Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

Mercados: ¿hay alguien ahí?

Publicado en TEMAS PARA EL DEBATE, nº 206, 1/2012

 

Las políticas que se vienen aplicando en los últimos años que han supuesto un deterioro continuo de los salarios y de las condiciones de vida de las clases trabajadoras y de menor ingreso han sido posibles por la extraordinaria acumulación de poder en manos de los grandes grupos económicos y financieros.

 

Pero ese poder no se refiere solamente a su potencia económica o a su cada vez mayor capacidad para influir en las decisiones políticas. Esto, que es decisivo, se ha podido conseguir gracias también a su impresionante dominio de las fuentes del consenso social, de los sistema de mediación que moldean las mentes, los hábitos, las creencias y los prejuicios de la gente. No puede explicarse lo que está ocurriendo en el capitalismo neoliberal de nuestra época sin entender que el neoliberalismo es, quizá principalmente, una formidable máquina de crear convencimiento y legitimación mediante un control exhaustivo de los medios y de los procesos de información y adoctrinamiento.

 

Claras manifestaciones de esa estrategia civilizatoria son la constante pérdida de contenido de los conceptos relativos a la realidad social que se utilizan para construir los discursos sociales o la omnipresente insistencia en que no hay alternativa alguna a lo que se realiza desde los gobiernos.

 

Y no cabe duda de que se trata de una estrategia orientada a la sumisión y desmovilización que tiene éxito. Basta ver la pasividad (por más que haya intentos de romperla)con que se hace frente a las agresiones constantes que se han llevado a cabo y aún más en los últimos tiempos, cuando los gobiernos han tomado, sin apenas oposición, medidas de una contundencia quizá sin precedentes basadas en discursos cargados de mentiras solo para salvar la piel de los responsables de la crisis a costa del resto de la sociedad. A veces, como ha ocurrido con ocasión del vergonzoso indulto al consejero delegado del Banco de Santander, sin ni siquiera disimular la efectiva complicidad que se produce entre los poderes financieros y quienes hace tiempo vienen actuando como sus empleados y no como verdaderos servidores públicos.

 

Como parte de esa estrategia se ha difundido también masivamente en los últimos tiempos la idea de que «los mercados» son quienes imponen de manera inexorable las condiciones a las que ha de plegarse la política económica y que frente a ellos solo cabe el respeto, pues cualquier otra acción no redundaría sino en problemas imprevisibles.

 

Para que la expresión sea creíble se habla de los mercados como si fuesen un ente abstracto capaz de establecer e imponer su lógica de conformidad con leyes más o menos naturales que solo los técnicos pueden llegar a comprender pero que, en cualquier caso, nunca debemos tratar de alterar, so pena de sufrir los más terribles descalabros.

 

Por eso se habla de los mercados de forma tan impersonal, sin mencionar qué puede ser lo que haya en su seno o lo que en realidad determina o condiciona sus decisiones. Aunque a veces, se les da vida y voluntad afirmando que «los mercados reclaman», «los mercados rechazan»… Incluso he llegado a leer que los mercados «sienten» o se encuentran más o menos «confortados» («La zona euro debe entregar algo que calme a los mercados y por el momento los mercados sienten que no se les ha dado algo que los conforte»)… como si un mercado fuese un ente de carne y hueso que gime o se alegra como una persona cualquiera.

 

Lo curioso es que hay algo de verdad en lo que se afirma al referirse de esa manera a los mercados. Es cierto que en su seno hay respuestas, preferencias, imposiciones, lamentos, exigencias, órdenes, normas… que se quieren imponer a la sociedad en su conjunto pero el fraude consiste en presentarlas como si fuesen propias de entes impersonales y no de las personas de carne y hueso que en realidad los dominan.

 

Los mercados son realmente como los muñecos que parece que hablan pero que solo mueven la boca gracias a los dedos del ventrílocuo de quien salen las palabras y sonidos con los que engaña a su público.

