Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

La recuperación de Rajoy no da para subir las pensiones

Publicado en el diario.es el 5 de marzo de 2018

El presidente Mariano Rajoy ha sido sincero respondiendo a los pensionistas que le reclaman mejorar las pensiones que reciben. Les ha dicho que «la recuperación económica no ha llegado a donde todos queremos que llegue y no tenemos los recursos suficientes para poder subirlas más».

El presidente lleva razón pero solo en parte.

Es cierto que ha habido una recuperación de la economía, tal y como reflejan la gran mayoría de los indicadores: el crecimiento del PIB, la inversión y particularmente la que se realiza en bienes de equipo, el consumo de los hogares, las exportaciones e importaciones, el empleo, las ventas y la cifra de negocios, el crédito a familias y empresas, e incluso otros más subjetivos como los de confianza empresarial o de los consumidores.

Negar la evidencia es absurdo. Hemos salido de una situación muy complicada y la economía española se encuentra ahora en una situación muy diferente a la de crisis y recesión de años anteriores.

Lo que ocurre, sin embargo, es que esa recuperación indiscutible se ha producido sobre unas bases que comportan, por decirlo de una manera suave, demasiadas sombras, sobre todo, porque se ha hecho descansar en el privilegio de unos pocos en detrimento de la gran mayoría.

Los principales «puntos oscuros» de la recuperación conseguida por el Gobierno de Rajoy son, a mi juicio, los siguientes:

– Hemos tardado mucho en salir de la crisis (9 años frente a 2 de Alemania, o 3 de Francia e Italia) y aquí ocurre como con una gripe: no es igual tenerla durante un par de días que durante dos meses.

– La recuperación es evidente, como he dicho, pero no semejante en todos los sectores de actividad, ni claramente consolidada: hay actividades que no terminan de despegar y otras que presentan signos de retroceso. Por poner solo dos ejemplos, el consumo privado se ha ralentizado y la inversión no alcanza los niveles precrisis.

– Mantenemos un problema muy grande de deuda que podría ser peligroso si suben los tipos de interés: la pública aumentó en 2017 a un ritmo de 1.200 euros por segundo y el Estado tendrá que colocar en los mercados unos 7.000 euros de deuda cada segundo en 2018, 220.000 millones en todo el año.

– El ahorro está en mínimos históricos y el 58% de los hogares tiene que endeudarse para llegar a fin de mes.

– Efectivamente, se han creado empleos, pero siguen existiendo problemas muy graves en el mercado de trabajo: hay 1,7 millones de empleos, 900.000 afiliados y unos 80 millones de horas semanales menos que antes de la crisis; la tasa de temporalidad es la más alta de Europa y está en el nivel más elevado desde 2008. El 91% de las personas que tienen contratos temporales desearían tener uno indefinido y el 58% de las personas que trabajan a jornada parcial quieren hacerlo a jornada completa. El año pasado se firmaron más de 21 millones de contratos de trabajo (el 91% temporales), es decir, casi 44 por cada nuevo empleo añadido.

– La crisis no se ha utilizado para cambiar el modelo productivo, sino que más bien se han reforzado nuestros grandes defectos estructurales: la debilidad de nuestra industria, el predominio de servicios de bajo valor añadido e intensivos en mano de obra, la especialización en productos de tecnología medio alta y de calidad medio baja, la competencia vía precios, la escasa complejidad en nuestra proyección exterior o exportaciones que recaen sobre las espaldas de muy pocas empresas y con gran componente de bienes importados, entre otros… Y se han hecho los recortes más altos de las economías de nuestro entorno con las que hemos de compararnos en actividades esenciales para el futuro como la investigación, las energías alternativas, la educación o la lucha contra la desigualdad.

