Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¿Quién quiere privatizar las pensiones públicas aunque diga lo contrario?

En las últimas horas se ha levantado revuelo en los medios de comunicación porque el presidente Pedro Sánchez ha acusado al Partido Popular de querer privatizar las pensiones. Enseguida, desde el Partido Popular lo han negado, concretamente a través de mi amigo Daniel Lacalle (la noticia aquí).

Como siempre, el debate (si a estos rifirrafes se le puede llamar debates) tiende a generar confusión por los términos en que se plantea.

Es cierto que en España, salvando a algún ultraliberal sin responsabilidades políticas, casi nadie aboga por la sustitución completa del actual sistema público de pensiones (basado en el reparto, es decir, en que los cotizantes actuales financien con sus salarios las pensiones actuales) por otro de capitalización (basado en que cada persona ahorre lo que pueda, que ese ahorro lo gestionen fondos de inversión y que el ahorrador “rescata” ese ahorro más los intereses como pensión).

Las razones de por qué no se defiende abiertamente la privatización de las pensiones públicas son tres. La primera, que la inmensa mayoría de los votantes de todos los partidos prefiere y defiende que se mantengan como tales. La segunda, que es muy difícil de vender lo que la experiencia de los fondos de pensiones de capitalización privada han demostrado: que son muy inseguros, poco rentables y que terminan por dejar tirados a los ahorradores si no son rescatados con dinero público, bien a través de ayudas fiscales o directas del gobierno. Y la tercera, porque es muy comprometido decirle a los votantes que lo que en realidad se está proponiendo es un sistema que sólo va a proporcionar pensiones de jubilación a quienes a lo largo de la vida laboral hayan podido ahorrar, algo que con los salarios actuales no puede hacer todo el mundo.

Es por esas tres razones por lo que ni los propios liberales ni los bancos y demás entidades financieras que son quienes más están interesados en que haya un sistema de capitalización que les permitiría manejar una suma inmensa de ahorro, defienden un cambio radical. Y es por eso que desde hace años han optado por plantear una estrategia más sutil para llegar a la privatización: dejar que el sistema de pensiones públicas se vaya debilitando sin que se note mucho (básicamente reduciendo la pensión por diferentes métodos), al mismo tiempo que fomentan que la gente vaya recurriendo cada vez más al ahorro privado mediante incentivos, publicidad, ayudas fiscales y, sobre todo, con un discurso catastrofista y machacón orientado a convencer a la gente de que en el futuro no será posible que haya pensiones públicas (sobre todo, por un argumento falso pero muy convincente de crecimiento demográfico).

Pero es evidente que quien propone que una parte de las pensiones se financie a través de un sistema de capitalización está defendiendo que se privaticen las pensiones públicas, en todo o en parte. Y es evidente también que, en un sistema de vasos comunicantes, es decir, de recursos limitados, más recursos en el lado privado supone menos en el público y, por tanto, su muerte a cámara lenta.

Por eso llevan razón quienes dicen que darle cabida al sistema de actualización es privatizar las pensiones, aunque quienes proponen esto último digan al mismo tiempo que quieren que eso se vaya compatibilizando con el sistema de reparto.

Seamos serios. Cómo puede decir que no defiende la privatización del sistema (no digo en el todo y a corto plazo, pero desde luego que sí en parte y condicionando el medio y largo plazo) quien propone: a) que bajen las pensiones públicas b) que se creen mecanismos de capitalización (en el sector privado) para proporcionar pensiones privadas y c) que se den ayudas a los fondos privados que gestionan ese ahorro,

Por eso me extraña que diga el Partido Popular que no busca privatizar las pensiones. Las declaraciones de sus dirigentes en ese sentido son muy numerosas y los medios han dado buena muestra de ello. Por ejemplo:

Rajoy aconseja ahorrar para «complementar» la pensión

El PP aplaude la mejora de las condiciones de los planes de pensiones privados porque “mejorará la capacidad ahorradora de los españoles”

Villalobos quiere ‘privatizar’ las pensiones

El Gobierno incentiva que los jóvenes contraten planes privados para complementar su pensión de jubilación

Daniel Lacalle (amigo a pesar de la enorme distancia ideológica que nos separa) también ha defendido en muchas ocasiones la puesta en marcha de un sistema de capitalización privado como complementario del público. Por ejemplo, en los siguientes videos o artículos:

La Realidad de las Pensiones y el Populismo

Video: ¿Están en riesgo las pensiones?La demagogia de las pensiones.

“Destopar”, pegarse un tiro en el pie

Pensiones y estimaciones de burbuja

Mentiras y medias verdades sobre el sistema de pensiones chileno

¿Quién pone en peligro las pensiones?¿Cómo pagamos las pensiones?

Y me choca, por último, que quienes defienden la privatización de las pensiones a través del sistema de capitalización renieguen de su ideología liberal. No lleva razón Daniel Lacalle cuando dice que defender la privatización o el sistema de capitalización no es algo propio de los liberales. ¡Claro que sí! Es algo evidente.

Otra cosa es que en las filas de otras corrientes, y particularmente de la socialdemocracia, se hayan infiltrado con frecuencia y con gran influencia a veces, esas ideas liberales. De hecho, uno de los pocos responsables políticos liberales que tuvo la valentía y la coherencia de defender la privatización a través del sistema de actualización fue David Taguas, cuando era director de la Oficina Económica de La Moncloa con Rodríguez Zapatero (en la revista Panorama Social, 2007, nº 4). Y otro Pedro Solbes puso en marcha también mecanismos de ayuda a las pensiones privadas a pesar de estar en las filas de un partido supuestamente socialista.