 

Ni esos muñecos tienen por sí solos nada que decir ni los mercados por sí mismos tienen preferencias ni pueden reclamar otra cosa que no sea lo que prefieran o reclamen los sujetos que en las relaciones de intercambio que se llevan a cabo en su seno disfruten de mayor poder de apropiación; es decir, de mayor capacidad para imponer los términos y reglas que dominen el intercambio y el ecosistema social en el que se lleva a cabo.

 

El engaño empieza tratándonos de presentar a «los mercados» como un mecanismo perfecto y capaz de producir soluciones satisfactorias para todos cuando sabemos perfectamente que eso es imposible. Ni siquiera podría proporcionarlas el que la teoría económica presenta como la fuente de la asignación de recursos óptima, el mercado de competencia perfecta, porque esa asignación óptima es compatible con cualquier tipo de resultado distributivo y es evidente que no todas las personas estarían dispuestas a aceptar como bueno cualquiera de ellos.

 

Se difunde también la idea de que gracias a los mercados es posible resolver los problemas del intercambio sin intervención ni injerencias indeseables porque no precisan de la mano odiosa de los políticos, de los burócratas o de nadie que determine qué se debe o no hacer para que funcionen correctamente. Otra falsedad pues la realidad es que incluso el mercado más primitivo y elemental (pensemos sin ir más lejos en el que informalmente generan los niños en el patio del colegio cuando intercambian cromos) debe estar regulado por algún tipo de norma o derecho que fije lo que se puede y lo que no se puede hacer en el intercambio (y si no, recordemos lo que nos podía acaecer a la salida del cole si nos atrevíamos a incumplir con la promesa de entrega del cromo).

 

Todos los mercados necesitan reglas y normas, y funcionan o reclaman o sienten, por utilizar los términos al uso, de una u otra manera en función de lo que los grupos con poder para ello han establecido en las normas que los regulan.

 

Para poder disimular todo esto lo que se hace es ocultar la presencia de esas personas comunes y corrientes o de los grupos que disponen de esos poderes de apropiación, de la capacidad de establecer lo que se hace o no en los mercados. Sin mencionarlos, ocultando que no existen en realidad «los mercados» como fuentes de preferencias y decisiones sino personas o grupos que las imponen, es como se puede garantizar el sometimiento.

 

Otra cosa sería si se le explicase a la gente que cuando se habla, por ejemplo, de «los mercados» farmacéuticos estamos hablando de un ámbito en donde 10 compañías controlan  casi el 55% de todas sus actividades; que seis grandes compañías controlan la industria discográfica mundial; que diez 10 empresas controlan el 80% del mercado global de pesticidas: otras diez el 80% del comercio mundial de los alimentos y la totalidad del mercado internacional de petróleo o el 80% del mercado global de pesticidas. O que algunos mercados están incluso más concentrados en pocas manos que los anteriores. Que cuatro compañías controlan el 70 por ciento del comercio mundial de comida. Que en España, siete empresas controlan tres de cada cuatro alimentos que compramos, cinco controlan una de cada dos y una empresa (Carrefour) controla uno de cada cuatro alimentos que compramos (http://www.exporetail.com/espanol/pdf/estudio.pdf). Cuatro empresas controlan el mercado español de café y tres el de café tostado molido (Kraft Food, Sara Lee/DE y Nestlé). Solo dos compañías (Cargill and Archer Daniels Midland) controlan tres cuartas partes del comercio mundial de granos y una empresa, De Beers, controla el 75% del comercio mundial de diamantes (The Oligopolies).

 

Y eso por no hablar de los mercados financieros, en donde la concentración es incluso aún más mayor y, como estamos viendo, más peligrosa y creciente a medida en que se vayan aplicando las medidas que los poderes efectivamente dominantes han logrado imponer a los gobiernos para «salir» de la crisis.

