Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Los sindicatos en la picota

En mi artículo de hoy en El País Andalucía comento los vicios y errores de los sindicatos mayoritarios pero también las razones que a mi juicio explican por qué se les ataca sin piedad y en mayor medida que a otras instituciones donde impera mucha más corrupción. Puede leerse aquí.

10 comentarios

Ivan 20 de octubre de 2013 at 14:57

Comparto el análisis crítico que hace Juan sobre la inmodélica transición y la colaboración necesaria de los grandes partidos y sindicatos para asegurar la perpetuación de los privilegios de la minoría en un sistema político de sufragio universal y libertades formales, pero, con la misla línea argumental, le diría que, si los sindicatos están en la picota, es más por méritos propios que por el ataque sin cuartel de la patronal, sus medios de persuasión y sus partidos compromisarios. Recuerdo haber leído recientemente que tan sólo el 5% del presupuesto de UGT procede de las cuotas de los afiliados. Mucho más censurable que la aceptación de unas reglas del juego que iban a hacer inviable la democracia es la aceptación por parte de los sindicatos de clase de financiación ajena a cargo de sus enemigos de clase,que, como demuestra la realidad, los ha convertido en sindicatos corporativistas al servicio de la burocracia que los dirige, mediante métodos escasamente democráticos, y de los intereses de la patronal.
Tan cierto es, como afirma Juan, que ningún derecho se habría alcanzado sin el apoyo de los sindicatos (de clase) como lo es que ningún derecho se habría perdido sin su traición. Recomiendo la lectura de un artículo de un sindicalista ejemplar, que representa las esencias más puras de CC.OO. y que, como estas y quienes piensan como él en el sindicato, viene siendo objeto de una cruel e injusta persecución: Agustín Moreno. Se puede acceder mediante el siguiente enlace: http://www.cuartopoder.es/tribuna/que-le-pasa-a-ccoo-con-las-pensiones/4675. Tomando a las pensiones como hilo conductor, Agustín Moreno pasa revista al cambio de rumbo experimentado en los dos grandes sindicatos desde que Micolás Redondo y Marcelino Camacho fueron descabalgados de la dirección por su actitud crítica hacia las políticas de corte neoliberal de PSOE y PP, para dar paso a un giro de 180 grados en apoyo o complicidad con estas. Así se explica el brutal retroceso en derechos de la clase trabajadora; el éxito de la macroestafa provocada por la crisis inmobiliaria (del mismo modo que ocurrió en el laboratorio argentino años atrás con la traición de los sindicatos y que ilustra muy bien el brillante documental «Memoria del Saqueo»); el descarado apoyo a las fusiones bancarias, los planes privados de pensiones y la entrada de la empresa privada en la gestión de la sanidad pública o que un hombre de ideología conservadora y próximo a FAES lograra convertirse en el representante de la burocracia de CC.OO. (Fidalgo). Nada de esto se hubiera logrado sin la traición a la clase trabajadora de los dos grandes sindicatos de clase, que, contrariamente a lo que señala Juan (en esto no puedo estar de acuerdo) están disfrutando de un pacto de silencio con los grandes medios de persuasión burgueses, que no están siendo nada críticos con sus desacertadas decisiones (fácil de entender por servir a su clase propietaria, la burguesía), del mismo modo que tampoco lo son los dirigentes sindicales, que siempre tienen la deferencia de pedir un trato excelente hacia los sicarios de la pluma que acuden a sus actos para posteriormente hablar de fracaso en las movilizaciones y objetivos (sin llegar a cuestionar a los líderes sindicales ni sus desleales posicionamientos ideológicos).
Dicho esto, coincido plenamente con Juan en la absoluta necesidad de que las clases populares dispongan de sindicatos de clase plenamente comprometidos con sus intereses. El proceso de transición política se instrumentalizó de tal modo que las mayorías humildes carecieron y carecen de la posibilidad de conquistar el poder, al asegurarse la burguesía el control de los dos partidos mayoritarios y de los grandes medios de persuasión encargados de crear opinión pública y el imaginario colectivo en que aquellos representaban el universo ideológico democrático, pero, al menos, los sindicatos de clase se mostraron fieles y combativos en los primeros años. Su pérdida en un modelo de reforma política del franquismo, supone un brutal retroceso que nos coloca a los trabajadores en una situación peor que en la última etapa de la dictadura, donde su actitud beligerante fue responsable de numerosas conquistas, que ahora están siendo arrebatadas. Por tanto, es absolutamente necesario que las mayorías nos organicemos en poderosos movimientos sociales, entre los que no pueden faltar los sindicatos de clase y donde los afiliados de CC.OO y UGT críticos con las políticas neoliberales (una aplastante mayoría) tenemos mucho que decir reclamando un funcionamiento democrático y expulsando a la clase dirigente minoritaria que los ha convertido en sindicatos corporativos a su exclusivo servicio.

