Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Izquierda inútil

Publicado en txt.es el 23 de julio de 2017

Mucha gente se pregunta cómo es posible que una crisis que ha mostrado tan claramente las injusticias, las estafas, la corrupción y la inmoralidad del sistema económico en el que vivimos no haya traído respuestas y cambios en una dirección opuesta a la que arruina a millones de personas y empresas, destruye el medio ambiente y multiplica las amenazas sobre las democracias y la sociedad.

Si nos ceñimos al caso europeo, lo ocurrido en Grecia es quizá lo más paradigmático de la frustración y el desastre social con que finalmente ha terminado la crisis. Pero igual podría decirse de la situación en Francia o Italia y, por supuesto, de España, donde nos sigue gobernando uno de los partidos más corruptos de toda Europa. Curiosamente, solo el Portugal gobernado por el Partido Socialista con el apoyo de las demás izquierdas, cuando todo el mundo afirma que esta crisis ha marcado el fracaso final de la socialdemocracia, es el único caso de resistencia mínimamente eficaz frente a la Troika y las políticas austericidas.

Es verdad que todo lo que ha ocurrido no ha sido negativo y que se han dado pasos adelante que suponen un empoderamiento importante de sectores sociales que hasta ahora estaban como anestesiados. En España, el 15M introdujo variables en la agenda política que ya tienen que asumir (lógicamente, con mayor o menor fidelidad y convencimiento) todas las fuerzas políticas. También se ha roto (aunque es cierto que no definitivamente) lo peor del viejo encuadre político de la transición, el pacto PP-PSOE con la muleta de los nacionalismos de derechas. El PSOE se ha situado finalmente en posiciones más proclives a plantear políticas transformadoras y en el Parlamento, en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos hay un nuevo aire que hará inevitable que comience a regenerarse la atmósfera, en tantos aspectos corrupta, de años atrás.

Pero es evidente que nada de eso ha sido suficiente para frenar las políticas que viene aplicando el PP y para articular una mayoría política que refleje y defienda los intereses de la gente que ha sufrido los peores efectos de la crisis.

Sin duda, hay muchos factores que pueden explicar esto que me parece que hay que calificar, sin ningún paliativo, como un auténtico fracaso histórico. Yo traté de analizarlos ya en 2010, cuando -conociendo a las izquierdas de este país- anticipaba lo que me parecía que posiblemente iba a ocurrir y que ha sido exactamente lo que ha terminado ocurriendo: que la izquierda que se suponía que era quien podría dirigir un proceso de transformación y puesta en marcha de alternativas resultaría incapaz de hacerlo.

Predije que esto podía suceder en mi libro La crisis de las hipotecas basura: ¿por qué se cayó todo y no se ha hundido nada? que puede leerse en pdf aquí, pero no voy a reproducir ahora todos los argumentos que analicé entonces. Simplemente, quiero hacer algunos comentarios a partir del último párrafo de ese libro y que decía lo siguiente:
“(…) quizá si la izquierda y los movimientos alternativos en general comenzaran a trabajar para poner en marcha prácticas políticas de este otro signo, fraternales, de emociones y afectos, de reunión, de deliberación y debate para fomentar el conocimiento, la indignación, la rebeldía y el sabotaje pacífico en lugar de dedicarse simplemente a gestionar o a radicalizar sobre el papel sus programas, la salida a la crisis que vivimos y a las que vendrán serían diferentes y conseguiríamos hundir para siempre en los vertederos de la historia las prácticas sociales que crean tanta frustración y dolor innecesarios”.

