Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Errores e irresponsabilidades ante la situación económica de España

El pasado mes de mayo, justo después de las elecciones generales, publiqué un artículo titulado Una gran oportunidad en el que anunciaba que se nos echa encima una nueva crisis pero que ésta era diferente a la que empezó en 2007.

Decía en ese artículo que España se podía encontrar ahora en buenas condiciones para beneficiarse de la crisis que viene porque ésta iba a provocar que muchas empresas e inversores muy poderosos tengan que encontrar nuevos espacios económicos donde desarrollar los nuevos tipos de negocio y de estrategias productivas que se abren paso. Espacios con recursos endógenos adecuados para ayudarles a crear valor en las nuevas condiciones que se avecinan y dispuestos a ofrecer facilidades para que las organizaciones y empresas más rompedoras puedan ponerse contra la corriente y dar un salto hacia adelante para lograr ventajas en los nuevos marcos de competencia global.

La nueva crisis va a manifestarse -como explico con más detalle en un nuevo artículo que publicaré esta misma semana- en un desorden muy grande en la oferta de bienes y servicios, es decir, en las empresas que los producen. Y de él sólo van a poder escapar las organizaciones y economías más innovadoras y las que estén en condiciones y dispuestas para cambiar rápidamente de estrategia y de lógica productiva y financiera.

Vamos a vivir una nueva crisis global, porque se dará en economías de todo el mundo, pero que no va a dañar por igual a todas ellas. Sus peores efectos se concentrarán en las grandes empresas (que además sufrirán una crisis paralela de las bolsas de valores), en las mayores potencias económicas y en las periferias más dependientes. Pero las economías intermedias y con menos fortaleza en el marco productivo actual que entra en crisis (como la española) podrían tener más posibilidades de eludirla y de aprovechar los nuevos vientos que alentará el desorden. Aunque, eso sí, no podrán tomar vuelo limitándose a dejarse llevar por la inercia, sino que deberán ser capaces de adaptarse y de adelantarse a los acontecimientos.

Aunque no podemos confiarnos en exceso, porque una desaceleración profunda y generalizada y una crisis originada en el mundo empresarial, como la que va a producirse, es siempre algo peligroso para todos, España podría estar en unas condiciones excepcionales para hacer frente con éxito a la nueva crisis. Paradójicamente, nuestro lugar secundario, la relativa debilidad de nuestra oferta en el contexto global y la mala situación de otras economías que competirían con nosotros, como la de Italia, podrían ayudarnos en esta ocasión, si nos adaptamos con inteligencia a lo que se nos viene encima.

Pero esa oportunidad está en peligro porque se están cometiendo algunos errores de apreciación y, lo que es peor, graves irresponsabilidades.

No estoy de acuerdo con otros colegas académicos, de partidos o de organismos económicos que creen que la respuesta más adecuada ante la crisis que se aproxima es la de limitarse exclusiva o principalmente a aplicar políticas fiscales y monetarias expansivas. Yo no creo que estemos sólo ante una simple desaceleración que se resuelve aumentando el combustible y gastándolo en mayor medida. En esta ocasión creo que los problemas vienen de un desajuste productivo muy grave como consecuencia de una alteración profunda de los mercados, de tensiones comerciales estructurales, del cambio tecnológico traumático que se abre paso, de problemas energéticos, de la desigualdad extraordinaria y creciente, y de un divorcio ya insostenible entre la actividad económica y la naturaleza, la realidad física y material que precisa la economía para desenvolverse pero cuyos problemas no tienen adecuadamente en cuenta ni la Economía como conocimiento ni la política económica.

Es cierto que no podemos permitirnos que nuestra demanda siga debilitándose y que hay que sostenerla. Pero también hay que evitar alimentarla sin reajustar la oferta y, por supuesto, hacerlo sólo mediante deuda. Inyectarle más recursos sin abordar los problemas que van a afectar a la producción de los bienes y servicios no creo que ahora, en el corto plazo en el que por definición hay que aplicar terapias de choque a las crisis, vaya a ser útil ni posible sin crear problemas mayores. Entre otras razones, porque creo que esta crisis puede traer subidas de precios que provoquen alzas de los tipos de interés que harían estallar por doquier y antes de lo esperado numerosas crisis de deuda.

A diferencia de lo que se precisaba en la crisis de 2008 para frenarla, ahora son imprescindibles medidas de reajuste productivo, tecnológico y energético, cambios institucionales y legales, incluso nuevas culturas de producción y consumo. La crisis que viene no se va a producir porque falte gasto, por problemas en el lado de la demanda, sino por los que se han acumulado, como acabo de decir, en el de la oferta. Y no conviene olvidar que fue precisamente una crisis de este tipo, de oferta, en los años setenta del siglo pasado la que convirtió en completamente inútiles a las políticas keynesianas de demanda que tan exitosas habían sido hasta entonces.