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Mª Pia Uribe 20 de octubre de 2013 at 18:26

Durante mis 40 años de funcionaria he pertenecido a un sindicato y he visto de todo: Gente honrada y también mucha mafia. Es cierto que en los primeros años, cuando se estaba en la semiclandestinidad, todo era distinto. Recordamos con el máximo respeto y cariño a los compañeros del proceso 1001.
Con el paso del tiempo los Sindicatos, cual nuevos ricos,fueron cayendo en los mismos pecados que la clase política con la que establecieron un status de «hoy por ti y mañana por mi» que ha desacreditado a unos y a otros.
En absoluto pienso como el ex-viceprimer ministro Sr. Guerra que cuando se destapó el escándalo de su hermano dijo algo así como que hasta ahora habían robado los ricos y que no pasaba nada porque ahora lo hiciesen los pobres. Igualmente en una conferencia cuyo video creo, se publicó en estas páginas, con su habitual lengua viperina y desatando el entusiasmo de las masas, que siempre ha sido lo suyo, puso pingando a la Juez Ayala.
Creo firmemente que los que creemos tener una ideología de izquierda, estamos más obligados que nadie a luchar por los auténticos valores, pese a quien le pese,caiga quien caiga y nos duela lo que nos duela. Ya va siendo hora de que asumamos todo lo que nos hemos llevado por delante en esta, a decir de casi todos lo políticos (entre otros Trinidad Jiménez) «modélica Transición»

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patricio 20 de octubre de 2013 at 19:02

Patricio.
Se puede decir muy alto que los sindicatos mayoritarios , es decir UGT Y CC.OO se han convertido en sindicatos verticales.
No defienden al trabajador y están aplicando a sus trabajadores la nefasta reforma laboral de este nefasto Gobierno encabezado por Rajoy.
En la Administración pública en la que trabajo , los sindicalistas que veo como actuan y trabajan , la mayoría, buscan su propio beneficio y los trabajadores , a quien dicen que representan ,les importamos un pito.
Y llego a la conclusión de que el sistema democrático español está podrido.
Todas las Instituciones están tocadas . Excepto algún juez , no se salva ni el apuntador.

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A.Salvador 20 de octubre de 2013 at 20:42

No es tanto la cuestión cuantitativa de los menores casos de corrupción como la cualitativa del daño que hacen. Un solo caso de corrupción sindical o de partido de izquierdas, hace más daño a la causa anticapitalista que el montón que corrientemente se da en el mundo del capital (al fin y al cabo forma parte de su naturaleza). A ver qué ha pasado en Andalucía y qué limpieza se va a hacer. ¿O se tapará porque son los “nuestros”?
En cuanto al acomodo al sillón y las prebendas, viene de atrás. De la UGT nunca he esperado nada, vista su trayectoria durante el franquismo. Pero ¿Comisiones? Quien le vio y quien le ve. Se ugetizó a marchas forzadas y hoy son tal para cual. ¿Se imagina alguien al Méndez y al Toxo liderando movilizaciones a pie de tajo? Si pierden el culo de contentos cuando les llaman a la Moncloa o a la Zarzuela para pactar cosillas a la baja. Bueno, pues de ahí para abajo llevan una treintena de años de domesticación y descenso hacia la “moderación y la responsabilidad”, hacia la desmovilización de la lucha de verdad. (Lo explica muy bien Ivan). Solo hay que ver cuando cayeron en las corruptelas de los comités con delegados liberados que se fueron autoperpetuando, porque después de probar las mieles de los despachos a ver quien vuelve al taller y encima en plan militante. O de esas firmas de convenios nacionales en un despacho de Madrid, entre técnicos sindicales y patronales, con el desconocimiento de los trabajadores afectados.
Todo lo que se ha conseguido ha sido con la lucha reivindicativa de los trabajadores que han peleado, muchas veces sin el apoyo de sus propios grandes sindicatos. Y es desde esa postura de lucha que habrá que refundar la organización sindical. Siento decirlo pero desde los aparatos de CCOO y UGT ello no va a ser posible.