Lo ocurrido ha sido justamente lo contrario. La izquierda española no ha sabido impulsar otro tipo de hacer política y cuando lo ha intentado, como en el caso de Podemos, ha terminando siendo la peor copia de los peores defectos de los partidos tradicionales. Las izquierdas españolas han sido incapaces de entenderse entre ellas, volviendo a mostrar explícitamente a la sociedad que ser de izquierdas es ser enemigo de cualquiera que no sea exactamente igual a uno mismo y de quien no se sitúe obedientemente en el mismo bando que uno (o de una, porque las mujeres que se van incorporando al liderazgo político en las izquierdas terminan ejerciéndolo como si tuvieran tanta o más testosterona que los propios hombres). Las izquierdas no han sido ni inteligentes ni generosas para unirse y siguen sin darse cuenta de que esa unidad no es un capricho sino la precondición para mejorar la vida de la gente, pues solo con ella se puede disponer de la fuerza que requiere la transformación social en condiciones tan difíciles como las que vivimos en el mundo actual. Y, sobre todo, las izquierdas no ha aprovechado la crisis para darse cuenta de que el cambio social y político que se necesita es de tal envergadura que requiere de un sujeto político y de un impulso ético tan poderosos que solo pueden venir de una mayoría social muy amplia y que necesariamente ha de ir mucho más allá de las izquierdas.

El primer uso de la palabra crisis en la Grecia clásica fue para referirse al momento en el que quien decide puede conocer mejor la naturaleza y situación que presenta un problema. Y, en este sentido, la izquierda tampoco ha sido capaz de aprovechar la crisis para analizar conjuntamente la situación, para hacer pedagogía y para dotarse de análisis rigurosos sobre lo que pasa y sobre lo que se necesita.

La consecuencia de todo ello me parece evidente: la izquierda española no dispone de los ingredientes que son esenciales para poder presentarse a la sociedad como vector de transformación, como fuerza dirigente y capaz de canalizar, liderar y hacer efectivos y positivos los cambios sociales. Y sin ellos es una izquierda inútil, no creíble y tan incapaz e impotente como indeseable.

Es duro decirlo así, pero ¿adónde puede llegar y quién puede desear que gobierne una izquierda que no tiene clara, por ejemplo, la conformación básica del Estado en el que opera, que no sabe a ciencia cierta quiénes son sus aliados para conseguir los objetivos que en cada momento se propone, o que no trata ni cuida con afecto ni siquiera a los suyos? ¿Quién le arrendaría éxitos y quién puede confiar en que su gestión, con tales carencias, no terminaría en un caos o en el desastre, como en Grecia?

No exagero. Hace unos días leía lo siguiente en el periódico digital cuartopoder:

“Iglesias, que dijo que “si fuera catalán, no iría a votar”, firma un artículo junto a Domènech en el que consideran el 1-O como una movilización legítima.

Garzón y la dirección federal de IU no dan validez al 1-O, mientras que EUiA sí considera que hay que participar en el referéndum.

En Catalunya en Comú, la postura mayoritaria es la de Domènech, pero existen otras dos: una, que hay que implicarse más con el referéndum y, otra, que no hay que participar”.

¿Alguien puede creer de verdad que la sociedad puede confiar en una izquierda con semejante galimatías en una cuestión tan esencial como es un referendum en el que se plantea la independencia de un territorio del Estado?

Algo parecido puede decirse de la discusión que se mantiene, tanto en el seno de Podemos como del PSOE, sobre las alianzas entre ambos. ¿Cómo se puede esperar que la sociedad confíe mayoritariamente para gobernar en un partido que no tiene ni siquiera claro con quién va a ir de la mano y con quién no; quién es su amigo o su socio y quién su adversario?

Y lo que quizá sea peor ¿quién va a confiar para que dirija sus destinos en una izquierda que a los suyos los trata a puntapiés y a base de insultos y descalificaciones? La fraternidad, la empatía, el respeto a la diversidad… son los prerrequisitos de la credibilidad y del afecto de los que nace el apoyo y la complicidad también en la vida política (salvo que prime el engaño). Una izquierda arisca, agresiva y pendenciera y, digámoslo claro, por tanto totalitaria, puede que resulte muy atractiva para sus militantes más convencidos pero solo podrá cosechar recelo y aversión en la sociedad en su conjunto.

En el libro que cité más arriba señalaba que para hacer frente a una crisis como la que entonces se vivía es necesario disponer de alternativas y programas puestos con rigor sobre el papel pero que eso no era suficiente. Decía entonces, y creo que los hechos me han dado la razón, que además y, sobre todo, era necesario hacer frente al “fracaso de interlocución entre las izquierdas y la gente, para lo cual hay que llevar a cabo, en primer lugar, un gran proyecto de convergencia muy sincero y fraternal, con gran lucidez y, sobre todo, sin un ápice de sectarismo sino anteponiendo a cualquier otra cosa los elementos transversales que permitan hacer mallas y construir redes para religar y coordinar lo local y lo disperso y para traducir a una única lengua los diferentes voces y discursos de la transformación social”.

