treinta del pasado siglo para lograr que los bancos actuaran manteniendo un 100% de sus depósitos. Un procedimiento que, en opinión Irving Fisher, permitiría cuatro cosas principales: evitar las quiebras bancarias, tener un mayor control del ciclo del crédito y, por tanto, también del económico general; que la creación de dinero no estuviese vinculada a la generación de deuda privada; y, por último, que los gobiernos se pudiesen financiar a coste cero, lo que disminuiría extraordinariamente el peso de las deuda pública.

No hay que ser un lince para darse cuenta de que, con estas propuestas y otras similares, tenemos a nuestro alcance acabar con la esclavitud y sinrazón que nos obliga a soportar crisis continuas y cada vez más deuda sin necesidad.

A muchas personas, e incluso a economistas inteligentes, les asusta ponerlas sobre la mesa, porque no se hacen a la idea de que pueda haber una sociedad sin los bancos tal y como hoy los conocemos. Lo sorprendente es que no se planteen que mantener mucho tiempo a los bancos actuales implica que desaparezcan empresas, escuelas, universidades, centros de investigación u hospitales. A mí me resulta muy claro qué es lo peor.

5 comentarios

marianne 30 de noviembre de 2012 at 13:54

Gracias, profesor Torres, me confirma en mi idea -que parece loca pero que es realidad- de que la inmensa mayoría del dinero que circula es solo VIRTUAL y no corresponde a ninguna producción real.
En este contexto recomiendo especialmente la lectura de estos artículos de Yanis Varoufakis
http://www.eldiario.es/economia/minotauro-global_0_72093120.html
http://www.sinpermiso.info/articulos/porautor/#

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Jorge Amar 30 de noviembre de 2012 at 19:38

En este artículo desafortunado el a menudo brillante profesor Torres Lopez cae en el mismo error que los economistas de la corriente principal sean Neo-keynesianos ( como Krugman) o Monetaristas . Los depósitos de los bancos estimado profesor son creados por los propios bancos concediendo créditos luego ni con reserva fraccionaria del 100% se impediría la explosión del crédito . Como dicen los postkeynesianos de la MMT los préstamos crean depósitos, a continuación dos enlaces para comprender esto ambos del econmista que dejó en ridículo a Krugman respecto a su visión ingenua sobre los bancos ( aún creen que son meros recicladores de ahorro ).Apoyándonos en una teoría falsa estimado profesor no podemos esperar otra cosa que hundirnos en la recesión y preparar el escenario para la próxima burbuja.
http://www.creditwritedowns.com/2012/03/on-bank-lending-creating-deposits-and-paul-krugmans-response.html
http://rt.com/programs/capital-account/keen-fractional-reserve-companies/

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Fran 30 de noviembre de 2012 at 21:34

Hay algunas cosas que no veo claras y en pos de acercarnos a la verdad planteo algunas cuestiones :
– ¿ La masa monetaria existente es superior a la deuda pública y privada actual?
-Cuando la banca privada presta dinero exige garantías y avales a cambio por el valor de mercado de ese préstamo o superior ¿ Se puede llamar a esto crear dinero de la nada?
– ¿ Los beneficios de los bancos centrales revierten de nuevo a los Estados para por ejemplo gasto público? ¿ Es la reserva federal una entidad privada?
– ¿ Cómo puede ganar dinero un banco atesorando el 100% de los depósitos ? ¿ Através de comisiones? ¿ Qué interes puede tener alguien en hacer un depósito por el que no va a percibir ninguna renta aparentemente?
Deseoso de salir de la ignorancia, a ver si el Profesor Torres puede profundizar en estas cuestiones, aunque en los años que llevo participando en este blog jamás me ha contestado nada.
Un saludo.

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Jorge Amar 1 de diciembre de 2012 at 15:53

Profesor Torres le encio un enlace en castellano a una reseña de un libro del principal representante de ese proyecto de investigación ( MMT) , Randall Wray, que lamentablemente no ha llegado a España a buen seguro le puede ser da gran utilidad leerlo. http://www.ejournal.unam.mx/ecu/ecunam11/ECU001100008.pdf

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Reinaldo 3 de diciembre de 2012 at 17:16

Insisto: 1- Nacionalización y expropiación de la banca privada. 2- Pago de la expropiación según su Patrimonio Neto, con bono a 30 años, amortizable semestralmente. 3-Creación de Banco de Datos, con detalle de deudores hipotecarios y su grupo familiar- 4-Recalculo de esos créditos hipotecarios, detrayendo intereses de usura y actualización del capital. 5- Cobro mensual de esos créditos, en montos que no superen el 25% del ingreso del grupo familiar…..Españoles…¡ a las cosas!!!

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