– Los beneficios y los costes de lo realizado para lograr esta recuperación se han repartido muy desigualmente. España es el país europeo en donde más ha aumentado la desigualdad y ya somos el tercer país más desigual de Europa: el 79% de los jóvenes (19-30 años) tiene la impresión de que han sido excluidos de la vida económica a raíz de la crisis; el 24,2% de entre 20 y 34 ni trabajaba ni estudiaba en 2015; el salario anual de los jóvenes menores de 26 años que entran al mercado laboral es un tercio inferior al que hubiesen percibido en 2008; el 86,6% de los españoles que obtienen rentas ingresan menos de 30.000 euros al año; el 62,6% dice que su situación económica es igual que hace seis meses, el 23,6% dice que peor y sólo un 13,4% dice que ha mejorado…

– Y, para colmo, esta recuperación se ha producido paralelamente a una crisis institucional sin precedentes en nuestra historia, algo que es muy peligroso también para la actividad económica: la confianza en nuestros representantes políticos disminuye y la unidad nacional se pone en peligro, en gran parte alentada por la torpe y pervertida respuesta que el Gobierno de Rajoy ha dado al independentismo (no se puede explicar de otra manera que haya crecido tanto bajo su mandato).

En definitiva, es totalmente cierto que el Gobierno de Rajoy ha logrado recuperar la economía, pero lo ha hecho favoreciendo a los grupos e intereses económicos ya de por sí más poderosos, concediéndole cada vez más capacidad de decisión y mejores condiciones para obtener beneficios.

Eso es lo que explica que los salarios hayan caído casi 40.000 millones (y no solo por el menor empleo) en la renta nacional, lo que en la práctica significa casi tanto dinero menos de ingresos para las empresas, que el 54% de las horas extraordinarias no se retribuyan, que el 28% de los contratos firmados en julio pasado y los 2/3 de los temporales de agosto duraran menos de una semana y que se hayan disparado los contratos de cero horas.

¿Cómo se va a poder subir las pensiones con esa realidad laboral, con esa precariedad salarial tan extraordinaria?

El Gobierno de Rajoy ha creado las condiciones para que las grandes empresas y los bancos obtengan impresionantes beneficios y que tengan grandes ventajas fiscales, pero a costa de las empresas más pequeñas y medianas y de las familias.

Como ha señalado hace poco el economista Vicente Clavero, los seis mayores bancos españoles (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell y Bankinter) no han pagado, en conjunto, ni un solo euro por el Impuesto de Sociedades desde el inicio de la crisis económica, pese a haber ganado 84.000 millones mientras tanto (en realidad, han tenido un saldo a su favor con Hacienda de 164 millones de euros). Si hubieran pagado solo el 10% de esos beneficios el Estado podría haberle dado 1.600 euros a los 5,22 millones de pensionistas españoles que tienen una pensión de menos de 1.000 euros.

Un buen ejemplo de cómo y a costa de quién se ha producido la recuperación que ha promovido el Gobierno de Rajoy es que una sola de las grandes empresas, ENDESA (que antes era de todos los españoles y fue vendida al capital privado por el Gobierno de Aznar) repartió en un solo año, 2014, el mayor dividendo de la historia de España: 14.600 millones de euros. A cambio, en España tenemos la luz más cara de Europa antes de impuestos y doce veces menos energía solar que en Alemania, porque Rajoy entregó la cabeza del sector a la señora Merkel nada más empezar a gobernar.

El Banco de España ha estimado, muy a la baja, que de los 54.353 millones de euros que se han dado en ayudas a la banca, sólo se habían recuperado 3.873 millones a finales del año pasado y que finalmente no se llegarán a recuperar ni 15.000 millones.
De 2007 a 2016, la participación en la renta nacional del 10% más pobre de la población española descendió un 17%, mientras que la del 10% más rico creció un 5% y la del 1% más rico, un 9%.

Teniendo en cuenta todos estos hechos, algunos informes afirman, yo creo que sin exagerar, que la recuperación económica en España ha beneficiado cuatro veces más a los grupos de renta más alta que al 90% más pobre de los españoles. Y con una recuperación tan desigual es natural que el presidente Rajoy diga que no se pueden subir las pensiones.