Sin eso, para empezar, la izquierda es un canto de sirena, una opción inútil y a la postre frustrante, cuya acción política solo puede terminar (ahí está la historia) en fracaso o en la traición a sus ideales.

14 comentarios

David 27 de julio de 2017 at 08:40

Como de costumbre, otro artículo para darle caña a podemos y demás. Al psoe lo menciona de refilón con mucha más benevolencia. Es usted un economista brillante, pero políticamente no parece decir mucho más que «dadle el gobierno el psoe incondicionalmente». Habla de la necesidad de que «las izquierdas» se pongan de acuerdo, y al parecer no se puede poner en duda que el psoe entre en esa categoría. Y por supuesto, lo que ha pasado en portugal es el santo grial.
Yo soy mucho más catastrofista y creo que la crisis de la socialdemocracia (o socioliberalismo más bien) no va acabar, por más llamadas a la «unidad» que se hagan desde púlpitos más o menos elevados. El diagnóstico que el 15M señaló es que el sistema de partidos en España había estado trabajando para precarizar las condiciones de vida de la gente, no que el PP era muy malo y «las izquierdas» tenían que ponerse de acuerdo. Y esto mismo se puede decir del socialismo francés o el alemán o de toda Europa. Parece que usted quiere decirnos que olvidemos todo esto y le demos un apoyo acrítico a quienes son copartícipes de la implementación de estas políticas nefastas. Pues no.

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Jordi 29 de julio de 2017 at 14:29

Más inútil es la derecha. ¿Vamos a dejar de tirar piedras sobre el propio tejado? Quizá tu error es considerar al PSOE como un partido de la izquierda, cuando ha sido, es y probablemente seguirá siendo, con Sánchez o sin él, un partido de la derecha, en cuanto partido mercenario al servicio de la oligarquía, como sabes muy bien, lo mismo que el PP y C’s. Atrévete a equiparar el PSOE con el PP y entonces quizá veamos la situación con un poco más de objetividad.
Finalmente, calificar la izquierda de «arisca», «pendenciera», «agresiva», «totalitaria», y que trata a los suyos a «puntapiés» y con «insultos» es un disparate. Ni siquiera acabo de entender a quién te refieres (¿al PSOE, a Unidos Podemos?) ni a cuento de qué viene todo esto. Pero sobran todas esas descalificaciones, en mi modesta opinión, que en el ámbito privado podrían ser aceptables, pero en público son desastrosas.
¿Lo de Cataluña es un «galimatías»? Es el mismo calificativo que empleó Rajoy, si no recuerdo mal. Lo dejó aquí.

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pedro rojas 30 de julio de 2017 at 14:24

la izquierda de la que habla Juan Torres hace mucho tiempo que no existe. Pongamos por ejemplo al gobierno de casi 40 años de la Mafia del PSOE en Andalucía:
1) Las Cajas de Ahorros (Unicaja) han estado dirigidas por el PSOE estos últimos 40 años. Hace unos días han sido vendidas al capital privado.
2) El desempleo juvenil alcanza cifras del 50%, siendo la región de Europa con mayor desempleo juvenil.
3) El desempleo general es superior al 25% siendo de las regiones de Europa con mayor desempleo.
Juan Torres habla de izquierda y no para de criticar al PP pero aun no le he visto escribir ningún articulo sobre lo bien que lo esta haciendo la Mafia izquierdas del PSOE en Andalucía.
¿ Los 40 años de gobierno de la Mafia del PSOE en Andalucía son un ejemplo a seguir por la izquierda?
…(la izquierda existe pero no es la de PSOE ni la de Pablo Iglesias)…

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pampará 31 de julio de 2017 at 09:01