 

Baste saber que según The New York Times (“A Secretive Banking Elite Rules Trading in Derivatives“) solo nueve personas (Thomas J. Benison de JPMorgan Chase & Company; James J. Hill de Morgan Stanley; Athanassios Diplas del Deutsche Bank; Paul Hamill de UBS; Paul Mitrokostas del Barclays; Andy Hubbard de Credit Suisse; Oliver Frankel de Goldman Sachs; Ali Balali del Bank of America, y Biswarup Chatterjee de Citigroup) que «se reunen el tercer miércoles de cada mes en el Midtown de Manhattan» dominan el mercado de los derivados financieros, es decir, unos 700 billones de dólares, lo que más o menos viene a significar que dominan el mundo.

 

Iago Santos ha demostrado que en España a finales de 2006 una veintena de grandes familias eran propietarias del 20,14 por ciento del capital de las empresas del Ibex-35 y una pequeña élite de 1.400 personas, que representan el 0,0035 por ciento de la población española, controlaba recursos que equivalen al 80,5 por ciento del PIB (Una aproximación a la red social de la élite del poder económico en España).
Ellos son «los mercados».

 

 

13 comentarios

Andrés Hamerlinck 9 de enero de 2012 at 23:01

Siempre se ha dicho que un Estado de Derecho no puede ceder ante el chantaje de unos terroristas o secuestradores de aviones o barcos. Se dice que una vez que se cede, los terroristas/secuestradores se envalentonan y piden cada vez mas. La claudicación de los estados ante los mercados es otro ejemplo de que cuando cedes, cada vez exigen mas.

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j.alberto 10 de enero de 2012 at 14:08

Si revisamos la historia pasada y reciente con ojos puestos en la economía que imperaba en esos momentos, podemos observar como curiosamente los pueblos crecían en todos los órdenes cuando sus gobiernos fuesen éstos de la ideología que fuesen siempre controlaban la emisión del dinero fiduciario (sin base en metales preciosos).
Pero cuando el dinero tenía una base en metales preciosos o eran elementos ajenos a los gobiernos los que controlaban la emisión del dinero los pueblos eran sojuzgados por éstas élites.
Recordaré que la mayoría de los economistas cuando hablan del dinero lo hacen en términos de la función del mismo pero no de lo que es el dinero, han perdido quizás la perspectiva.
Recordemos que muchas veces perdemos de vista el origen de las cosas y luego nos enredamos de mala manera sin saber como deshacernos del lío. No estaría de más que recordemos que la economía se fundamenta en el trueque de bienes y servicios y que para facilitarla se “transfiere” el valor de los bienes y servicios al “dinero”, pero que por arte de magia éste mantiene el valor original mientras los bienes que dice representar se deterioran, no tendríamos que pensar que estamos haciendo algo mal desde el principio, pues obviamente no hay igualdad de condiciones entre la oferta (bienes y servicios) y demanda (dinero).
SALUD.

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sanalunas 10 de enero de 2012 at 14:42

Venga a decir que la democracia no tiene que ceder frente a los terroristas, los piratas, los secuestradores… y nuestros representantes de izquierda, elegidos democráticamente, indultan a uno de los que han contribuído directamente a esta crisis financiera y al clima de corrupción en el que vivimos.
De paso, se ha legislado para que los carteristas y ladronzuelos de poca monta puedan ir a la cárcel cuando acumulen delitos.
Los pobres pagan más la inseguridad que los ricos, y fácilmente se apuntan a medidas populistas como que los ladronzuelos reincidentes vayan a la cárcel. A la vez, se sienten impotentes frente a un gobierno que indulta a un representante de la mafia financiera organizada, que desngra a diario las rentas de los trabajadores.
Reflexione el PSOE en su congreso, que así no vamos a ninguna parte. Los trabajadores no tienen quién les represente, porque quién se llama obrero, les ha inflingido traiciones serias. Mucho tiene que cambiar el PSOE para ser de nuevo creíble en nuestra sociedad. Y su hueco no es fácil de llenar.