Es lamentable que en España no se haya abierto un debate serio y plural sobre la naturaleza de la crisis que viene y sobre las mejores respuestas que conviene darle.

Irresponsabilidades más graves todavía se derivan del comportamiento de los grandes partidos políticos y del tiempo que se ha perdido desde que se celebraron las últimas elecciones generales.

La actitud de la derecha española antes los grandes problemas cuando no gobierna es bien conocida: impedir de cualquier forma y sin escrúpulos que salgan adelante las políticas de quienes no comparten su idea de España o los intereses que defiende. A esa estrategia irresponsable responde el decir, como ha dicho uno de sus principales dirigentes -Teodoro García Egea- que «España está en recesión». Pareciera que es lo que desean con tal de poder echárselo en cara al gobierno.

Pero la izquierda no parece que le ande a la zaga en cuanto a irresponsabilidad, al ser incapaz de conformar el gobierno con estabilidad asegurada que España necesita urgentemente y que hoy día sólo puede basarse en una mayoría parlamentaria que pivote en torno al PSOE y a Unidas Podemos.

Es una irresponsabilidad actuar -como está haciendo el PSOE- creyendo que unas nuevas elecciones le darán más ventaja dentro de unos meses. Podría ser que los socialistas salieran ganando, pero sería, sin lugar a dudas, a costa del bienestar de la inmensa mayoría de los españoles.

No se puede esperar más. Hacer frente a una crisis como la que viene con un gobierno en funciones, sin proyecto, en medio de la incertidumbre política y creando un clima de creciente desconfianza y de falta de cooperación y complicidad es suicida.

Los dirigentes del PSOE y Unidas Podemos tienen la obligación de dejar a un lado lo que los separa para poner sobre la mesa sus coincidencias, siendo conscientes de que no negocian para satisfacer a sus respectivas militancias y ni siquiera a sus votantes. Cuando se trata de formar un gobierno ha de pensarse en el conjunto de la población y en los intereses generales, tal y como se han decantado en las elecciones, el mejor sistema que tenemos para vivir en paz y con eficiencia, por muy imperfecto que sea.

Tanto el PSOE como UP tienen en sus respectivos programas electorales propuestas suficientes para poder enfrentarse a los problemas económicos que se avecinan con muchos menos costes sociales que los que provocaría un gobierno de los tres partidos de la derecha. Dejar a los españoles a la intemperie ante la tormenta que se está gestando es una gravísima irresponsabilidad.

No soy tan ingenuo como para creer que un gobierno de coalición como quiere Unidas Podemos, de colaboración como desea el PSOE, «a la portuguesa» como parece ser la preferencia de algunos dirigentes de Izquierda Unida, o de cualquier tipo que fuese con el apoyo de estas fuerzas, va a poder actuar sin costes sociales y sin necesidad de imponer sacrificios notables a la mayoría de la población. Se podrían aliviar, sin duda, pero lo que está en el horizonte es una ruptura muy profunda de las bases tecnológica y productiva que sostienen actualmente a la economía capitalista. Las costuras del capitalismo que hemos conocido se están rompiendo de nuevo y es imposible que eso suceda sin traumas y sin conflictos dolorosos, porque los grandes poderes corporativos (ya lo hemos visto otras veces a lo largo de la historia) no van a ceder fácilmente a sus beneficios ni a sus posiciones de privilegio.

Y de ahí procede, a mi juicio, la irresponsabilidad de Unidas Podemos. Desaprovechar la oportunidad de que en España haya un gobierno que se enfrente a la crisis que viene con la voluntad de minimizar sus costes sobre la población más indefensa y de aprovecharla para cambiar algo el rumbo de nuestra economía es -como acabo de decir- una irresponsabilidad. Pero poner todo el empeño en la gestión del corto plazo, cuando se van a tener las manos atadas y cuando habrá que tomar medidas impopulares, renunciando al diseño de estrategias de más largo alcance y a la presión que las haría viables en el futuro, tampoco es un signo de tener mucha más responsabilidad.

Y ahí es donde está la clave. Es irresponsable que las izquierdas españolas no sepan afrontar con inteligencia la gestión de lo inmediato, pero es peor aún que no estén haciendo nada por adelantarse al futuro elaborando el proyecto político y económico de largo alcance que es imprescindible para enfrentarse a los cambios que están empezando a producirse en el capitalismo. Y esa es la verdadera causa de que les resulte tan difícil llegar a un acuerdo. Pero de este último asunto escribiré en un próximo artículo.