Después de ver a los políticos, pregonando todo lo bueno que van a hacer cuando cojan el poder, ahora se ves claro, ya no hablan de la miseria que el PP. ha creado al pueblo español
Tampoco hablan de las pensiones tampoco de la ley mordaza ni de la reforma laboral, que listo son los políticos como saben engañar al pueblo español.
Si fueran los políticos noble y honrado y digno para el pueblo español, lo que deberían hacer es muy sencillo solo tendría que ser más equitativo a la hora de hacer los presupuestos, y solo hay que meter todo los gastos de estado y repartir con mas humanidad.
¿Qué está pasando en este país?
20, 000,000 millones de españoles trabajando cobrando una miseria.
10, 000,000 millones de pensionista, cada año cobran menos, ya se ha perdido el 10%,
4, 000,000 millones de parado más lo que ya no meten en paro.
Con esto solo creen que no hay voto para quitar a un partido que tienen el valor de decir que
Todo va bien.

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Cayetano 1 de agosto de 2017 at 13:02

La interpretación superficial del maquiavelismo en la política española es transversal, y podría discutirse sobre la diversidad y como se personaliza lo político, también quizás por el personalismo que la impregna.
Podría discutirse sobre la diversidad de posiciones respecto de propuestas como la estructura territorial del Estado ( lo que conviviría paradójicamente con praxis uniformizadoras).
Pero las distancias entre Portugal y Grecia no vienen de la mano de éstos factores, sino de los puntos de partida distantes entre estos países.
En España no hubo alternativa gobernante por los desencuentros entre Podemos y el PSOE.
Gracias a Dios, parece que ahora las relaciones se han recuperado y creado estructuras estables que lo fortalezcan.
La cuestión es dotar a la alternativa de gobierno posible a futuro, de propuestas que abarquen desde lo ya propuesto, hasta un programa de nuevo modelo económico, que cambie nuestra estructura tanto económica, como social, educativa, cultural…
Ésta izquierda puede ser reprobable y la crítica un ejercicio sano. Muchas cuestiones planteadas las comparto, por no decir todas.
Pero la cuestión, es no dejarnos afectar por aguas pasadas (que también rezuman), y centrarnos en el hoy de los acuerdos entre PSOE y Podemos o UP, y ser proactivos y propositivos.
Una voz reputada como la tuya, no debe limitarse al jodido «llevaba razón»( aunque la lleves), sino contribuir al futuro, aún ha sabiendas de que puedan volver a utilizarte, pues se espera generosidad hasta el desprendimiento. Gentes como tú, con tus conocimientos se requieren en lo proactivo y propositivo para tejer ese religamiento.
También es necesario tejer las redes de solidaridad afectiva y material, que además de propositivas y discursiva tejió la PAH, como bien dices y no limitarse al endurecimiento verborréico. Por ejemplo, predicar sobre el precariado, implica la necesidad de tejer o potenciar esas redes de solidaridad, también afectiva y material con él y entre el precariado o los expulsados.
Un saludo y gracias por tu trabajo.

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Pampara 8 de agosto de 2017 at 08:36

Estoy totalmente de acuerdo con el Sr. Cayetano.
Es la pura verdad espero que los políticos mencionado, sean coherente.
Una saludo

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pedro rojas 9 de agosto de 2017 at 06:29

Lo que no entendemos es que alguien que alguien que gane 3.000 Euros no puede ser de izquierdas, por mucho que predique ser de izquierdas.
Lo que no entendemos es que el papa Francisco no puede ser cristiano, por mucho cristianismo que predique.
Lo que no entendemos es que un presidente de gobierno que gane 100.000 Euros no puede ser un presidente de izquierdas.
Lo que no entendemos es que un político que gane 3.000 Euros no puede ser un político de izquierdas.
Lo que no entendemos es que la mitad de la población activa que trabaja en este país cobra menos de 1.200 Euros.
Lo que no entendemos es que hasta que no haya un jornalero, que haya trabajo toda su vida como jornalero, gobernando este país y cobrando sueldo de jornalero, no habrá un gobierno de izquierdas.
Ni Rajoy,ni Rivera, ni Sanchez, ni Iglesias, ni Garzon son jornaleros ni tampoco cobran lo que cobra un jornalero y por lo tanto no habrá gobierno de izquierdas.
Le pedimos peras al olmo sin entender que el olmo no da peras.

