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El TTIP y el mito del libre comercio en 13 minutos y medio

1 comentario

Alberto 7 de noviembre de 2016 at 15:04

Todos los puntos que comenta que se tienen que dar para que pueda haber un libre mercado perfecto están muy bien y son muy interesantes, pero a mí me parece más sencillo y racional pensar que el libre mercado perfecto es imposible por la simple razón de que el capitalismo conlleva necesariamente crisis de sobreproducción o acumulación, desempleo y tendencia hacia los oligopolios o monopolios. Tal vez sea parecido pero me parece mejor argumentar en base a la propia naturaleza del capitalismo.
Por otro lado, según he leído cosas de usted, creo que usted no es anticapitalista y que defiende reformas socialdemócratas. Creo que argumentó alguna vez que todos los sistemas humanos tienen crisis y que lo que se debe hacer es estudiarlas para mejorara las cosas. Muchos de los que defendemos el anticapitalismo no estamos soñando con ningún sistema perfecto que no tenga crisis, simplemente con un sistema mejor. La socialdemocracia está mucho mejor que el neoliberalismo, pero tiene el problema de que se sigue basando en un sistema que nos lleva a la destrucción de la naturaleza y que, aunque el mundo del trabajo y el capital estuviera más igualado, seguirían estando enfrentados y siendo contrarios, por eso el problema seguiría sin resolverse, pues estaría estando latente en el mejor de los casos y predispuesto a renacer en cualquier momento (si bien ya es imposible que se diera una igualdad semejante en todo el mundo, a mi juicio). Por eso es necesario que renazcan unas nuevas relaciones productivas basadas en la producción y gestión de las necesidades humanas y no en los dictados del mercado, una sociedad que racionalice la producción y la distribuya en base a principios racionales y no una economía basada en la valorización del valor y la acumulación sin fin, una economía basada en el deber del trabajo y en donde los productos del trabajo de los trabajadores sean de los trabajadores, y no como ahora, basada en la explotación (a cualquier nivel) y en la propiedad privada de los medios productivos, una economía, en definitiva, respetuosa con el medio ambiente, austera, regional y racional. Todo esto solo será posible comenzar a construirlo comenzando a destruir, al mismo tiempo, el capitalismo. Y esto no está reñido con todas las mejoras que se puedan ir implementando con políticas socialdemócratas.

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