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J 20 de octubre de 2013 at 20:58

Aquí dejo un enlace para que veais cual es la financiacion de CCOO. Que no nos engañen más los medios de la derecha:
http://blog.comfia.net/gallery/21/Financiacion%20ccoo.pdf
También es verdad que la izquierda podríamos hacer un mayor ejercicio de informacion y de formación. Un saludo. Y Enhorabuena por su trabajo estimado Juan Torres.

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Sutter 21 de octubre de 2013 at 13:08

Totalmente de acuerdo con los argumentos expuestos en su artículo. Lo peor de todo es que estos defectos que menciona son de sobra conocidos por quienes forman parte de los sindicatos, no haciéndose nada para corregirlos en estos últimos treinta años (que se dice pronto). Todo lo contrario.
El centro de gravedad de la actividad sindical pasó hace tiempo de las empresas a los despachos, no por casualidad sino para justificar la actividad de unos cuadros inflados en número. Y no olvidemos el déficit democrático que se da en la elección de las ejecutivas sindicales provocado por el apego al cargo. La cantinela del reforzamiento de la actividad sindical en las empresas es un clásico de las ponencias en cualquier congreso sindical.
En cuanto a la financiación, un apunte. Todos sabemos (compañeros/as…) que el hecho de que se premie el número de delegados sindicales obtenidos en unas elecciones es un sistema perverso que tiene como consecuencia que el objetivo sea conseguir delegados a cualquier precio. Hartos estamos los trabajadores de ver cómo se pactan candidaturas a las elecciones sindicales entre los sindicatos mayoritarios y las respectivas direcciones de las empresas, presentando a candidatos «amarillos» para asegurarse el apoyo de la empresa en el proceso electoral: de aquellos lodos que Ud. expone vienen estos (y muchos otros) barros.

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Numeros 21 de octubre de 2013 at 20:53

Totalmente de acuerdo con sus argumentos y con los de otros comentarios.
Resumiendo yo diría que el motivo por el cual se ataca a los sindicatos más que a otras organizaciones quizás sea el mismo por el que a todos nos parece mucho más grave la pederastia cuando afecta a un cura que cuando afecta a un ingeniero de caminos.
Que la patronal robe al trabajador tiene un pase, pero que quien tenga que defenderlo lo haga se nos hace a todos mucho más difícil de tragar.

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Alfonso Casas 22 de octubre de 2013 at 20:30

De acuerdo con casi todos los comentarios, no con http://blog.comfia.net/gallery/21/Financiacion%20ccoo.pdf#sthash.Af14lbBD.dpuf, llevo denunciando esto hace 20 años, desde que cambiaron el rumbo, lo peor no son los sindicatos, son los afiliados, los ciudadanos, hemos ido haciendo dejadez de nuestras obligaciones de nuestros compromisos de trabajadores.
A los compañeros disidentes decirles que jamás cambiaréis el rumbo de vuestros sindicatos, desde dentro jamas se ha cambiado nada, hay que renacer de las cenizas como el ave Fenix, cuando alguna empresa de servicios no da, el servicio que queremos, nos cambiamos de empresa y a otro asunto, los trabajadores han perdido este concepto, nos hemos aburguesados y nos da miedo cualquier cambio.

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Fran 26 de octubre de 2013 at 02:13

Bueno, si los grandes sindicatos se han convertido en verticatos, lo que toca es la misma estrategia de los comunistas en la dictadura, INFILTRACIÓN y TOMA DE PODER.

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Txarra 29 de octubre de 2013 at 21:07

A esta telaraña que han tejido sobre nosotros, han contribuído todos los que cobraban del pueblo, todos por acción y nosotros por omisión. Para poder regenerar la política deben irse y desmontar todo este sistema viciado que genera viciosos. Que nos dejen hacer, que gente hay que tiene claro, que hay que estar ahí para servir al pueblo, no para avasallarlo.
Saluditos

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