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Alberto Pérez 19 de agosto de 2017 at 16:21

Lamento no comentar nada acerca del artículo. Solamente quería decir que después de todas las absolutas falsedades que los grandes medios de comunicación han estado vertiendo sobre lo que está sucediendo en Venezuela, me parece sorprendente que intelectuales de la categoría de V. Navarro y Juan Torres no hayan hecho ni el más mínimo comentario. Esto no sería grave si no fuera porque en Venezuela a los terroristas se les llama demócratas y a los demócratas se les llama dictadores y terroristas, sucesos que han sido portada de todos los grandes medios manipuladores, los medios capitalistas de masas. Por supuesto se puede criticar todo lo que se desee a Maduro y a su gobierno, pero lo que es vergonzoso es que después de tamaña manipulación, que recuerdan a las grandes manipulaciones como la Chile de Allende, la Nicaragua sandinista o Vietnam, por poner solo tres ejemplos, es que se guarde un silencio tan ensordecedor por parte de algunos intelectuales de izquierda, que si bien no son marxistas, eso no tiene nada que ver. Con ese silencio se está dando pábulo a la burguesía y a la oligarquía asesina y golpista, al imperialismo y al parapediodismo más siniestro.

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jose 20 de agosto de 2017 at 10:51

Los que solemos leer a Juan Torres López nos acordamos de algunos de sus artículos. Le recomiendo a Alberto Pérez que ponga en el buscador de la página de Juan Torres «sobre Venezuela». Pongo a bajo dirección de sus artículos sobre Venezuela:
https://juantorreslopez.com/?s=sobre+venezuela&submit=Buscar+en+la+web

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Alberto Pérez 20 de agosto de 2017 at 16:30

Estimado Jose
He leído muchos artículos sobre Venezuela de Juan Torres. Admiro a Juan Torres y V. Navarro (quien también ha escrito bastante sobre Venezuela). Si bien yo soy marxista me encanta leer a estos dos intelectuales. Pero yo no he dicho que Juan Torres no haya escrito ningún artículo sobre Venezuela. Vuelva a leer mi comentario y verá que lo que critico es que no se haya escrito ningún artículo sobre esta última andanada protogolpista que ha dejado más de 100 muertos y una manipulación mediática nunca vista sobre los sucesos terroristas y la Constituyente. Lo que critico es que no se hayan pronunciado sobre los sucesos de estos últimos meses y eso a pesar de ser unos hechos fundamentales y estar en primera línea mediática con una manipulación insoportable.

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alekine 23 de agosto de 2017 at 02:33

Es necesario reconstruir «la izquierda» desde cero:
– El liberalismos ha vencido totalmente a «la izquierda» dejándola sin ningún referente ideológico. Mas allá de la defensa abstracta del Estado de Bienestar, cuyo significado se desconoce, la izquierda no tiene objetivos.
– Los nuevos partidos o grupos políticos se definen así mismos como anti capitalistas, anti sistema o anti globalizacion, mostrando que saben lo que no quieren pero siendo incapaces al mismo tiempo de definir lo que quieren.
– La defensa de Ideas como la Renta Básica o la Teoría Monetaria Moderna te dicen que «la izquierda» carece de una ideología económica capad de oponerse al liberalismo y que sigue anclada en la vieja idea Keynesiana de utilizar al Estado como «hermanitas de la caridad» para paliar los desequilibrios de la economía liberal.
La gente de izquierdas parecen no darse cuenta que ya no existe «la izquierda». Que el «proletariado» les ha vuelto las espaldas y ya no creen en «la izquierda» que viene a liberarlos.
La victoria de Macron en Francia, de Putin en Rusia, de Endogan en Turquía, de Merkel en Alemania, de Macri en Argentina, de Trump en EEUU, de Rajoy, Sanchez y Rivera en España, de la oposición en Venezuela, de Temer en Brasil … te dicen que la victoria de la economía liberal es TOTAL y ABSOLUTA y que «la izquierda» ya no existe.
«La izquierda» necesita un nuevo Karl Marx y un nuevo Manifiesto Comunista que la resucite de las varias décadas de coma profundo que lleva enterrada en la Unidad de Cuidados Intensivos sin que la gente de izquierdas se haya enterado de ello.