16 comentarios

Alberto 11 de septiembre de 2019 at 09:48

¿Pero es que la postura de UP de entrar en el Gobierno es irrenunciable? ¿Y si ceden a ultima hora? Porque yo al menos confío que Iglesias finalmente se apee del burro y deje la solución de la crisis que se avecine al PsoE de la tercera vía.

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AMAFDEUS 11 de septiembre de 2019 at 18:03

¿Y no sera que Pedro Sánchez ha recibido insinuaciones convincentes desde los lobis estatales y europeos de la no conveniencia de que la extrema izquierda (o la izquierda, para qué engañarnos) no forme parte del gobierno?
¿Y si la intención de Pedro Sánchez ha sido, desde el minuto uno, de no llegat a ningún acuerdo con UP?

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Tomás Boluda 11 de septiembre de 2019 at 19:45

Al final estamos en lo de siempre. Sillones y más sillones. Creo que Iglesias dejó escapar una oportunidad única de tener un gobierno a la vanguardia, progresista y 100% encaminado al auge del bien social. Si de algo no se le puede acusar a Pedro Sánchez es de no ser coherente con sus propuestas. Todas y cada una de ellas las ha cumplido siempre que le han dejado. Tomar la posibilidad de incumplimiento como excusa para no alcanzar un acuerdo me parece que solo hace a Iglesias mucho más dudoso de lo que realmente vende. Sillones y más sillones

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luis 11 de septiembre de 2019 at 21:54

Quizás alguien debería recordar a Felipe González que hoy se conmemora el glorioso golpe militar de su admirado Pinochet. Ay, si se hubiera hecho a tiempo en Venezuela, ¿verdad, Felipe?
Tomás Boluda: La Vicepresidencia y los ministerios estaban vacíos de contenido. Algo de eso cuenta Público, creo que hoy.
El problema del Psoe es que no quiere ningún avance verdadero. Maquillados que justifiquen su existencia y les permita empantanar cualquier progreso real. Para saber la política real de un partido hay que echar una ojeada a su política exterior e internacional. Ahi se retratan todos.
No lo olvides, son los Ebertnoskianos de siempre.

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Juan Muñoz 12 de septiembre de 2019 at 10:21

Creo que el Psoe y Sánchez, desde el minuto uno después de las elecciones del 28 de abril, tenían decidido formar un gobirrno de coalición con Ciudadanos o con el PP, pero nunca con Unidas Podemos. Demos a cada uno lo suyo, es responsabilidad exclusiva del Psoe y Pedro la convocatoria de nuevas elecciones, y de las consecuencias que de ellas se derivan.

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luis 12 de septiembre de 2019 at 10:37

Qué vergüenza. Oigo esta mañana un anuncio del Corte Inglés en la SER promocionando zapatillas deportivas. Ya no se habla de corredor o de correr, sino de raner y raning (que aprendan ortografía inglesa ellos). Y mira que la RAE advierte contra estos barbarismos. Pero no, la empresa privada y muchos periodistas están por la labor de destruir el idioma español. Una cosa es incorporar palabras nuevas, inexistentes, y otra sustituir las que sí existen. ¿Cómo se dirá ahora corredor de fondo? No comprendo esta anglofilia. Debe de ser desconocimiento de la historia. Desde Aljubarrota hasta el reconocimiento inmediato de Franco tras la guerra civil, pasando por la Guerra de Sucesión y sus cambalaches, Gibraltar, o el Comité de No Intervención, los ingleses jorobándonos, mientras que nosotros dóciles y entregados. Qué inteligentes ellos, cuya consigna es «todo en inglés». Los miles de millones de divisas que les reporta semejante política. Y que zafios estos promotores del espanglis. Este es el tipo de patriotas que tenemos. La cosa es peor. Nos reímos de la Botella por hablar inglés mal. En cambio, a los corresponsales extranjeros en Madrid se les pide que guarden el acento, que ello confiere prestigio. Estas son las raíces de nuestra política.

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Rafael 12 de septiembre de 2019 at 10:47

Unidas Podemos ¿qué más tiene que ceder? ¿En qué ha cedido el PSOE?. En «palabras» de Sánchez, solo había un escollo: Que Iglesias se apartara. Lo hizo y, a partir de ahí, excusas, responsabilizar del fracaso a UP.

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El Nitus 12 de septiembre de 2019 at 11:44

Totalmente de acuerdo. Sólo encuentro a faltar o a añadir, las consecuencias del desacuerdo entre los USA y los Chinos; el Brexit y EUROPA, dispuesta a no pactar más; como las guerras del Oriente Medio, con el desacuerdo de retirarse los USA. Todo está confuso y pendiente de un hilo.
Los ricos, cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres, llegando a umbrales de verdadera pobreza. Acabando con unos Ciudadanos, sin fe ni esperanza en el futuro. Qué Dios nos acoja a todos y María, su madre y madre nuestra, nos acoja bajo su Manto.