Por si no se pueden subir las pensiones no es porque no haya recursos, sino porque Rajoy y su Gobierno los han venido distribuyendo a favor de los que ya tienen más de por sí. Y lo lamentable es que ni siquiera harían cambios extraordinarios para que las cosas fueran de otro modo (como está ocurriendo, sin ir más lejos, en Portugal):

– Dice Rajoy que no hay dinero para subir las pensiones, pero cada año se destinan casi 5.000 millones de euros a desgravar a los ahorradores que tienen fondos de pensiones privados. No se solucionaría con ello el problema, pero permitiría una subida de unos 2.000 euros anuales a los 2,6 millones de pensionistas que cobran menos de 600 euros al año. Y, por si eso fuera poco, el Gobierno se va a gastar alrededor de otros 5.000 millones de euros en rescatar autopistas de peaje, con las que han ganado miles de millones sus constructores.

– Sin necesidad de subir los impuestos sino solo avanzando en la reducción de la economía sumergida (entre 150.000 y 200.000 millones de euros) o el fraude fiscal (que algunas estimaciones sitúan en 70.000 millones), tratando simplemente de alcanzar el porcentaje del PIB que la recaudación de los grandes impuestos representa en Europa se podrían recaudar unos 25.000 millones anuales adicionales. Y eso, por no hablar de lo que se podría hacer si las grandes fortunas españolas tributaran mínimamente por los 120.000 millones de euros que se calcula que tienen en paraísos fiscales.

– Dice Rajoy que no hay dinero para pensiones pero sí hay para dedicar (en términos reales y sin la ocultación con que los presenta el Gobierno) más de 18.000 millones de euros anuales a gasto militar. Y mientras que Rajoy dice que no hay recursos para las pensiones su Ministra Cospedal se ha comprometido a doblar este gasto en los próximos siete años.

Con una recuperación con cargas y beneficios tan mal repartidos es imposible subir las pensiones. Y si seguimos con un modelo económico al servicio de la banca que gana dinero creando deuda o encareciendo artificialmente la financiación a base de comisiones, y de las grandes empresas que destruyen el mercado interior o que explotan nuestras cadenas de creación de valor, será imposible incluso mantenerlas en el futuro.

Para mejorar y garantizar nuestras pensiones públicas es imprescindible un pacto nacional que modifique las grandes coordenadas en que se viene basando nuestro modelo económico, que alcance acuerdos sobre la distribución de las rentas y las ganancias de productividad, que reparta los esfuerzos para invertir en el futuro, que apoye a las empresas españolas que pueden crear y dedicar su valor añadido a crear empleo y riqueza en nuestro país, que garantice la inversión en I+D+i, que imponga mínimos de justicia fiscal, que sanee nuestro sistema educativo… Sé que son objetivos difíciles porque chocan contra el statu quo político y contra los privilegios de las grandes empresas y bancos pero lograrlos es la única manera de hacer que España no sufra crisis más profundas en un futuro que puede ser inmediato, por ejemplo, si los mercados financieros se ponen feos y comienzan a subir los tipos de interés.

11 comentarios

Carlos Herranz Martin 7 de marzo de 2018 at 08:38

Sr. Juan Torres López, en primer lugar decirle que siempre que puedo, leo lo usted escribe, y normalmente estoy de acuerdo, mas o menos como con el articulo de hoy.
Me atrevo a dar una opinión, sobre los problemas que asolan este país, este mundo en general.
En una economía capitalista, con todos los medios de producción en manos de los terroristas financieros y con el desarrollo tecnológico actual, el paro, las pensiones, la sanidad publica, etc, etc, solo se solucionaría con una epidemia de » Filantropía Solidaria» que les cogiese a todos los terroristas financieros.
Fuentes autorizadas me dicen que ellos ya tienen la vacuna.
Así que solo queda una solución, Economía Socializada.