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e 10 de enero de 2012 at 18:09

Al final después de tantas vueltas volvemos al principio, el dinero vuelve a manos de unos pocos, fin de las clases medias, retorno a la oligarquía.
Se vivirá peor seguro, y eso será para todos para los que tengan mas y para los que tenemos menos.
Aumento de la inseguridad ciudadana, robos, secuestros, asesinato,pobreza y marginación…
Al fin y al cabo lo único que nos diferencia del tercer mundo, es el reparto pseudo equitativo de la riqueza.
En fin ellos atesoran el 80% de la economía mundial, y nosotros estamos a 3 nóminas de la exclusión social.
Me imagino que les debe salir a cuenta hundir el barco, aunque a mi siempre me surge la misma pregunta, estos Sres. tienen empresas y viven de ellas, hasta ahora nosotros eramos los consumidores de sus productos, si perdemos poder adquisitivo, quienes serán sus nuevos clientes?

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LuisP 10 de enero de 2012 at 19:32

Tal acumulación de poder y dinero no hay Dios que lo perdone, son consecuencia directa de guerras, hambre, millones de muertes y miseria.
Al «mercado», esos cuatro zeñoritos que prostituyen al resto del mundo hay que intervenirlo y nacionalizar todos sus bienes (robados).
No creo necesario decapitarlos pero si condenarlos a trabajos forzados.
O ellos o nosotros.
Esto no soluciona la crisis del sistema pero la justicia, un mínimo de justicia, esta por delante del capital.

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juanjo78 11 de enero de 2012 at 00:42

Sin lugar a dudas, la política que se está aplicando deteriora los salarios y se está liquidando el estado de bienestar.
Ahora bien, nos inculcaron a tener una vida consumista sin precedentes, alguna razón tendrían.
Muchas personas, ahora grandes fortunas, se han enrequecido gracias a ese consumismo feroz, que parece tener los días contados.
Mi pregunta es, si hoy en día, el poder absoluto lo tiene el dinero (que por cierto siempre ha sido así), como estas grandes fortunas permiten a cuatro listillos poner patas arriba esta sociedad de consumo ya consolidada……al no ser que un mercedes determinado que valga hoy 50.000 € cueste dentro de tres años 8.000 € para seguir comprándolo….sino, como pondrán mantener este estatus los ricos si ya no venden. Un saludo y hasta pronto.

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MDF 11 de enero de 2012 at 18:20

Crónicas de «Spainlandia»:
¿De qué os sirve un rey que sólo firma, desfila y come?. ¿De qué os sirve un gobierno que sólo conoce de imponer costes a los más para entregar beneficios a los menos?. ¿De qué os sirve un parlamento que sólo veis cuando os engañan para ser votados y que sólo vota para que seais engañados?. ¿De qué os sirven unos sindicatos que hablan para que cedais y ceden para que os resigneis?. ¿De qué os sirve una Europa que esquilma vuestras cosechas, vuestro ganado, vuestra pesca, vuestro carbón, vuestros barcos, vuestra industria… y que a cambio sólo os aporta carreteras que llevan a ninguna parte?. ¿De qué os sirve un euro en cuyo interior se aloja sólo el hambre y la desnudez, el frío y la desidia, la aflicción y la ruina?. ¿De qué?.
¿Albóndigas o lubina?. Chivatazo a la Casa del Rey. El gran fraude. Funciones represivas del ejército, Compañías privadas que vuelan desde Santiago de Compostela reciben dinero público. Tú pagas, y el Deustche Bank cobra. 90 políticos se reparten 800.779 euros. El golpe de estado financiero. España en llamas. La Banca alamena exige más. Goldman Sachs gobierna España. 28% de los empresarios se plantea nuevos despidos. El paro de larga duración se ha quintuplicado. Los SIN-DIKATOS. El Banco de Alimentos de Vigo atiende a más de 14.000 personas al mes. Alarma en Grecia por el abandono de niños debido a la crisis. Castilla – La Mancha: el Decreto del PP provoca que 15.500 dependientes no accedan a prestación… Pulsar «Entrar» en:
http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm