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Juvenal Padrón Fragoso 12 de septiembre de 2019 at 14:01

Cunado la patronal se manifiesta directamente en el tema
pienso que las presiones son de gran envergadura, siendo la base de la imposibilidad de avanzar hacia un gobierno de coalición. Al mismo tiempo, refleja la debilidad democrática del voto de la ciudadanía, siendo abortado por minorías aferradas a intereses propios.

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JANO 12 de septiembre de 2019 at 18:37

Creo que estoy de acuerdo con los que dicen que Sánchez ha cedido a la presión del conglomerado económico. (vamos, que le han «retorcido los huevos» como vulgarmente se dice). El descaro con el que se pronunció ayer el gerifalte del círculo de empresarios NO deja lugar a duda. Si le insisten un poco más acaba confesando que lo ideal sería repetir las elecciones hasta que gane otra vez el PP. Así pues, dejemos de sacudir a Iglesias (por lo demás bastante iluso. Entra al trapo con una facilidad que da miedo) y apuntemos al -creo yo- cobarde de Sánchez. En todo caso y -al final- como siempre: entre todos la mataron y ella sola se murió. En todo caso y si la crisis golpea de nuevo como parece que ocurrirá, no hay miedo: el PSOE y el PP se pondrán de acuerdo para «capar al cochino para que engorde» que decía Serrat.

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RQS 13 de septiembre de 2019 at 19:22

Abundando en tu idea final. Un grupo de trabajo de profesores de Derecho del trabajo y responsables sindicales estabamos trabajando en un nueva legislación social capaz de regular con perspectiva de futuro las relaciones de trabajo, de tal forma que se estableciese un marco de garantias suficientes a nivel nacional y europeo para todos los que prestasen un trabajo profesional.
Creo que igual pasaba en otros ámbitos.
Por ello apelo tambien a la responsabilidad de las fuerzas de izquierda. Cualquier negociación implica renuncia. Es , por tanto, un ejercicio de generosidad. Y debe hacerse.

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Alfonso Casas 13 de septiembre de 2019 at 22:02

Demos por sentado, que ni la anterior, ni está han sido crisis, se ha demostrado que simplemente ha sido una estafa burda, cada vez hay más millonarios, y muchos más desposeídos todas las medidas económicas, sólo han beneficiado al IBEX35, aquí en España, en el resto del mundo, al Fax, Nasdaq, Don Jones, y a todas sus marionetas. Sr. Torres, cuando ha sido el PSOE de izquierda, y responsable,cuando han cumplido lo prometido, hablamos de la OTAN, del 23F. UPodemos si no quiere desaparecer, no puede ir de la mano de un partido corrupto.
E
l IBEX35 no va a ceder fácilmente a sus privilegios ni a su tiranía, no es culpa de UPodemos que el pueblo al final pida siempre las cadenas.
A la respuesta de RQS cualquier negociación implica renuncia. Pero lo que no saben que muchos han renunciado hasta su dignidad, y no hay más que rascar

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Fernando 13 de septiembre de 2019 at 22:27

Razonado y acertado análisis pero el diagnóstico parece fruto de una emoción prejuiciosa: «Y de ahí procede, a mi juicio, la irresponsabilidad de Unidas Podemos. Desaprovechar la oportunidad de que en España haya un gobierno que se enfrente a la crisis que viene (…)», no hay quien se lo crea. Para ti la culpa siempre es de Podemos.

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Juan Torres López 14 de septiembre de 2019 at 22:40

Creo que señalo claramente que dos responsabilidades, culpas, no sólo de Podemos

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Fernando 26 de septiembre de 2019 at 07:54

«Sánchez anticipó en agosto al presidente de la CEOE que no habría acuerdo con Iglesias»:
https://www.publico.es/politica/nuevas-elecciones-sanchez-anticipo-agosto-presidente-ceoe-no-habria-acuerdo-iglesias.html

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JOSÉ REPISO MOYANO 27 de octubre de 2019 at 22:25

Si tú eres bueno,
entonces siempre tú sin excusas
vas día a día haciendo famosa a la verdad, a la no corrupción y al que lo demuestra todo a razón, sin engaños o nunca demostrando con alguna sinrazón o estupidez.
Si tú eres bueno,
entonces por seguro nunca permitirás que las injusticias ganen, que los «porque síes» ganen, que las mentiras ganen, que las frivolidades a los derechos humanos o a la libertad de expresión ganen. Por eso serás muy requete-responsable para no ayudar a tantos mentirosos-desinformados-pedantes y siempre intentarás (sabiendo valorar las informaciones y todo) que no te engañen, ¡que no te engañen pudiéndolo tú perfectamente evitarlo! José Repiso Moyano

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