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arnaldo martin 7 de marzo de 2018 at 12:18

Buen articulo
Aunque la reflexión es muy interesante, creo que el punto de vista elegido resulta un tanto incoherente con las conclusiones y la lógica del artículo. Yo lo miro desde otra óptica. Para acabar con las políticas de Rajoy es necesaria una mejor distribución de la riqueza, lo que implica, subir las pensiones, entre otras cosas.
Así que, aunque la recuperación del Rajoyanato, no sea suficiente para subir las pensiones, la única manera de librarnos del Rajoyanato, como política económica, implica subir las pensiones, entre otras medidas. Supongo que es una paradoja, pero también creo que es cierto. Y me parece que es su conclusión final, que tiene una apariencia contradictoria, debido a la premisa de la que parte al inicio del artículo.
Gracias

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Rafael Barragán Martín 7 de marzo de 2018 at 14:37

Te echaba de menos, Juan.
El problema de las pensiones, no tiene solución, mientras se siga robando, no se igualen los salarios, y se acaba con la precariedad laboral.

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Anronio Gonzalez 7 de marzo de 2018 at 15:22

Para ellos quizas sea mas conveniente invertir en Miami que subir las pensiones, al final todos ellos deberan salir huyendo y solo preparan su retirada. Segun los propios medios de Miami les llega mucho dinero de espana que por sup[eusto deben ser dinero sucio.

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copitodenieve 7 de marzo de 2018 at 17:39

Cómo siempre resulta reconfortante leer sus artículos porque son claros, concisos y van al ‘grano’; además, acompaña sus reflexiones con datos.
Pocas concesiones a las ‘clases populares’ pueden esperarse de un partido como el PP y de una personalidad tan gris como la del presidente del Gobierno.
En todo caso, tiene ud. razón en sus apuntes aunque sin romper el sistema resulta complicado transformar una estructura económica y social vendida como la única posible para este país desde los tiempos de ‘Isidoro’ por las élites económicas, políticas, Y sociales.
El gobierno de Aznar liquidó ‘las joyas de la corona’ aunque quiénes las vistieron y las dejaron en edad casadera fueron los gobiernos del PSOE que nunca rectificaron sus políticas neoliberales.
Veremos como salimos de ésta.
Un saludo profesor.

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jose adenso valles 7 de marzo de 2018 at 20:33

totalmente de acuerdo con usted , sin embargo todo eso que propone en mi humilde opinion ,solo se podria hacer fuera del marco europeo ,evidentemente con otro gobierno y por supuesto pagando las consecuencias ,tengamos en cuenta el problema de cataluña ,por una simple declaracion de independencia sin efectos juridicos de ninguna clase ,la que se formo a nivel de empresas y eso que supongo que la señora merkel no hizo una llamada diciendoles que sus empresas de automoviles se estaban empezando a poner nerviosas ,es decir a estas alturas con estos niveles de deuda ,mi impresion es que antes del 2020 los pensionistas ,funcionarios etc iremos a ventanilla a cobrar y la encontraremos cerrada ,ejemplos hay ,hubo y habra .Esto es la pos globalizacion ,los ricos del mundo se apoderan de todo y lo demas son daños colaterales.

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Pepe Sanchez 8 de marzo de 2018 at 07:10

Me extraña que entres en las coordenadas que ya estan desechando algunas voces de la coordinadora de pensiones:No cuestionar el Pacto de Toledo.
Sean como sean las circunstancias y las formulas para navegar hay algo fundamental:Acabar con las ideas que dieron pie al pacto de Toledo.
Las pensiones, como la sanidad, com la enseñanza, como… son un epigrafe mas en las cuentas del presupuesto estatal anual y su solución esta ligada a los demas gastos ,sean carreteras , médicos o peon de carrtera.El rimer paso es que vuelvan al todo gasto nacional donde nunca debieron haber salido.

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Yo 12 de marzo de 2018 at 13:49

Hola Juan. A la gente trabajadora no le coge en la cabeza el reparto de la riqueza puesto que piensa que eso es quitarle a los ricos lo que tienen y distribuirlo entre los pobres y éstos tienen la idea de que si ell@s llegan a ric@s no les gustaría que le quitasen sus ganancias pero el rico. Lo ven como algo imposible y delictivo. El millonario jamás dice que si llega a ser pobre algún día no le gustaría vivir con un salario bajo y explotado por horas interminables de trabajo y horas extraordinarias gratuitas. Podrías explicarnos en qué consiste el reparto de la riqueza? El reparto de la riqueza consiste en subir los sueldos en vez de quitarle el fruto entero al empresario? Saludos.