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Cristina 11 de enero de 2012 at 18:50

Este artículo describe muy bien el despotismo. Especialmente porque pone la clave en la invisibilidad del déspota. Ese ser humano que a fuerza de no ser visto lo construimos con nuestra imaginación como si fuera un dotado suprahumano. En este régimen es fundamental no verlo como es, no más que uno de nosotros. De ser así le perderíamos totalmente el respeto y no duraría en su silla ni un instante más. Esto es lo único que hace fuerte a este modelo de gobierno, con lo que en realidad es muy frágil. Entre el déspota y el pueblo no hay pacto. El déspota es arbitrario y nunca sabemos con qué nos puede salir. El miedo a la incertidumbre hace lo demás. Así fue con la monarquía absoluta en el XVI y así es ahora con el despotismo del mercado financiero internacional. Pero ya sabemos que esta ecuación arbitrariedad- incertidumbre- miedo= reverencia al poderoso,un día se rompe.
Salud y buen año. Ánimo.

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Manolo G. 12 de enero de 2012 at 01:57

HAY QUE FOMENTAR EL TRUEQUE EL CAMBIO DE COSAS SERVICIOS TODO LO NQUE SE PUEDA TODO LO QUE HAGA QUE EL DINERO QUE NOS TIENE ESCLAVIZADOS DEJE DE SER TAN NECESARIO POR AHI HABRIA QUE TIRAR PARA CREAR UN MUNDO LIBRE JUSTO Y ANTICAPITALISTA

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antonio 12 de enero de 2012 at 10:13

Esta és una buena respuesta a los supuestos cursos de economía que los ultraliberales tienen disponible en Youtube de la mano de un mal llamado «profesor» Huerta, los cuales son un insulto no solo a la inteligencia económica si no a la de cualquier ciudadano. Deseo que este articulo sirva para desmentir todas las teorías expuestas en esa serie de videos.

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Irene de Paz 12 de enero de 2012 at 18:05

Es la primera vez que participo con mi humilde opinión, ya que no poseo demasiados conocimientos pero me pregunto no estara ahora vigente mas que nunca la sicologia de masas, esas que llevaron al poder a Hitler, y que hoy llevan al poder al pp, en fin si alguien conoce la respuesta, sera digna de leer.

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juanjo78 13 de enero de 2012 at 10:27

Irene de Paz, para nada, la situación política, económica y social dista mucho de aquella europa en donde personajes como Hitler, Franco o Mussolini llegaron al poder de muy diversas maneras.
España en su esencia es progresista, el PP ni gana ni pierde elecciones, lo que consiguen es gracias algunas veces por el voto de castigo como ha ocurrido el 20N de los progresistas, o pierden porque estos se han movilizado. Si te fijas, su electorado siempre anda sobre los diez millones, ocurra lo que ocurra. Si no han llegado a los once millones, techo que aún no han conseguido en una ocasión tan perfecta como la de ahorra, se deduce que el PP pende de un hilo, a poco que la izquierda lo haga bien, convenza e ilusione, el PP tiene los días contados. Lo que ha ocurrido tanto en las autonómicas, municipales como en las generales es circunstancial, simplemente, que nosotros, los progres, auténticos críticos con nuestros gobernantes, somos capaces de decidir sin ser manipulados o tener el cerebro lavado como la gran mayoría de «fundamentalistas» conservadores. Sabemos que a veces decisiones dolorosas de no votar, o en nulo o a otra formación, puede llevar al PP al poder, pero ese es nuestro toque de atención para que nuestros líderes se pongan las pilas, o sea, estate tranquila Irene, un saludo y hasta pronto.

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Jose 16 de enero de 2012 at 14:24

Estos links están rotos:
http://www.exporetail.com/espanol/pdf/estudio.pdf
A Secretive Banking Elite Rules Trading in Derivatives

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