Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Las Guardias Ciudadanas de Paraguay aterrorizan a la población campesina

 En relación con mi texto de ayer sobre los latifundistas recibo un escrito desde Paraguay que denuncia otros asesinatos y que reproduzco. 

 

 Paramilitarización del Paraguay: las Guardias Ciudadanas aterrorizan a la población campesina
 Por el GRR Grupo de Reflexión Rural
 www.grr.org.ar
 

 

 La violencia del Modelo Agroexportador de la Soja en el Paraguay continúa agrediendo cada vez con más fuerza a las organizaciones campesinas en el Paraguay. Esta vez, el ataque sobre la resistencia campesina ha sido mediante el asesinato de SERAPIO VILLASBOA, miembro del MCP (Movimiento Campesino Paraguayo). Serapio, padre de seis hijos, tenía 35 años y era campesino en Itapúa. Se sospecha que el asesinato es a causa de ser el hermano de Petrona Villasboa, miembro de la organización campesina e indígena de mujeres CONAMURI. Petrona lleva 3 años de lucha jurídica por conseguir justicia respecto del asesinato de su hijo Silvino Talavera, muerto a causa de las fumigaciones de agrotóxicos propio de los monocultivos de soja transgénica.
  
 SERAPIO VILLASBOA CABRERA, desapareció desde el día 28 de abril, fue visto por última vez en una cancha de vóley por la noche en su comunidad, barrio El Paraíso. Su cuerpo fue encontrado sin vida el 8 de mayo en el interior de un monte, aproximadamente a 400 metros de su domicilio. Según la autopsia realizada, Serapio Villasboa fue asesinado brutalmente el mismo día de su desaparición con 11 puñaladas, dejándosele en su cuerpo clavado el puñal con que lo mataran.
  
 Este sería un nuevo caso de homicidio de un campesino, a manos de civiles armados organizados en las autodenominadas «Guardias Ciudadanas». Estas organizaciones paramilitares están creando  zozobra y amedrentando a la población en diversas zonas del país. En los últimos meses estos grupos, que se calcula pueden llegar estar conformados por 13.000 individuos entrenados y armados, han matado aproximadamente a 10 campesinos solamente en la región de San Pedro. Las prácticas ilegales de las Guardias Ciudadanas incluyen allanamientos, torturas y detenciones hacia quienes no aceptan el nuevo orden ilegal que imponen por el terror y la violencia. 
  
 La  guardia ciudadana, que trabaja con la anuencia del ministro del interior, esta  ligada a latifundistas y sojeros, quienes las llaman «Comisión garrote» y  tiene como principal objetivo perseguir a dirigentes campesinos/as.  La excusa de estas bandas armadas para ejercer apremios ilegales, es dar una respuesta  a la creciente violencia y criminalidad en Asunción debida a la creciente expulsión de campesinos de sus tierras. Se estima que la soja avanza 250.000 ha por año en Paraguay, causando la expulsión de 90.000 familias campesinas que se asientan en los cinturones de pobreza de diferentes ciudades. Frente a la creciente pobreza generalizada, el gobierno recurre a la necesidad de incrementar las fuerzas policiales en la capital y justifica  una creciente estrategia de paramilitarización de grupos civiles controlados por los poderes políticos locales en las zonas campesinas.
  
 La familia Villasboa, apoyada por el Movimiento Campesino Paraguayo, denuncia en el caso de Serapio Villasboa la falta de interés por parte de las autoridades locales en investigar y encontrar a los culpables de este asesinato. La fiscal, pocos días después del hallazgo del cuerpo de Serapio Villasboa, liberó rápidamente a los supuestos responsables. Hasta la fecha no hay respuesta alguna por parte de la “justicia”, no hay detenidos ni imputados por el caso. Por otra parte, el propio hermano de la víctima, Nicomedes Villasboa ha sido amenazado de ser victima de una muerte aún más cruel que la de su hermano. Según testimonios de la familia, la fiscal, les manifestó sus reparos en realizar nuevos procedimientos en pos del esclarecimiento del crimen, justificando su inacción en que la familia Villasboa buscaría beneficios económicos, haciendo referencia con ello al caso del juicio por la muerte de  Silvino Talavera Villasboa de 11 años.
  
 Paraguay es el cuarto exportador mundial de soja,  con dos millones de ha -64% de la superficie agrícola- dedicadas a este monocultivo, para agravar la situación el gobierno respalda la idea de expandir aun más el modelo sojero. Los monocultivos industriales de soja son una de las principales causas de violencia y empobrecimiento de las comunidades rurales del Cono Sur de Latino América. La resistencia al modelo de la soja se ha constituido así como un ámbito de los Derechos Humanos. Solicitamos que se envíen observadores de Derechos Humanos a Paraguay para monitorear la situación que esta sufriendo la población y cuestionar el comportamiento del Gobierno de Nicanor Duarte Frutos.
  
 El Movimiento Campesino Paraguayo solicita asimismo apoyo a las organizaciones internacionales para lograr detener la actual represión sobre las comunidades rurales. Paraguay es uno de los exportadores de soja forrajera que abastece a la industria intensiva de carnes de la Comunidad Europea. El silencio de Europa deviene complicidad con el asesinato sistemático de campesinos paraguayos, consecuencia directa de la implantación de un modelo de Republiqueta forrajera que solo sirve a los intereses de la agroindustria del Norte.
  
 El MCP planifica realizar movilizaciones el 14 de junio para lograr destituir a la fiscal que esta a cargo del caso de Serapio Villasboa. Esta campaña es un gran esfuerzo y costo económico para los familiares y para las organizaciones campesinas. Convocamos a la solidaridad internacional para que puedan ellos  solventar los gastos necesarios. 

 

 Para este fin rogamos contactarse con  el correo mcp@higway.com.py.
 

 

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