Ganas de Escribir. Página web de Juan Torres López

¿Quiénes son los adictos a la deuda?

Publicado en eldiario.es el 23 de mayo de 2017

Uno de los mitos más extendidos sobre la vida económica es el que afirma que la enorme deuda que se acumula en el mundo es consecuencia de que la gente nornal y corriente vive por encima de sus posibilidades y de que los partidos de centro-izquierda son muy pródigos cuando gobiernan, produciendo grandes déficit que la aumentan sin cesar.

Se trata, como tantas otras, de una falsedad que se desmiente fácilmente con el conocmiento elemental de los procesos económicos y con los datos. Pero que a base de repetirse miles de veces ha terminado por convertirse en un credo que la gente asume y que, gracias a ello, permite imponer las políticas económicas que benefician a otros.

Cuando se consigue que la gente crea que la deuda tan elevada se ha generado por su culpa, debido a su comportamiento irresponsable, se pueden ya  imponer medidas correctivas «de austeridad» y recorte en los gastos sin que sus beneficiarios protesten, o al menos sin que lo hagan suficiente o convencidamente, pues están convencidos de que deben expiar su culpa.

La trampa es clara: unos (los acreedores) generan la deuda en su beneficio pero hacen creer a los deudores que estos últimos son los responsables de ella, y así pueden imponerles más fácilmente las condiciones que aseguren el pago, multiplicado por los intereses, de la deuda. Y la trampa es tan antigua que la palabra deuda significa también culpa en muchas lenguas. Para Nietzsche el propio concepto de culpa procede del «tener deuda»: el deudor siempre es culpable.

Los datos, como he dicho, muestran claramente que son los gobiernos más a la derecha los que multiplican la deuda mientras que los de centro-izquierda suelen ser los que tienen que dedicarse a reducirla. Y la prueba más evidente de que son las políticas más liberales las que aumentan la deuda se tiene simplemente comprobando que su mayor incremento histórico se ha producido precisamente desde los años 80 del siglo pasado cuando comenzaron a imponerse generalizadamente.

El caso de Estados Unidos es paradigmático. El padre de la revolución conservadora que impulsó el neoliberalismo, Ronald Reagan, llegó a la presidencia diciendo que la deuda estaba fuera de control, cuando en realidad se encontraba en el nivel más bajo de los últimos 50 años. Pero lo que ocurrió fue que bajo su mandato y el siguiente de Bush padre la deuda se disparó como nunca antes, volvió a bajar con la presidencia demócrata de Clinton y nuevamente subió con Bush hijo. Y algo parecido se puede decir con la ingente deuda que los países más atrasados acumularon bajo gobiernos de derecha o extrema derecha a partir de los años 80. La banca internacional de la mano de la CIA impulsó golpes de Estado para imponer a dictadores civiles o militares cuya primera y principal tarea consistía en suscribir préstamos multimillonarios (muchos de los cuales ni siquiera llegaban a sus países). Las auditorías que se han realizado años después en algunos lugares han demostrado que ese endeudamiento fue un auténtico crimen contra sus pueblos, una deuda ilegítima y tramposa que las grandes potencias y los poderes financieros no tienen la vergüenza de reconocer como tal.

En España estamos viendo en estos últimos años que sucede algo parecido. Los ayuntamientos más endeudados son precisamente los del Partido Popular y cuando han llegado partidos o coaliciones de centro-izquierda se han de dedicar a reducirla con enorme esfuerzo.

Se ha dicho hasta la saciedad que el problema de deuda que ahora tiene la economía española se debe a que antes de la crisis la gente corriente vivía por encima de sus posibilidades pero los datos también contradicen esa idea. Según los del Banco de España, en 2008 a las familias le correspondía el 25% de la deuda total y el 35 % de la deuda no financiera (excluida la de los bancos, es decir, sólo la de las familias, la del sector  público y la de las empresas no financieras). A las empresas no financieras, el 33% de la total y el 47 por ciento de la no financiera. Al sector público el 11,8 % de la total y el 16% de la no financiera y a las entidades financieras, el 30,3% de la total. Y, además, el 49,1% de las familias y el 83,5% del 20% con menos ingreso no estaban endeudadas. Y la mayoría de las familias (73,4%) con menos renta (40%) solo tenían en aquel año la deuda correspondiente a su vivienda habitual.