Otro debate es si la defensa de la privatización (total o ahora parcial para que termine siéndolo al completo con el tiempo) tiene detrás razones científicas que justifiquen su bondad o si se trata de una propuesta que se realiza sólo por razones ideológicas que al final sólo terminan beneficiando a las entidades financieras que gestionan el ahorro y a los grandes patrimonios financieros. Aunque mi idea es esta última, no es esta cuestión materia de este artículo.

Quien desee saber más puede leer el libro que escribí con Vicenç Navarro titulado Lo que tienes que saber para que no te roben la pensión, o buscar información en las web de otros economistas críticos o de grupos como Economistas frente a la crisis, en donde se pueden encontrar análisis muy rigurosos al respecto.

6 comentarios

Esther Manzano Moreno 6 de abril de 2019 at 13:34

«…mi amigo Daniel Lacalle…»
Tu amigo?

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JANO 6 de abril de 2019 at 20:13

Señor Torres: llevo años oyendo esta matraca. Para mí, es totalmente falso que no puedan mantenerse las pensiones públicas. MIENTRAS un país produzca riqueza, las pensiones públicas están aseguradas. Solamente no se puede repartir lo que no existe. Ni es un problema demográfico, ni mucho menos de cotizantes. Me explico: las pensiones públicas actuales son una idea de finales del XIX que se han llevado (más o menos) a la práctica en el siglo XX. PERO estamos en el siglo XXI. El «palito» ha cambiado de lugar, aunque algunos sigan anclados al pasado. La solución pasa por AMPLIAR EL CONCEPTO DE «TRABAJADORES EN ACTIVO». Hoy día -y cuanto más avance la empresa 4.0 más- los trabajadores cotizantes serán menos, porque solamente miramos (como si tuviéramos puestas anteojeras para burros) a los cotizantes de carne y hueso, pero los trabajadores actuales son de metal, plástico y circuitos electrónicos. Estos obreros que aumentan el PIB, NO COTIZAN. Señor Torres hagan de una vez un estudios serio sobre el tema: un robot que sustituye 10 obreros que cobran 1000 euros son 10.000 euros que no cotizan para la caja de pensiones…es preciso, que sin poner en peligro la I+D+i+…los robots aporten al sistema PORQUE SON TRABAJADORES EN ACTIVO. Si no logramos eso, las empresas acabarán siendo (desde un punto de vista social) una especie de «agujero negro», capaz de adsorber todos los recursos que caen en su entorno, pero no dejan «escapar» ninguno, ni en forma de salarios, ni de cotizaciones para el bienestar ni nada…así vamos al desastre absoluto. Abran el debate por favor…

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Andrés 7 de abril de 2019 at 23:18

Una de las trampas que como profano del tema llama la atención es que en el sistema español hay un tope a la base reguladora sobre la que se calcula las cotizaciones .
Da lo mismo que uno gane 5000 o 50000 euros al mes; pagará lo mismo a la seguridad social. La excusa es que hay una pensión máxima.
¿Podría aclararnos sobre la evolución de los últimos 30 años de la base máxima de cotización y relacionarla con la evolución del IPC y del PIB por habitante en ese tiempo?

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Carlos Herranz Martin 8 de abril de 2019 at 07:09

Este planeta asqueroso en nos hacen vivir los dueños del poder, solo seria viable repartiendo el trabajo, y haciendo el trabajo «necesario» solamente, para que el planeta sea viable.
Las huchas de las pensiones son las «cajas fuertes» de los bancos, o sea los zorros vigilando las gallinas.

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el Blues 9 de abril de 2019 at 14:09

«del actual sistema público de pensiones (basado en el reparto, es decir, en que los cotizantes actuales financien con sus salarios las pensiones actuales) »
Este argumento, repetido por todo tipo de pelaje, ad nauseam, que no saben de lo que hablan y repiten como loros, es una falacia: las pensiones se optienen de los impuestos no de los salarios de quien trabaja.

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Javi Moya 12 de abril de 2019 at 11:42

Para ayer creo que era, el cúmulo de impuestos que iban de las tecnológicas, a la producción robotizada, pero no hay nadie que ponga el cascabel al gato. Ese deficit, es el que nos lleva a la ineficiencia en el reparto de la riqueza, al deterioro del estado de bienestar, que unicamente se nutre en los asalariados, y encima casi sin tramo progresivo.
Tasa de paro Alemana, 3.2, debido entre otras cosas a los minijobs, un puesto de trabajajo dividido entre dos personas, con la consiguiente transferencia estatal, por la precariedad del sueldo, ese es el futuro, y ha venido para quedarse.
Soluciones muchas, bajar el número de horas a la jornada laboral (OIT), mayor control y supervisión del sector financiero (incluido impuestos), las antes mencionadas a las tecnológicas, etc.
Pero lamentablemente sabemos quien tiene la sarten por el mango, mientras que se tuvieron que aguantar por el miedo al bloque del sistema económico planificado (la realidad de Bretton Wood), ahora ancha es Castilla.
Un saludo, maestro.

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