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Cayetano 6 de septiembre de 2017 at 00:21

El liberalismo versa sobre el intercambio, sea de mercancías-medios de producción o fuerza de trabajo, el socialismo desgraciadamente durante mucho ha priorizado sobre lo mismo.
El gran reto y diferencia del cambio hoy, versa en que el vector nuclear del momento histórico no es el intercambio, sino los nuevos medios y modos de producción e infraestructuras.
Indudablemente las instituciones, clases sociales…, interactúan determinando los cambios en éstos factores nucleares, pero los mismos también intervienen en éstos.
El enfoque de estos avances tecnológicos, en dichos factores nucleares, dependerán de las correlaciones entre distintas apuestas políticas y económicas, así como de los espacios vacíos que ocupen. Posibilitando nuevas actividades, medios y modos de producción, nuevas formas de producir e intercambiar.
Por ejemplo, el grupo Exit o símiles hablan del capitalismo como producción abstracta, dirigida al indeterminado mercado. Sin embargo hoy, multinacionales, como IKEA, se plantean el desarrollo de la producción previo pedido gracias a la impresión 3-D.
O la tecnología permite la financiación tipo crowdfounding y un nuevo tipo de Banca.
Todo el sector de distribución de servicios, comerciales o no, están en plena transformación revolucionaria.
El mundo del transporte sea individual, colectivo o de mercancías está en ciernes de una revolución desconocida, que cambiará las formas, tiempos, relación de propiedad, uso y optimización con la automatización, que sólo requiere actualizar las infraestructuras.
Sólo hay que ver el intrincado movimiento automático de miríadas de pales, en un centro logístico de Amazon, y trasladar no sólo la conducción automática, sino la optimización del espacio y la velocidad gracias a la misma, a ciudades, regiones o Estados ( sin las infraestructuras es imposible ese salto, la Eopila griega fue la 1°máquina de vapor, en el Siglo I).
De la revolución del conocimiento, no sólo respecto a su comunicación o intercambio, sino a la propia sustitución de operaciones singulares del pensamiento, y la interconexión entre las máquinas y cosas, están revolucionando la actividad humana.
En definitiva, el liberalismo no es alternativa, sino una huida hacia adelante hasta el precipicio, por el impacto que provocaría como política predominante en este marco revolucionario en medios y modos de producción. Cuando ahora en el Mundo tenemos capacidad para destruirlo varias veces, en un confrontacidio internacional.
Soluciones que afecten a la implementación de nuevas actividades económicas vinculadas a nuevas tecnologías y sus necesarias infraestructuras; elevación del nivel de vida por redistribución de la productividad tecnológica, con su consecuente pulsión generadora de nuevas actividades económicas e industrias.
Son todas ellas iniciativas de creacionismo sustitutivo ( el destructivo hoy hace inviable la especie), que deben ser implementados por las clases medias y populares, así como por los nuevos agentes económicos y políticos que se apoyen y quieran representar a éstas.
Necesitamos para subsistir una explosión de creacionismo sustitutivo, no destructivo. Basado en la implementación de las revoluciones paradigmáticas en medios y modos de producción, infraestructuras e intercambio, que sustente la inversión pública y redistribución de la productividad tecnológica. Todo ello desde un nuevo paradigma que permita no ya la regeneración de la huella ecológica, sino la recuperación de la perdida y el decrecimiento económico.
Iniciativas como el TSG o la RBU provienen de dicha perspectiva y filosofía que choca con el salto al vacío que supone el liberalismo, que nos ha traído hasta el precipicio.
Pero bien es cierto, que la agenda seting no está dominada por éstas cuestiones, y que la capacidad de intervenir sobre la misma es limitada.
Y que no alcanzamos a comunicar la trascendencia que en nuestra cotidianidad, presente y futuro, tienen éstas dinámicas que rebasan la dimensión del intercambio. Tanto para nuestra coexistencia de especie, como en la vinculación al ecosistema planetario.
El discurso político no ha encontrado la expresión de ésta trascendencia, y se pierde en el zarandeo de la agenda seting, como un puzzle deslabazado que requiere articulación más allá de reflexiones éticas o morales ( necesarias, pero insuficientes para superar las resistencias).
Son los movimientos sociales y económicos tectónicos, con sus movilizaciones quienes crean liderazgos, que a su vez se reinterpretan en un continuum cambiante de individuos insertos en contextos evolucionando.
Hay individuos que pueden destacar, pero no pueden escapar de su propia realidad social, el pensamiento informático es una expresión combinada de 0 y 1. Bien, pues el pensamiento humano es una expresión del lenguaje que es creación social e histórica.
Todos juntos, ha distinto paso y en diversas direcciones y formas, construimos interactuando tanto la articulación de las alternativas y las resistencias a la misma
Y quizás la articulación de la alternativa podría encarnarla un líder, pero en éstos tiempos es más serio pensar en una colectividad o equipo como núcleo irradiador de la articulación estratégica e ideológica de la alternativa al neoliberalismo, que está incursa buscando quiénes articulen discursivamente el nexo de lo inmediato, dotándolo de horizonte alternativo y global, no sólo desde la bondad ética o moral, sino desde la eficiencia de su dinámica material, social y económica.
Un cordial saludo.
Un