En contra de lo que se quiere hacer creer, las familias y las personas corrientes, o las pequeñas y medianas empresas, no son las adictas a la deuda, y endeudarse no es lo que buscan los partidos políticos más progresistas. Todo lo contrario, son ellos quienes sufren la deuda como lo que es, una esclavitud resultado de la desigualdad y de las políticas de creación artificial de escasez y de bajos ingresos.

La razón de por qué la deuda es tan elevada en todas las economías es otra, doble y bien clara. Por un lado, porque es el negocio de la banca y ésta tiene suficiente poder como para imponer un modelo generalizado de crecimiento económico impulsado por la deuda para garantizar y aumentar sus beneficios. Y, por otro, a causa de los intereses que la multiplican sin cesar.

Gracias a las normas que regulan el sistema bancario desde hace décadas, la banca tiene el privilegio de poder dar prestamos creando el dinero que presta desde la nada, es decir, sin tenerlo previamente. Y es obvio que un privilegio como este no lo desperdicia sino que lo utiliza a la máxima potencia.

Si el negocio de la banca es dar préstamos (si solo recibiera depósitos se arruinaría) y lo que busca es aumentar su beneficio, lo que tiene que hacer es crear deuda constantemente. Para ello, utiliza su poder, que es enorme precisamente por ese mismo privilegio, para imponer las políticas que restringen el ingreso y que obligan a endeudarse constantemente, o que implican modos de vida (viviendas en propiedad) que necesitan financiación externa, o para corromper a los políticos y obligarlos a realizar gastos cuantiosos, sean necesarios o no pero que deben financiarse con su crédito.

Quien es adicto a la deuda es la banca porque esa es la fuente de sus ganancias y de su impresionante poder, no solo financiero, sino también mediático, cultural y político.

La segunda razón que hace que la deuda se multiplique es el interés.

El dinero que un banco central o un banco comercial da en préstamo viene, como he dicho, de la nada. Por eso los bancos centrales pueden prestar al 0% a los bancos privados, como igual podría hacer un banco privado o comercial (otra cosa es que el interés se utilice como incentivo o desincentivo en la vida económica). Pero éstos últimos lo prestan al interés más alto que pueden y, además, con fórmulas de interés compuesto que multiplican la deuda en poco tiempo: una al 7% se duplica en 10 años, por ejemplo.

Los datos que muestran el peso de los intereses en la deuda total son abrumadores. De cada 100 euros de deuda pública acumulada en el conjunto de la UE-28 de 1995 hasta finales de 2015, más de la mitad (57,6 euros), corresponden a intereses, en la eurozona 60,5 euros y en España 61,4 en ese mismo periodo.

Salvar a los bancos quiere decir que hay que crear las condiciones que les permitan seguir creando deuda. Y es precisamente por ello que en estos últimos años en que se han ido rescatando con inmensas cantidades de dinero público (que han obligado a endeudarse aún más a los Estados) lo que ha ocurrido es que la deuda ha vuelto a crecer espectacularmente. Lógico: un banco rescatado es el que de nuevo comienza a generar deuda.

Nos decían que había que imponer las políticas de recortes para que bajara la deuda pero lo que se buscaba era justo todo lo contrario: reducir la capacidad de generar ingreso propio para que los bancos volvieran a prestar y a crear deuda. Por eso en 2015 había en Europa cinco billones más de deuda pública que en 2007, y 2,4 billones más que en 2010. Y por eso la deuda total ha aumentado en 57 billones de dólares en todo el mundo desde 2007 a mediados de 2016, y la de los Estados ha pasado de 26 billones de dólares a 56,5 billones en ese mismo periodo.

La prueba del engaño es que la deuda haya subido de esa manera justamente en el periodo de aplicación de políticas de recortes sociales y rescate a la banca justificadas como las imprescindibles para disminuirla.