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Andres Niporesas 12 de marzo de 2018 at 18:17

Como leo muchos comentarios sobre el tema de pensiones voy a facilitar un enlace al mejor artículo-libro ya tenemos el de Juan y Vicenç- que he leído sobre este tema. Lo publicó en eldiario.es del colectivo «Economistas sin fronteras».
https://www.eldiario.es/zonacritica/trampas-futuro-pensiones_6_723087692.html
Este artículo nos hace pensar sobre el tema.

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Andres Niporesas 12 de marzo de 2018 at 22:46

Respecto al artículo citado pido un reflexión pausada sobre la siguiente proposición: «Es un error considerar que es el empresario quien soporta el peso de esas cotizaciones»-se refiere a las cotizaciones a la Seguridad Social-«En cualquier caso, quien soporta la carga mayoritariamente es el consumidor. La cotización se incorpora al precio como cualquiera de los restantes costes.» Efectivamente. Por eso profesor no entiendo cuando se propone imponer un impuesto a la banca o a cualquier otra industria para paliar el problema de las pensiones. Como el caso de las cotizaciones el impuesto sería trasladado al consumidor. La ideología pretende hacernos creer que el empresario es un Papa Noell que nos paga todo, y no es así.
Creo mas efectivo ampliar los tramos del IRPF, abandonando el límite del 45% llegando hasta el 90% y eliminar los topes de cotización a la Seguridad Social. Se reduciría el abanico salarial y actuaría como medida disuasoria de los desorbitados salarios de los directivos que también paga el consumidor.
Someter a los dividendos y rentas del capital al mismo gravamen que las rentas del trabajo. Al declarar por IRPF son menos vulnerables al fraude que si gravamos a las empresas con un impuesto a la producción que las puede hacer perder competitividad internacional.

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pedro rojas 15 de marzo de 2018 at 05:04

Si tuviésemos en una democracia como la que hay en Suiza se haría un referéndum vinculante y decidiríamos entre todos si queremos las pensiones indexadas al IPC o no. No necesitamos confiar o no confiar en nuestros representantes, que es donde Juan Torres parece que ve un problema, ya que en los únicos que tendríamos que confiar seria en nosotros mismos, como confían los suizos en ellos mismos. Por desgracia no tenemos una democracia como la Suiza y lo que tenemos es una monarquía como la marroqui con un rey que mete en la cárcel a quienes no le rinden pleitesía y se lo demuestran quemando su retrato.
Juan Torres habla poco de política pero cuando lo hace suele olvidarse Pedro Sánchez, de la gente que dirige el partido del PSOE, y de la responsabilidad que comparte con Rajoy y su PP en las decisiones que toma el actual gobierno.
Como buen conservador de izquierdas que es, tiene muy claro que el mundo se divide entre «derechas» e «izquierdas». Que los de «izquierdas» son los buenos y los de «derechas» los malos. Tiene claro que el PP es de “derechas” y el PSOE es de “izquierdas” lo que junto al papel estabilizador que desempeña el rey Felipe VI «el loco» dibujan su visión macro-política de lo que debe ser España. Una España amenazada en su unidad por desafío catalán, según él.
No voy a entrar a criticar la cosmovisión que tiene Juan Torres de este país, y que comparte con una buena parte de la “izquierda”, pero sí que voy formularle una pregunta:
…¿por qué no hacemos un referéndum vinculante y decidimos entre todos los españoles si se indexan, o no, las pensiones al IPC? …
De esta manera no tendríamos que confiar en que nuestros representantes hagan su trabajo ya que podemos hacerlo nosotros sin problemas. Aunque sospecho la respuesta de Juan Torres:
… “La Constitución Monárquica del 78 no permite que pueda convocarse un referéndum de estas características ni de ninguna otra característica. Los referéndum son ilegales en España y los que los convocan terminan en prisión acusados de rebelión contra… “El Imperio de la Ley”… “

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