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Francesc 5 de septiembre de 2017 at 11:51

A mi juicio el problema radica en que la hegemonía cultural está en la derecha, y por eso en toda Europa siempre gana. Y eso es así porque al estar en un capitalismo profundo donde la masa acrítica sigue la corriente marcada por los medios de comunicación y persuasión, el margen que queda es muy poco.
Desgraciadamente la gente está anestesiada y vota contranatura, contra sus propios intereses, a partidos que defiendes los que más tienen.
Podemos lo tiene muy difícil. Tiene en contra los medios de comunicación y los tres partidos del régimen pp psoe cs. Es una lucha de David contra Goliat.
No creo que el problema sea el de la unidad de la izquierda sinó más bien el de la hegemonía. Y aún está por ver como se conquista en una sociedad digital donde lo que no está en una pantalla no existe. Y las pantallas se compran con mucho dinero, y los que tienen dinero las utilizan para sus intereses.
A lo mejor si el Psoe gobierna con cs o podemos algo cambia, pero muy poco. Hasta ahora es lo que nos ha demostrado.
Por lo tanto, no hay salida. Así de claro.

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Cayetano 6 de septiembre de 2017 at 20:12

Está claro que los medios generalistas y otros, contribuyen a confundir. Pero bien es cierto, que durante mucho tiempo la mayoría social, de clases medias y populares, compartían beneficios e intereses con el neoliberalismo.
La hegemonía cultural y política del neoliberalismo se ha resquebrajado, ello ha permitido la convulsión de PODEMOS y la interna del PSOE, en que se gana la partida a su stablishment vinculado a lobbys económicos.
La ruptura de la reproducción de clase y nivel de vida, provocada por movilidad descendente no ha terminado, por lo que la convulsión política e ideológico-cultural tampoco.
Podemos, PSOE o C,s no son más que expresiones de esos movimientos tectónicos que están redefiniendo nuestra cotidianidad, desde nuestra realidad material hasta el imaginario cultural.
Por ejemplo, si hablamos de Crisis Financiera los responsables eran desregulación, entidades de riesgo sistémico, irresponsabilidad de los financieros,…. Bien, no se ha avanzado en regulación, la Banca en la sombra ha crecido bárbaramente, en España tenemos mayor riesgo sistémico en las entidades que antes, los financieros continúan con irresponsabilidad moral e incentivos a la especulación… El neoliberalismo está corriendo para saltar al precipicio al que nos ha llevado. E incluso en fase de débil recuperación del crecimiento económico, es incapaz de revertir el desposeimiento y crecimiento de la desigualdad por empobrecimiento. Éstos episodios de recuperación débil como pronosticaron Krugman, Stiglitz… serán breves y acompañados de Crisis aún más profundas y duraderas. No puede esperarse nada nuevo, si no hay cambios de modelos productivos ex-novo, y continúa como motor de crecimiento económico-bastardo- la especulación.
Por tanto, la mengüante clase media está en catarsis crítica junto a las clases populares, y la hegemonía cultural-ideológica ha comenzado a disputarse.
Un cordial saludo.

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