5 comentarios

alekine 26 de mayo de 2017 at 05:00

Los economistas hacen un trabajo magnifico cuando se dedican a extraer datos de la realidad económica que nos rodea. En esta actividad se comportan como científicos y utilizan muy bien todas las herramientas matemáticas que la ciencia pone a su disposición. Un trabajo silencioso y callado que no se valora lo suficiente dentro de la disciplina económica y que casi nunca es recompensado como merece.
De los datos que juan Torres expone con rigor en su articulo se pueden obtener estas tres afirmaciones-conclusiones:
1) En una economía monetaria el dinero es endogeno y es creado por los bancos.
2) Los bancos, después de quitar gastos, podrían sin problemas prestar el dinero a interés cero o incluso perdonar parte del principal.
3) Si no utilizas el cobro de los intereses, ni los criterios de solvencia para limitar la concesión de los créditos la lista de su demanda seria inabordable.
Vemos sin dificultad que lo que esta impidiendo cualquier cambio en el sistema crediticio actual es la obtención de unos criterios objetivos para la concesión de créditos que te garanticen los fines económicos y sociales que te hayas propuesto.
Para esto es para lo que se necesita una teoría científica de una «economía monetaria». Sin esa teoría sera imposible cambiar un sistema crediticio que esta llevando a la humanidad hacia el desastre.
En la actualidad, hasta la gente conservadora que hace unos días cantaba aleluyas de la Gran Moderacion se da perfectamente cuenta que si no cambiamos de rumbo en la economía todo se va ir hacer puñetas en cualquier momento.
Si se lo razonas y se lo demuestras, esas personas aceptaran los cambios aunque vayan en contra de sus intereses.

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José 26 de mayo de 2017 at 08:58

Así es, profesor. El sistema vive de ir captando rentas mediante deuda, captan hoy los futuros ahorros de mañana del trabajo productivo.Los pisos vendidos a precios estratosféricos captaron miles de millones futuros, en los bolsillos de esos promotores y banca prestamista. Explotó la bomba y todavía están trasvasando sus pérdidas desde la banca hacia el Estado. Y, para colmo, aquí viene ese nuevo presidente americano incitando a gastar más… en sus armas.Un circulo vicioso que les renta enormes ganancias y empobrece a los pueblos. Negocios, de eso va la cosa

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Jose L. Gómez Vizcaíno 26 de mayo de 2017 at 10:57

Extraordinario diagnostico y exposición. Gracias por su honestidad y claridad.
¿Una forma de frenar este agujero negro de la democracia, que se la está tragando, no podría consistir en que las familias dejaramos de pedir créditos y financiación durante un tiempo, por ejemplo un año?.
¿Otra forma no podría ser la negativa general a pagar créditos temporalmente, aunque sería mas gravosa para los morosos?.
Sería muy instructivo que nos hablara de ello.

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Jano 27 de mayo de 2017 at 18:36

Como siempre profesor Torres: en la diana. JAMÁS LE SACARÁN EN SUS TELES A HORA DE MÁXIMA AUDIENCIA.
Yo, de vez en cuando, recibo publicidad de bancos capullos que me ofrecen préstamos «para que pueda realizar mis sueños»….miro la propanganda y me digo: «hijos de puta; mi sueño más feliz es no deberos ni un euro»…me río y soy feliz….mi coche tiene más de 20 años, sigue siendo seguro y no ha dejado de funcionar ni una sola vez…y así todo. ¿deudas?…¡NO; GRACIAS!

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JOSE LUIS PEREZ ALVAREZ 31 de mayo de 2017 at 15:03

Gracias Juan por seguir dándonos esas pinceladas de conocimiento y exactitud en tus análisis que nos son tan necesarios para no seguir cayendo en las trampas de aquellos que solo nos quieren como rendimiento.
¿Para cuando un mundo sin economía financiera y sin Reserva Federal? ….. quizás sea mucho pedir, aunque ya lo hace hasta un candidato a la presidencia de Estados Unidos.
Un abrazo y mi reconocimiento.

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